Hace unas dos décadas, explica la epidemióloga de la Secretaría de Salud Claudia Patricia Mora Aguirre, en Cali, por cada mil nacidos vivos, morían en promedio 14 menores de un año. Gracias a los avances tecnológicos, la capacitación de los profesionales de la salud, además de estrategias de salud pública, la cifra se logró bajar a un dígito. Actualmente, la mortalidad infantil es de 9 defunciones en promedio, por cada 1000 niños nacidos vivos.
Aunque esa reducción ubica a Cali como una de las ciudades en Colombia con las tasas más bajas de mortalidad infantil, lo que le preocupa a los expertos es que desde hace 15 años, las estadísticas indican que esa tasa de 9 niños muertos por cada mil que nacen no cede como se esperaría.
Es una de las conclusiones del documento Asis: Análisis de la Situación de Salud de Santiago de Cali, presentado el jueves pasado en el antiguo Teatro Bolívar. El documento, entre otras muchas cosas, detalla de qué nos morimos en la ciudad.
Para profundizar en el estudio de la mortalidad de los fetos o de los recién nacidos, en la Secretaría de Salud se creó además la Sala Situacional Fetal, Perinatal y Neonatal de Cali, que presentó una investigación detallada sobre lo que viene ocurriendo con la mortalidad infantil.
Según la investigación de la epidemióloga Claudia Patricia Mora Aguirre, en Cali, durante 2018, se registraron 416 muertes fetales y neonatales – es decir que murieron durante el embarazo – o de recién nacidos antes de cumplir el primer mes de vida.
Al respecto hay varias definiciones que se deben tener en cuenta. Cuando la muerte ocurre entre la semana 22 de gestación y la 27, se considera una ‘muerte fetal temprana’. Cuando ocurre entre las semanas 28 y 42, se considera una ‘muerte fetal tardía’.
Por otra parte, si la muerte ocurre entre el primer día del nacimiento y el día seis, se clasifica como ‘muerte neonatal temprana’, y si ocurre entre el día 7 del nacimiento y el día 28, se denomina ‘muerte neonatal tardía’.
De las 416 muertes registradas en la ciudad el año pasado, casi la mitad (204) ocurrieron durante el embarazo. Es decir: muertes fetales.
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“Esta es una de las situaciones que viene ocurriendo y que más nos preocupa, porque la mortalidad fetal es un grupo grande en la ciudad. Si revisamos las cifras, la mortalidad fetal en el 2003 era de 10.8 por cada 1000 nacidos vivos. Es decir: por cada 1000 recién nacidos, se morían 11 en alguna de las etapas de la gestación. Y han pasado 15 años y el promedio actual es que por cada 1000 nacidos vivos, se mueren 9 durante el embarazo. No ha bajado como quisiéramos esa cifra de 2003, y es urgente para la ciudad determinar por qué está ocurriendo”, dice la epidemióloga Claudia Patricia Mora.
De hecho, las estadísticas muestran que en otros ítems se han aumentado las muertes, aunque ligeramente. Es el caso de las neonatales tempranas, es decir los fallecimientos entre el primer minuto del nacimiento y el día 6.
“Según los reportes, en 2003 la tendencia estaba en 4.9 muertes, ahora estamos en 5.1. Entonces, para nosotros los epidemiólogos y para la Secretaría de Salud es una necesidad sentida investigar este tema, convocar a la academia, a los científicos, a los médicos, porque son pocos los estudios específicos sobre las muertes de fetos o de recién nacidos en la ciudad”, agrega Claudia.
En el área de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud de Cali hay algunas hipótesis para explicar las muertes fetales y neonatales en Cali. Para elaborarlas se han fundamentado en una estrategia llamada ‘Matriz Babies’.
Con esta matriz, dependiendo el peso del feto o del bebé, las semanas de gestación o la edad en el caso de haber nacido, se dividen las causalidades de las muertes en cinco categorías: muertes relacionadas con la salud materna; muertes relacionadas con el cuidado prenatal, es decir los cuidados durante el embarazo; atención del parto; atención del recién nacido y atención del neonato de acuerdo con la estrategia de atención de las enfermedades prevalentes de la infancia, Aiepi. Es decir que en esta categoría se evalúa si el recién nacido murió por las enfermedades comunes de los bebés y los niños como la neumonía, o la desnutrición, o la diarrea, o enfermedades inmunoprevenibles, o defectos congénitos.
