El año pasado, según cifras oficiales, Colombia importó 13,8 millones de toneladas de alimentos. Si bien esto representa una reducción de más del 2 % comparado con el 2020 cuando fueron 14,2 millones de toneladas, el tema no deja de ser preocupante por cuanto pone en evidencia la vulnerabilidad alimentaria del país.

En un informe titulado ‘Nueva cultura alimentaria’, la organización ambientalista Greenpeace, alerta sobre la dependencia alimentaria al extranjero, pues alrededor del 30 % de los productos que consumen los colombianos son importados.

La ONG señala que “Colombia tiene una producción rica y abundante de alimentos; sin embargo tiene una tasa de importación alta”.

En ese sentido, Tatiana Céspedes, coordinadora de Campañas de Greenpeace Colombia advierte sobre la vulnerabilidad de estas cadenas de suministro que se vio claramente reflejado en pandemia, razón por lo cual hizo un llamado a privilegiar y proteger la producción agrícola local, teniendo en cuenta que la agricultura familiar, campesina y comunitaria provee el 70 % de los alimentos que abastecen los mercados locales y genera un 57 % del empleo rural.

40 millones de hectáreas es la frontera agrícola de Colombia y solo se están utilizando 6 ó 7 millones

80 % de los insumos agrícolas como maíz y soya que son para hacer concentrados son importados.

“Dentro del consumo generalizado en Colombia, el arroz es clave y se estima que al año un colombiano puede consumir hasta 41 kilogramos de arroz, la demanda es tan grande que Colombia necesita importar de Estados Unidos, Ecuador o de Italia para suplir esa necesidad”, indicó Céspedes.

“El modelo sistémico de la alimentación en Colombia debe ser revaluado, por eso desde Greenpeace ratificamos nuestro compromiso de proteger a las familias campesinas y de fomentar la compra de sus productos en las ciudades. Necesitamos promover la soberanía alimentaria, apoyar los modelos agrícolas sustentables que permitan reducir la huella ambiental, la degradación del ecosistema y pérdida de biodiversidad”, subrayó.

Entre tanto, Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, explicó que el país puede estar produciendo al año más de 36 millones de toneladas de alimentos.

Aunque en la gran mayoría de alimentos el país produce de más, es innegable el tema de las importaciones que obedece a la política agraria de 1990 y a la firma de los Tratados de Libre Comercio, TLC, que abrió las puertas a cientos de alimentos de países como Estados Unidos, China, México y Argentina, entre otros.

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Especialmente productos como maíz, trigo, torta de soya, frijol soya, cebada y aceite de soya cuya producción nacional es menor a la que se importa.

Sin embargo, Bedoya precisó que de las 13,8 millones de toneladas importadas el año pasado, solamente maíz son seis millones de toneladas, 1.572.000 toneladas es torta de soya, mientras frijol soya son 434.000 toneladas.

“Es decir que entre solo maíz y complejo oleaginoso son ocho millones de toneladas, la mitad prácticamente son las materias primas para producir el concentrado de los animales. Esto nos da claridad sobre lo que realmente pesa en las importaciones”, insistió el líder gremial.

Otro producto que se importa muchísimo es el trigo con 1.990.000 toneladas, que viene de Canadá y se utiliza en la industria panificadora. Este cultivo no se produce en Colombia desde hace muchos años.

Después viene la cebada que se utiliza en la industria cervecera con 336.000 toneladas, el azúcar, aceite de palma, carne de cerdo (118.000 toneladas); manzana (120.530 toneladas), lentejas (85.000 toneladas), carne de aves (79.643 toneladas), papa (76.000 toneladas), leche en polvo (45.000 toneladas) y arroz (31.700 toneladas), productos básicos de la dieta colombiana.

“La bandeja paisa sigue siendo colombiana porque el plátano y el arroz se producen más acá, y si es por el huevo, este no se importa. Hay mucho mito”, aseguró el presidente de la SAC.

La cruda realidad del Valle

Óliver Medina, coordinador de precios de la Central de Abastecimiento del Valle, Cavasa, confirmó que el departamento importa un gran volumen de frutas como pera, uva y manzana de países como Chile, Estados Unidos y Holanda.

Asimismo, productos como verduras y hortalizas y el ajo, además de la cebolla cabezona que no se produce en la región. No obstante, las importaciones también disminuyeron este año debido a la escasez de contenedores y barcos que tienen represados insumos y materias primas vitales para la producción agrícola, agroindustrial e industrial del país.

Por eso, el precio alarmante de algunos productos. “El Valle del Cauca fue otrora una despensa agrícola del país, ahora estamos importando entre un 70% y 72 % de los alimentos que consumimos”, señaló el vocero de Cavasa.

Las granos ingresan de Canadá, Estados Unidos, Bolivia y Ecuador, mientras los alimentos procesados llegan de Estados Unidos y países vecinos.

Uno de los alimentos que más afecta el precio de la canasta familiar, - la más costosa de los últimos tiempos-, es la papa, que aumentó 220 % por encima de su precio normal.

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Pero desde el pasado 13 de febrero se han realizado en la Central de Abastecimientos del Valle tres mercados mayoristas con una clara tendencia a la baja de algunos productos debido a una mejoría en los ingresos u oferta de alimentos.

Actualmente preocupa el incremento en el precio del arroz, que registró un aumento del 28 %, pues la arroba que estaba en $29.000 subió a $37.000.

“Es urgente que el Valle del Cauca despierte y vuelva a ser la despensa que éramos, ya que nuestra seguridad alimentaria pende de un hilo. Es necesario fortalecer lo que estamos produciendo e implementar lo que no tenemos como cebolla cabezona y papa para reactivar nuestra economía, porque estos dos productos pueden mover entre $10.000 y $15.000 millones mensuales”, dijo.

Lo mismo con zanahoria, lechuga batavia, ajo y muchos otros productos para que la seguridad alimentaria del Valle vuelva a ser soberana y no depender de otras regiones o países.

Según la SAC es urgente el tema de la conectividad digital y la educación para implantar herramientas tecnológicas que hagan más competitivo al campesino colombiano.

En esta región el paro nacional puso en evidencia esta situación luego de que se presentara una disminución del 19 % en el flujo de carga de alimentos, pues mientras en el 2020 la central comercializaba 32.377 toneladas mensuales, en el 2021 el promedio cayó a 26.231.

Medina confirmó que el año pasado unas 21.000 toneladas de alimentos ingresaron a la central mayoritaria por el puerto de Buenaventura, mientras la producción agrícola del Valle fue de 271.616 toneladas.

En tanto que para el 2020 la producción alcanzó las 356.666 toneladas, es decir que la oferta de alimentos disminuyó en un 30 % en el 2021. Esto se refleja aún en la escasez y precios elevados de algunos alimentos por los problemas de producción.

Finalmente, Francisco Lourido, presidente de la junta directiva de la Sociedad de Agricultura y Ganaderos del Valle, SAG, expresó que esta es una gran oportunidad que tiene el sector agropecuario en Colombia para inducir este tipo de cultivos, especialmente frutas, pero para ello se requiere financiación.

“Debemos hacer ua agricultura del siglo XXI, no la tradicional, para que el proceso de productividad a largo plazo sea rentable. Colombia es un país que no ha descubierto su potencial agrícola”, puntualizó.