¿Cuántas firmas se han recogido para revocar el mandato del alcalde Jorge Iván Ospina?

Esa pregunta se la formuló El País a varias fuentes y la respuesta fue un cúmulo de señalamientos a Cali Primero, el comité de revocatoria más conocido de los cuatro que recibieron el aval del Centro Nacional Electoral, CNE, para buscar la salida del del poder del actual Mandatario.
Según sus redes sociales, ese grupo, liderado por Harold Viáfara,
comenzó operaciones en mayo pasado. De hecho, quienes asistieron a la ‘Marcha del Silencio’, el martes 25, se encontraron con una carpa en el Bulevar del Río en la que había seis personas que los invitaban a firmar un formulario pidiendo la revocatoria de Ospina.

Cinco días después, la cuenta de Instagram de Cali Primero publicó que en esa jornada se reunieron más de tres mil rúbricas, por lo que muchos ciudadanos asumieron que la salida del Mandatario se daría sin mayores tropiezos. Sin embargo, no ha sido así.

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“Yo estuve presente cuando decían hoy recogimos cinco mil firmas en el punto de Chipichape, cinco mil en el del Ingenio, cinco mil en el de Ciudad Jardín. Recogían en un día cinco mil firmas en cada punto, como se puede comprobar en la página web de ellos y lo que dice Harold Viáfara, hasta hace dos semanas, es que llevan recolectadas 40 mil firmas”, cuenta una de las personas que optó por alejarse de ese comité.
¿Por qué? Según ellas, las cuentas no cuadran “y las firmas se perdieron”.

“Calcule: 40 mil firmas en doce carpas, eso quiere decir que en promedio recogieron mil firmas por día. Si recogieron mil firmas por día en doce puntos, en cada punto se llenaban tres formatos, lo cual no hace sentido porque allí tenían de a cuatro personas”, continúa la fuente, bajo la condición del anonimato, pues teme por su seguridad.

“Algunos decíamos: comuniquemos a la sociedad que vamos súper bien’, y ellos nos decían: ‘no, todavía no, cuando estemos más cerca, para que la gente se motive a vaya a votar”.

Lo cierto es que, para quienes hacen la denuncia, hacia la tercera semana de junio ya se habían sumado 30.000 rúbricas, por lo que no admiten que se diga que hasta ahora solo van 40.000.

“Ese es el primer gran engaño. Yo, sin salir a la calle, recogí cerca de mil firmas, entregándoselas a mis amigos, y mucha gente hizo ese trabajo. No hay más prueba que eso”, dice uno de ellos al pedirle que ahonde en sus afirmaciones.

Y entonces surge un nombre que, al decir de muchos, es el poder real detrás de Cali Primero: Carlos Paz.

Según los ‘desertores’ de ese comité, el 17 de junio este empresario comunicó su deseo de no continuar apoyando la revocatoria: “Ya estoy cansado de gastar mi dinero, no veo que la sociedad esté aportando”, cuentan que aseguró Paz.

Sin embargo, para sorpresa de ellos, tal como lo muestra su página de Facebook, ese mismo día empezó la campaña de expectativa de la Carpa Salsa, antigua Carpa La 50, “con el respaldo de la Licorera del Valle y la Alcaldía de Santiago de Cali”. Esto les llamó más la atención porque ese lugar “ha tenido todos los problemas legales: le han quitado la luz y el agua porque está ubicado en un terreno que no tiene permiso de uso del suelo (que otorga el mismo Municipio) para esa actividad”.

“Cercano al Alcalde”

Un hecho cierto es que la página de Instagram de Cali Primero dejó de publicar reportes sobre la revocatoria el 11 de junio y algunas fuentes atribuyen ese ‘freno’ a que Viáfara es cercano al Mandatario caleño y a que por ello estaría haciendo un juego para entorpecer la recolección de los respaldos que se necesitan para que el proceso avance en la Registraduría.

“Me llegó la información de que con Viáfara también hay otro arreglo, que ellos (Paz y él) simplemente tienen que seguir con su figurita de mantener sus carpas y hacer creer que están recogiendo firmas, pero que realmente no las van a entregar y que la excusa va a ser que no alcanzaron a recogerlas”, sostiene otra persona que se alejó del comité cuando empezó a notar irregularidades en sus directivos.

Fabio Orejuela, vocero del grupo ciudadano Firmá por Cali, que apoya los otros tres grupos que buscan la revocatoria, comenta que, después de mucho insistir, el 26 de junio logró hablar con Viáfara para preguntarle dónde están las firmas.

“Hace 20 días llevaba alrededor de 60.000, porque usted lo dijo en reuniones privadas, y hoy no quiere decir cuántas tiene. Usted ya debe tener más de las 80.000 que necesitamos para culminar este proceso”, le dijo ese día.

Según Orejuela, en ese momento Viáfara manifestó no estar obligado a rendir cuentas por las firmas: “Tengo hasta el 3 de noviembre para entregar mis firmas, yo veré cuándo las entrego. Tengo que pasar una documentación sobre los gastos a la Registraduría, pero a la gente no tengo que decirle nada”.

