Cuando el Covid-19 llegó a Colombia a inicios del 2020, lo cual llevó a largas cuarentenas, muchos creyeron que el virus iba a ser derrotado fácilmente y hasta relajaron su autocuidado personal.
Pero no fue así. Hoy, después de tres picos de contagios, que han dejado 123.700 muertos y 4,87 millones de enfermos, existe la posibilidad de que surja una cuarta ola debido a la variante Delta que ya está en Colombia, y que es entre un 40 % y un 60 % más transmisible respecto a la cepa original.
De allí, que la vacunación siga siendo la principal alternativa para frenar el coronavirus y sus nuevas mutaciones, junto al uso permanente del tapabocas, el distanciamiento social y el evitar las aglomeraciones en sitios públicos.
Ante tal riesgo, la llamada inmunidad de rebaño que se creía alcanzar con la inmunización del 70% de la población antes de finalizar el 2021, (unas 37 millones de habitantes), esa proyección está siendo revaluada.
Si la variante Delta –llega a ser la dominante entre septiembre y octubre–, al menos el 90 % de los colombianos deberían estar vacunados antes o poco después de esas fechas para evitar otro posterior repunte en la ocupación de Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, en todo el país.
Sin embargo, algunos epidemiólogos estiman que no hay certeza sobre cuándo y dónde atacará la variante Delta con fuerza, pero lo cierto es que los contagios seguirán, especialmente entre personas renuentes a recibir la vacuna por mitos y desinformación.
Elisa Torrenegra, directora de Gestarsalud, explica que las razones para temer a este escenario de ascenso de casos y muertes se centran en la amenaza de Delta.
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En ese sentido el reconocido médico y virólogo de las universidades Nacional y Lovaina de Bélgica, Manuel Vargas Córdoba , indica que “es difícil saber si habrá un cuarto pico y si la oleada que hay es por ‘delta’ o por otras en vista de que no existen suficientes pruebas de secuenciación del virus en Colombia y tendría que haber estudios más amplios sobre cómo será su comportamiento”.
Frente a esa amenaza, el investigador pone de presente que el país tiene un índice de vacunación cercano al 27 % con las dos dosis, “por lo que estamos lejos de tener una protección de rebaño que incluso está siendo revaluada, y que debe superar el 80 %”.
De esta manera, apunta, “es complicado hacer pronósticos, pero se debe estar vigilante analizando cuál es el impacto de la variante Delta, pues lo único que cambia es la transmisibilidad con mayor cantidad de virus y secreciones que facilitan la infección entre las personas”.
Cabe recordar, que el primer caso de la variante Delta en el país se detectó el 24 de julio en una adulta mayor tras llegar a Cali procedente de Estados Unidos. Luego aparecieron más casos en Medellín, Bogotá y Bucaramanga. Esta mutación del covid-19 apareció en noviembre del 2020 en la India y hoy está presente en 149 países.
El propio viceministro de Salud, Alexander Moscoso, afirma que con la variante o cepa original del covid-19 una sola persona puede contagiar a 2,2 más, mientras que con Delta podrían ser hasta ocho individuos infectados.
Por su parte, el epidemiólogo y magister en Salud Pública, Manuel Ayala, considera que “la única forma de evitar un posible pico de la variante Delta es tener a más personas inmunizadas, y reforzar las estrategias de bioseguridad que han demostrado ser útiles en la pandemia”. En lo anterior coincide el epidemiólogo de la Universidad Libre de Cali, Rodolfo Pacheco, pero indica que “lo cierto es que la variante ‘delta’ podría dominar sobre las otras que están más controladas”.
Anota de paso que “siempre habrá nuevos picos u olas de contagio por el coronavirus, especialmente entre las personas que no quieren vacunarse”.
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Más vacunas y tercera dosis
Otra de las estrategias para contener a Delta es la aplicación de una tercera dosis, que ya fue aprobada para personas inmunosuprimidas por trasplantes, lupus, VIH y otras enfermedades.
