El entusiasmo y la falsa sensación de tranquilidad que trajo entre la gente el inicio de la vacunación hizo a muchos olvidar que el Covid-19 sigue circulando con su peligrosa carga viral entre la población, sin respetar edades ni condición social.

Ese relajamiento en el autocuidado y la indisciplina social, especialmente entre los jóvenes, está precipitando otro aumento de los casos en Cali y el Valle del Cauca hacia lo que se contempla como una tercera ola de contagios.

El escenario es de incertidumbre sobre lo que vendrá, y otro desafío para las autoridades sanitarias que diseñan cercos especiales para evitar un colapso del sistema de salud en próximos días.

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¿Pero qué tan preparadas están las instituciones de la región?. Las estrategias son entre otras, el toque de queda, ley seca, la intensificación de las jornadas de vacunación, el control de aforo en comercios con el pico y cédula, aumento del cerco epidemiológico y hasta el uso de la fuerza pública para controlar aglomeraciones, fiestas clandestinas y celebraciones. Las visitas y rastreos en barrios para realizar pruebas gratuitas y detectar casos ocultos es otro componente de esta estrategia.

La secretaria de Salud de Cali, Miyerlandi Torres, afirma que no hay otras alternativas para frenar los contagios entre las personas.
“En esta etapa las medidas regulatorias significan que nos encontramos preparados para redoblar la vigilancia epidemiológica, con especial atención en el promedio de edad de las personas que ingresan a las UCI, y analizando la identificación de nuevos casos en individuos con síntomas respiratorios para tomar decisiones oportunas”, destaca la funcionaria.

El número de personas que están siendo derivadas a Unidades de Cuidados Intensivos en Cali pasó de 260 hace dos semanas a un promedio de 300 día, con una ocupación de camas UCI que saltó del 30% al 36%. Por ello, la ocupación de UCI con enfermos de otras patologías, más los de coronavirus ya superó el 86%.

En este nuevo cerco sanitario la idea es destinar el 50% de las UCI a pacientes covid, aplazando las cirugías no urgentes, dice la señora Torres.

En el Valle del Cauca el Covid-19 también gana terreno. De un promedio de 300 casos diarios que hubo en el segundo pico de la pandemia, la cifra de enfermos saltó a 900 (incluyendo a Cali) por cuenta de las vacaciones de Semana Santa, los paseos y fiestas.

Ese comportamiento llevó a las Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, a una ocupación del 87,4%, (45,3%) por Covid y (42,1%) por otras patologías en la red hospitalaria regional hasta el 9 de abril. Y preocupa, que en los próximos diez días se presentaría el máximo de casos, estima la secretaria de Salud del departamento, María Cristina Lesmes. Eso supondría elevar el nivel de alerta.

La evolución del virus genera ahora mayor inquietud, pues el 50% de las personas que están en las UCI tienen menos de 50 años. De hecho, al 9 de abril había certificados 47.388 casos positivos en personas de 30 a 39 años; 45.004 de 20 a 29 años y 35.362 de 40 a 49 años. Entre todos estos rangos de edad los fallecimientos han sido 457 desde que empezó la pandemia.

“La ocupación sube y la edad de las personas que llegan a las UCI baja como una posible respuesta a la vacunación de los mayores de 80 años”, recalca la médica Lesmes.

Considera la jefe de la salud departamental que “es difícil tomar medidas adicionales si hubiéramos entendido la necesidad de cuidarnos para no llevar el virus a las casas”.

Frente a lo que viene, admite que “estamos en medio de un dilema muy complejo entre cerrar toda una ciudad, y empobrecerla más, o no hacerlo mientras haya disciplina de la gente para frenar la enfermedad”.

Para complicar la situación la lenta marcha del Plan Nacional de Vacunación anticovid no ayuda. Por ejemplo, en Cali y el Valle hasta el 9 de abril habían sido inmunizadas solo 160.071 y 272.556 personas, respectivamente.

