Desde finales de marzo del 2020 cuando el Gobierno decretó la primera cuarentena en la historia de Colombia, que duró cinco meses tras la llegada del Covid-19, muchos se preguntan si las medidas y el cúmulo de decretos y normas han servido, o si fueron oportunas para frenar el avance de la pandemia, que llega ahora a su tercera ola.

El interrogante surge porque hasta ahora en el país se han contagiado 2,61 millones de personas (222.523 en el Valle y 156.677 en Cali), y pese a la aplicación de 3,45 millones de vacunas, el virus sigue circulando con fuerza. Preocupa, asimismo, que los fallecimientos ya suman 67.564, de ellos 6.827 en el departamento.

En medio de esa coyuntura hay sectores que consideran imposible soportar más medidas restrictivas, como los toques de queda continuos, ya que la larga cuarentena del 2020 dejó secuelas de las que aún no se recuperan familias, empresas, negocios y empleos.

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Al respecto, el presidente de la Cámara de Comercio de Cali, CCC, Esteban Piedrahita, sostiene que “el extremo de cuarentenas estrictas y generalizadas comporta enormes costos en varios frentes (incluyendo no solo el económico, sino el de salud mental) que rebasan sus beneficios en materia de contención del virus”.

En esa línea el dirigente indica que impedir que la gente haga deporte en exteriores, por ejemplo, o mantener jardines y colegios cerrados, no tiene ningún sentido desde el punto de vista epidemiológico.

Pese a lo anterior, los aislamientos obligatorios de la población (hasta de 72 horas por semana) regresaron a Bogotá, Medellín, Barranquilla y Santa Marta. Cali acogió la misma fórmula y confinó durante 40 horas continuas a sus 2,3 millones de habitantes desde ayer sábado y hasta mañana lunes. La gobernadora Clara Luz Roldán optó por una medida similar, pero durante 57 horas en 40 municipios del Valle.

La decisión se tomó, según el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, porque “se detectó un incremento en ocupación de UCI a un ritmo mayor de lo previsto”.

Las alertas se encendieron desde inicios de la última semana cuando la ocupación de UCI subió al 92% y en ocho clínicas de Cali alcanzó el 100%.

“Si no nos cuidamos la situación puede empeorar, pues las dos próximas semanas serán cruciales”, advierte la Secretaria de Salud Departamental, María Cristina Lesmes. En otras palabras, se prevé el coletazo de los nuevos contagios de Covid-19 tras las vacaciones de Semana Santa.

El desacato al autocuidado especialmente entre los jóvenes, ha sido también otro de los detonantes del aumento de contagios en Cali y el Valle, ya que a las UCI están llegando más enfermos menores de 40 y 50 años.

Según el epidemiólogo y docente de la Universidad Libre de Cali, Rodolfo Herrera, “las medidas gubernamentales desde el punto de vista local o nacional han sido bien encaminadas, pero han surgido dificultades en su aplicabilidad”. Eso se explica, anota, “porque no se han implementado estrategias adecuadas para su cumplimiento por la vía coercitiva, pero con facilidades para que eso suceda”.

En tal sentido Herrera afirma que ha “faltado acompañamiento del Gobierno. Las aglomeraciones se deben castigar”, pero insiste que muchos negocios necesitan un acompañamiento estratégico con pedagogía, entrega de subsidios y alivios en impuestos, en especial para los más pequeños.

Por su parte, Lyda Osorio, doctora en epidemiología de la Universidad de Londres y docente de la Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle, opina que “este no es un problema de cuidados intensivos sino de conductas y de cambios culturales”. Y agrega: “Este año se habla de la aguja y la jeringa, que es un mensaje basado en tecnología. La vacuna es solo una estrategia para el manejo del virus”.

El verdadero reto, indica la especialista, “es la sostenibilidad de las medidas de salud pública que son la higiene de manos, el tapabocas, el distanciamiento social, el bajarle a la movilidad y la atención integral a la salud colectiva y comunitaria en el territorio, pues no se puede esperar que la gente venga enferma a los hospitales”.

La experta recalca que allí es clave un mayor enfoque en prevención en las poblaciones vulnerables, dado que no pueden quedarse en casa porque viven del día a día.

Alternativas y crisis

Para la directora de la Asociación Colombiana de Pequeñas y Medianas Industrias, Acopi, seccional Valle, Yitci Becerra, “las medidas se tienen que mover al ritmo en que las estadísticas de cada ciudad arrojen información sobre los negocios y la pandemia”. En ese sentido declara que hay contradicciones. “La Secretaría de Salud nos dice cada semana que los focos de contagio están entre la gente en las calles, pero a nosotros nos cierran las factorías y los comercios”.

La dirigente pide que el empresariado sea partícipe de las medidas, pues “la crisis se va aumentar”, y aplaude la toma de pruebas gratuitas.
Entretanto, el directivo de la CCC, Esteban Piedrahita, dice que “los resultados de Colombia en contención y mitigación de los contagios y muertes por Covid-19 han sido relativamente buenos cuando se les compara con países similares”.

“Lo que corresponde entonces, apelando a la responsabilidad individual, es calibrar de la mejor manera posible las medidas restrictivas a la coyuntura y condiciones de cada territorio, de tal manera que sus impactos negativos en la sociedad sean los menores posibles”, puntualiza.

Finalmente, Brany Prado, director de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, Acodrés, capítulo Pacífico, recalca que “las medidas son ineficientes porque los restaurantes no son foco de contagio”. Pide invertir los toques de queda para los lunes, martes y miércoles y no los fines de semana. El sector ha perdido 33.000 empleos y 3400 establecimientos.

¿Tercer pico, hasta cuándo?

Especialistas como Rodolfo Herrera afirman que “la tercera ola no ha llegado y empieza apenas a asomarse. La vamos a ver por todo lo sucedido en la Semana Santa, y predecir cuándo finalizará es complicado”.

En tanto, la Secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, menciona que las dos próximas semanas serán complejas “aunque el tercer pico no será tan dramático”. Aclara que por ese motivo todavía un margen de maniobra si la población ayuda.

La preocupación se centra en que el 60% de los nuevos contagios se vienen presentando entre personas de 20 a 49 años, y el 50% de ellas ya están en las UCI. Sin embargo, la mortalidad sigue siendo del 60% en adultos mayores de 70 años.

Por ello, pronosticar cuándo acabaría la tercera ola es todo un dilema para las autoridades sanitarias.

Acelerar vacunación

Al 15 de abril en el Valle del Cauca habían sido vacunadas un total de 330.227 personas, de ellas 199.520 en Cali.

Esteban Piedrahita, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, dice que “la clave ahora es acelerar el proceso de vacunación, tema en el que Cali lo está haciendo bastante bien, y que, por supuesto, debe seguir siendo acompañado de responsabilidad individual y medidas restrictivas puntuales en momentos de crisis”.