Al respecto, el médico Vargas dice que “la vacunación es lo más importante y que la gente entienda que todos los biológicos son seguros, tanto que en el mundo se han aplicado ya 4.200 millones de dosis”.
En ese sentido, el también epidemiólogo Manuel Ayala recomienda que adicionalmente que haya mejor ventilación en el transporte masivo y durante la ingesta de alimentos (que reduce la inoculación viral en el espacio), evitando los lugares concurridos.
Señala que “lo planteado hasta ahora en los estudios es que con la mayoría de vacunas ARN mensajero (tipo Pfizer o Moderna), habrá un aumento de anticuerpos si se aplica la tercera dosis entre ocho y nueve meses posteriores a la segunda dosis”.
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Resalta que la tercera dosis se requiere que “como país tenemos un atraso en la cobertura de la población general. Ese debe ser el foco antes de plantear una tercera dosis por la carga presupuestal”.
En Colombia se han inyectado 32 millones de dosis de biológicos, de ellos 19 millones en primeras dosis y 11,5 millones en segundas inoculaciones. Con esquema completo hay 13,8 millones de personas. En el Valle van 2,8 millones de vacunas aplicadas y en Cali 1,7 millones, llegando al 65 % de la población con esquema completo.
Frente a lo que viene el presidente de la Federación Colombiana de Sindicatos Médicos, Jorge Enrique Enciso, opina que “es urgente que la gente se vacune y guarde las normas de bioseguridad, pues de lo contrario muchas más personas pueden llegar a una UCI y morir”. Ante este panorama, el galeno respalda la necesidad de una tercera dosis, pero lo primordial por ahora es que más personas se vacunen.
Cosas que antes no eran tan riesgosas, como quitarse el tapabocas para tomar un café en un espacio cerrado por dos minutos, es suficiente ahora para contagiarse.
Apresurada reapertura
Algunos epidemiólogos y médicos estiman que ampliar el horario de rumba en Cali hasta las 3 a.m. fue una medida apresurada porque todavía hay miles de personas expuestas y sin vacunación.
El médico Enciso afirma que “nosotros le dijimos al alcalde (Ospina) desde diciembre del 2020 que debíamos ser cautelosos y no precipitarnos a una reapertura masiva de espectáculos públicos como el fútbol, entre otros”.
“Aquí porque bajamos un poco las estadísticas de morbi-mortalidad pensamos que ya estamos al otro lado. Eso es equivocado”.
En ese sentido, el epidemiólogo Herrera, sostiene que la actual coyuntura “tiene aristas sociales muy complejas, en vista de que la gente necesita trabajar”. Otros sectores recalcan que por encima está el interés general y no el individual cuando se trata de la salud pública. Una polémica que sigue encendida, mientras Delta acecha.
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Urge redoblar pruebas y rastreos
En este sentido, Andrea Ramírez, epidemióloga y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, dijo hace poco que es clave aumentar la capacidad de testeo y pruebas como se hace en algunos países asiáticos.
“En el escenario de un nuevo pico, hay cosas que se deben priorizar para limitar los índices de contagio, es decir, el número reproductivo, y con esto evitar mayores tasas de hospitalización, una saturación de los sistemas de salud y reducir el número de decesos en la población”, agrega la doctora Ramírez.
Coincide con sus colegas que es fundamental mantener las medidas sociales y de salud pública como el uso de mascarilla, respetar el distanciamiento social, evitar sitios concurridos y lograr una buena ventilación en áreas cerradas.
“Son y seguirán siendo la mejor alternativa para evitar el contagio, incluso en el caso de llegar a un pico con la variante Delta”, dijo.
De hecho, la Secretaría de Salud de Cali ha mantenido la toma de pruebas gratuitas en diferentes lugares como una forma de conocer si hay un aumento, o no, del índice de reproducción del virus, RT.
La última medición del índice RT en Cali estaba por debajo de uno, que es positiva.