Una meta aún lejana de la inmunidad de rebaño que se alcanzaría cuando el 70% de la población esté vacunada y que para el caso del Valle sería de unas 3,7 millones de personas inmunizadas.

De allí, que sean necesarias las recientes restricciones, pues las nuevas variantes (británica y sudafricana, entre otras) son las responsables de los crecientes temores por la expansión del coronavirus en América Latina.

Sin embargo, el epidemiólogo y docente de la Universidad Libre de Cali, Robinson Pacheco, opina que “no necesariamente lo que pasa es por las nuevas cepas del Covid-19, sino que cuando la gente observa que la ocupación de UCI baja, se relaja y se expone más a la infección con mayor contacto social”.

Pone de presente el especialista que por las evidencias establecidas hasta el momento “esta tercera ola afectará a quienes descuidan el autocuidado, mientras los servicios de atención médica se saturarán con personas más jóvenes”.

Por supuesto, anota Pacheco, “que hay muchas cepas en circulación generadas en otras naciones, incluso algunas en el país que no se han caracterizado en su perfil molecular. Podemos tener ya la cepa chocoana, o la del Amazonas. Es el mismo virus y para contenerlo las medidas de contingencia deben ser iguales. Seguimos en pandemia y no podemos tranquilizarnos”.

En ese mismo sentido opina el epidemiólogo, Fernando de La Hoz Restrepo, al señalar que “no es muy claro que lo actual obedezca a nuevas variantes del Covid, pues la vigilancia en el país es muy limitada”.

Destaca que “la razón más importante para que haya un tercer pico es que todavía existe gente con probabilidad de enfermarse. En Colombia puede haber 25 millones de personas que podrían ser susceptibles a la infección, un número para sostener no solo tres, sino cuatro y hasta cinco picos más de la pandemia”.

Tal comportamiento, agrega De la Hoz Restrepo, podría reducirse si la vacunación avanza con rapidez, pero infortunadamente la baja disponibilidad de biológicos a escala mundial no lo ha permitido, en especial en países en vía de desarrollo como Colombia que esperan la llegada de más dosis, a pesar de que ya cerró la compra de 40 millones.

¿Hacia un nuevo confinamiento?

En los 42 municipios del Valle, hasta el viernes 9 de abril acumulaba 214.750 casos y 6.663 decesos por Covid. En Cali, que se mantiene en alerta naranja, registra 151.192 casos, 4171 fallecidos y una ocupación de UCI del 86%.

La gobernadora del Valle, Clara Luz Roldán, afirma que si la población no acata el autocuidado y no se reduce la ocupación de camas en las UCI “tendremos que endurecer las medidas”. En eso coincide la secretaria de Salud de Cali, Miyerlandi Torres, quien dice que “si la velocidad del virus no se controla, las medidas regulatorias podrían ser más severas en la ciudad”.

Los epidemiólogos consideran que un confinamiento sería lo ideal. “Pero habría mayores afectaciones a la economía”, dice el médico Pacheco. Eso lo critica Brany Prado, presidente de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, Acodrés, capítulo Pacífico.

Recuerda que ese sector es uno de los más golpeados por la pandemia y las cuarentenas, pues “en Cali se cerraron 2980 restaurantes dejando 37.000 desempleados. La oferta gastronómica se perdió en 58%”.

Lo que viene

La Alcaldía intensificará la vacunación de los adultos mayores y
la toma de pruebas gratuitas en los barrios populares, ya que según la señora Torres “el tercer pico nos llegó antes de lo previsto, y más con lo sucedido en Semana Santa”.

Hasta ahora, se han aplicado el 91% de las vacunas recibidas en la ciudad.

De acuerdo con las últimas mediciones, el RT o índice de transmisión del virus en Cali ya superó 1.1. Eso significa que por cada diez personas infectadas se enferman ahora entre diez y once más. “Una epidemia
que aún no tenemos controlada”, señala.

Las entidades de salud en esta etapa harán más énfasis en los casos de contagio de personas de menos de 50 años, ya que nuevos casos en esa población están en aumento.