De las 416 muertes fetales o de recién nacidos registradas en Cali en 2018, 248 se debieron a la salud materna. En algunos casos fueron mujeres diagnosticadas con preeclampsia, una complicación del embarazo caracterizada por presión arterial alta. También obesidad extrema, falta de controles durante el embarazo, mamás con cáncer que deciden tener un hijo, enfermedades cardiacas, incompatibilidad genética con la pareja. Todo ello puede generar complicaciones, como bebés prematuros o con un peso no adecuado: menos de 2500 gramos.
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En resumen, lo que se sospecha es que los embarazos en la ciudad, en su mayoría, se asumen o se aceptan, más no se planean, lo que implicaría hacerse chequeos médicos previos.
Por cierto: en Cali durante 2018, 146 niñas de entre 10 y 14 años fueron mamás; 3288 fueron madres entre los 15 y los 19 años; 6880 tenían entre 20 y 24. En total en la ciudad nacieron 24.773 bebés el año pasado.
Según los estudios de la Secretaría de Salud, la mayoría de las mujeres que pierden a sus bebés tienen una escolaridad baja (81% de los casos) y no acceden a los controles que se deben ejercer durante el embarazo. La escolaridad baja, entonces, es considerada un factor de riesgo alto.
Otro de los hallazgos es que el 74% de las madres que perdieron a sus bebés el año pasado, ya habían perdido un hijo bien sea durante el embarazo o durante el primer mes de nacido. En el 19% habían perdido dos previamente, y hay un 3% en el que habían perdido tres hijos.
“En la ciudad se debe aumentar la consulta y consejería preconcepcional, tomando como criterios las madres con el antecedente de hijo fallecido en fase fetal o neonatal temprana, así como fortalecer la calidad del control prenatal de los programas. Se debe educar a las mujeres que han tenido un episodio de muerte previa con sus bebés, como factor de riesgo, para que esto no se repita”, se lee en el informe de la Sala Situacional Fetal, Perinatal y Neonatal de la Secretaría de Salud de Cali.
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La salud y escolaridad de la madre no son, sin embargo, las únicas explicaciones a las muertes fetales o en el primer mes de nacimiento. En algunos casos los bebés nacieron con cardiopatías, o con problemas respiratorios, o con infecciones.
En otros casos hubo complicaciones en el parto, como hipoxias: deficiencia de oxígeno en la sangre.
Según el estudio de la Sala Situacional Fetal, Perinatal y Neonatal de la Secretaría de Salud, de 204 muertes fetales ocurridas en 2018, el 31% se registraron en el Hospital Universitario del Valle y el 17% en la Clínica Versalles. Las estadísticas, aclara la Secretaría, se explican porque son las instituciones donde más se atienden partos en la ciudad, no porque no se estén haciendo los procedimientos correctos.
“En conclusión, con este informe pretendemos hacer un llamado para que tanto los médicos como otros especialistas en el tema, además de la Secretaría de Salud, adelanten estudios y se promuevan estrategias para seguir cerrando la brecha de la mortalidad infantil en Cali, un drama silencioso para muchas familias del que poco se habla”, dice la epidemióloga Claudia Patricia Mora Aguirre.
El 78 % de las madres en Cali que perdieron un bebé el año anterior vivían en unión libre o estaban casadas. Es decir, en teoría contaban con una red de apoyo, clave para enfrentar el duelo.
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Panorama nacional
Según datos del Instituto Nacional de Salud, INS, en 2018 el mayor de número de muertes ocurrieron antes del parto, es decir muertes fetales.
En la mayoría de los casos se trató de bebés con menos de 1500 gramos de peso, es decir prematuros.
Un bebé con un problema de crecimiento puede ser causado por la condición de salud de la madre.
Por ello asistir a los controles médicos durante el embarazo, tener una adecuada dieta, no tomar alcohol ni drogas, así como no fumar, sin recomendaciones que se deben seguir durante el embarazo para prevenir complicaciones.