En efecto, el vocero de Cali Primero le dijo a El País que a la fecha tiene en su poder “entre 35.000 y 40.000 firmas, pero niega que estén escondidas. “Están protegidas. Nosotros somos los garantes de que lleguen a la Registraduría, no se las podemos dar a nadie”.

Según él, el último mes y medio la recolección de firmas en las cuatro carpas que mantienen en la ciudad ha bajado, debido a que se quedaron sin apoyo económico, luego de que Paz dijera que no podía seguir colaborando, pero también “por la desinformación que hay alrededor de mi nombre”.

Curiosamente, primero fue Viáfara el que buscó unir esfuerzos para lograr la salida de Ospina. Así lo confirma Cristóbal Navia, líder de SOS Cali, el primer comité de revocatoria que se inscribió, que asegura que antes del 20 de enero el líder de Cali Primero lo llamó al menos en cuatro ocasiones.

“Cuando se presentó como presidente del sindicato UC en Cali, del que hace mucho tiempo no es presidente, y como ya en noviembre se había querido pegar de dos acciones populares que interpuse para suspender los contratos del alumbrado navideño y la Feria Virtual, el señor no me generó confianza”, explica.

Aún así, después de realizada la audiencia en la que el CNE avaló los cuatro comités, hubo una reunión en la oficina de Viáfara, ubicada en el barrio Bretaña, a la que asistieron Navia y Álvaro Contreras y Claudio Botina, cabezas de Decide y Todo por Cali, respectivamente, los otros dos grupos habilitados para recoger firmas en contra de Ospina.

“Al final Viáfara nos dice: ‘lo que yo les quiero proponer es que ustedes renuncien a sus comités y trabajen conmigo, porque yo soy el que tiene la experiencia. Tengo 50 amigos del sindicato, que cada uno va a poner de a $500.000, o sea que tengo $25 millones, tengo los recursos”.

Pero los tres se negaron por el temor de que, tal como lo advirtió el propio Alcalde en la audiencia del CNE, en la Procuraduría prosperara una queja en contra del líder de Cali Primero por su condición de funcionario público.

Más quejas

El 3 de junio esos mismos tres comités firmaron un pacto para trabajar unidos y fue entonces cuando un empresario que estaba haciendo aportes al comité de Viáfara llamó a Navia para sumarse a ellos porque el líder de Cali Primero “no quiere rendir cuentas”.

“Me dice que efectivamente Viáfara no tenía nada, que todo lo estaba manejando Carlos Paz, que es quien había inyectado la plata y quien tenía las firmas, que Viáfara solo tenía 11.000 firmas en la casa y que Paz tenía el resto, y que no sabía qué haría con ellas. Eso no lo sostengo, porque yo no lo viví, lo vivió ese señor”, reitera Navia sobre el empresario.

Pero para esa misma época otros empresarios buscaron a otra de las fuentes de El País para que apoyara a Viáfara, quien les había pedido ayuda “porque le estaban vandalizando algunas carpas y no tenía apoyo económico”.

“Lo primero que le pregunto es: señor Viáfara, ¿cuántas firmas tienen ustedes? Él me responde que más de 60.000 y que tienen un equipo de 45 personas trabajando, con una meta de diez planillas diarias por persona, y que les está pagando $40.000. Hago cuentas y digo: ‘estamos hablando de 7000 firmas diarias. Este señor, en un mes, está sobradísimo’, y pregunto: entonces, para qué me necesitan, y me dijo que tenía problemas de seguridad, que lo estaban amenazando y que tenía mucho temor. Yo accedo, pero no haciendo parte del comité, sino como apoyo externo”, dice el denunciante.

Y agrega que a él también le llegó, de primera mano, la versión de que “Carlos Paz era quien financiaba las carpas, pero que ya no continuaría y que no iba a entregar las planillas que tenía en custodia, porque había llegado a un acuerdo con la Alcaldía, que al parecer le daría unos permisos de funcionamiento para la Carpa La 50 y unos contratos para la Feria de Cali”.

Sin embargo, Paz le dijo a El País que la Carpa nunca ha tenido ningún impedimento y que su relacionamiento con el Gobierno local para el proyecto no es nuevo sino que se dio hace dos años, pero que no se ha puesto en marcha por la pandemia.

“En cuanto a la revocatoria Cali Primero, no me compete dar ninguna declaración porque no pertenezco al movimiento que dirige Viáfara. Como algunos caleños, nosotros hicimos un aporte logístico, consistente en el transporte de carpas y mesas, pero no soy vocero de ese comité”, añadió y enfatizó que “la Carpa no se debe a la Alcaldía”.

Lo cierto es que para entonces la inquietud de los demás donantes de Cali Primero iba en ascenso: “Viáfara no está dando razón de en qué se estaban invirtiendo los recursos”.

Es por ello que el 26 de junio se organizó una reunión en Palmetto, donde el revocador cuestionado, muy exaltado, aseguró que bajo su custodia personal no tenía ni siquiera 13.000 rúbricas. Allí, para sus detractores, quedó corroborada la hipótesis de que las cuentas no cuadran “y las firmas se perdieron”.