Los delincuentes parecen haberse ensañado contra el MÍO, tan solo en las últimas dos semanas, una de las bibliotecas públicas del sistema, ubicada en la Terminal de Paso del Comercio, al norte de Cali, fue saqueada y destruida en dos ocasiones.
El primer ataque al BiblioMÍO se registró el pasado 13 de febrero cuando ladrones ingresaron a las instalaciones de la terminal y hurtaron 350 libros, neveras y muebles que habían sido donados por empresas privadas.
Días después, la Secretaría de Cultura denunció el hecho y anunció que el espacio se restauraría. Su reapertura se realizó el pasado sábado 25 de febrero con el anuncio de una estrategia que buscaba que los caleños se acercaran a la lectura. Sin embargo, el punto de encuentro duró poco, pues debido a la casi nula seguridad que tiene el sistema, el BiblioMÍO fue nuevamente destruido dos días después de su reinauguración a plena luz del día. Esta vez fueron robados 130 libros.
Y es que la Terminal de Paso del Comercio es una de las más grandes del todo sistema, pero a pesar de esto, solo la mitad de sus instalaciones son utilizadas hoy en día. El ala sur se encuentra completamente deshabitada y solo es utilizada por algunas personas que aprovechan su soledad para no pagar el pasaje o bajarse por el carril del bus y exponer sus vidas.
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“Desde la Red de Bibliotecas Públicas rechazamos este acto vandálico. Esto sin duda es un ataque a la institucionalidad, a la Red, al ejercicio ciudadano y a la democratización del acceso al libro y a la lectura. La Comuna 6 pierde un espacio valioso de articulación de los libros y las bibliotecas”, manifestó Gustavo Gutiérrez, coordinador de la Red de Bibliotecas Públicas de Cali.
La situación de seguridad que afecta a la ciudadanía se repite en el resto de las terminales y estaciones del sistema de transporte masivo al cual hace poco le aprobaron $1.3 billones para su rescate. En cualquiera de los cuatro puntos cardinales de Cali las quejas y el miedo es el mismo.
Incluso, en la nueva Terminal de Aguablanca, inaugurada el pasado 18 de febrero, la problemática no es ajena y algunos conductores del sistema, sentados esperando abordar su ruta asignada, comentaban el miedo que sienten al trabajar al interior de esta terminal. Relataron que el domingo 26 de febrero uno de sus compañeros, perteneciente al operador Git Masivo, fue abordado por una persona armada al interior de la zona de parqueo de las instalaciones y le robaron su celular y documentos personales.
Según los operadores, después del celular, el objeto que más buscan los ladrones son las licencias de conducción ya que “ellos saben que esa es nuestra herramienta de trabajo. Cuando nos atacan y nos roban, siempre se llevan los documentos para después extorsionarnos y pedirnos el llamado rescate porque los ladrones saben que un duplicado de la licencia ronda los $130.000 y el de la cédula más o menos $55.000, hacen la cuenta y nos piden alrededor de $100.000”.
Gonzalo Cucalón, subgerente de Git Masivo y vocero de los operadores, afirmó que la situación de orden público en la ciudad desde hace un año y medio se ha complicado y esto se ve reflejado en el MÍO.
“Tenemos robos, asesinatos, agresiones, abuso verbal, de todo pasa dentro del sistema y los operadores no somos ajenos a esta situación. Hay muchos reclamos de trabajadores por hurtos y ataques y esto pasa en todas las instalaciones”, denunció el vocero.
Gonzalo explicó que si bien al MÍO le aprobaron $1.3 billones para su salvación, estos pagos pueden retrasarse hasta el segundo semestre de 2023 y por ende, el contrato con la Policía para el cuidado de las estaciones que se viene anunciando desde agosto de 2022, puede demorarse mucho más en entrar en vigencia.
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“Siempre nos dicen que están en conversaciones y al final no llegan a nada, no nos dan respuestas sobre el convenio y mientras tanto la ciudad, el sistema, nuestros operadores y usuarios, pagan los platos rotos”, reclamó el vocero de los operadores.
Asimismo, afirmó que en promedio entre 4 y 5 funcionarios del sistema son víctimas de agresiones cada día en la ciudad.
“Esos son los que reportan, hay muchos que les pasa y ya no dicen nada porque hemos denunciado y no se toman medidas. Los ataques no son solamente a operadores, también a nuestros buses porque en promedio entre 5 y 6, solo de nuestra flota, son vandalizados a diario y tienen que ser sacados de operación”, denunció el subgerente de Git Masivo.
Uno de los guardas de seguridad del sistema que cuida la terminal de Calipso, habló con El País y explicó que solo en algunas instalaciones se puede encontrar personal de planta, como es el caso de las terminales, de resto un supervisor es el encargado de dar ronda a las distintas estaciones de una determinada zona.
“Por ejemplo, en la troncal de oriente hay un solo supervisor. Esta zona abarca desde la estación Cien Palos hasta la Terminal de Aguablanca, a excepción de esa terminal y la de Calipso, las cuales tienen dos o tres guardas de planta, el resto de estaciones son cuidadas por él. Si en su ronda está en Nuevo Latir y pasa algo en Cien Palos, él tiene que arrancar en su moto e ir hasta ese punto de la ciudad. Así es tanto en el día como en las noches”, explicó el guarda, quien aseguró ser víctima de agresiones diariamente.