La piloto automovilística colombiana Tatiana Calderón Noguera se abre camino en un mundo que ha sido siempre masculino. ‘Tata Chan’, como le llaman los japoneses para significar lo grande o lo importante que es, es la única mujer que corre en la Súper Fórmula Japonesa y este año está compitiendo en carreras de resistencia. En 2019 participó en la Fórmula 2 con el equipo BWT Arden, siendo la única y primera mujer en estar en dicha categoría. Y dice que va por más.
Esta fue nuestra charla con la bogotana de 28 años, hermana de otra gran piloto, Paula Calderón.
¿Cómo empezó a soñar con los karts?
Siempre fui muy deportista. Probé tenis, fútbol, equitación, llegué a los karts o al automovilismo porque cuando yo tenía 9 años mi hermana Paula me llevó a una pista de alquiler de karts cerca a nuestra casa y compramos un turno de cinco minutos. Me enamoré de la adrenalina y de la velocidad. Mi papá fue muy fanático del deporte a motor, nunca corrió, pero aprendí a manejar moto desde muy pequeña.
¿Después de ese episodio, cómo se involucró en el deporte?
Fue justo cuando Juan Pablo Montoya estaba llegando a Fórmula 1 y en casa nos levantábamos siempre temprano a ver sus carreras. Después de haber ido ese primer día a los karts, todas las noches, después del colegio asistíamos a unos campeonatos y empezamos a ganar. Todo se alineó. El papá de Montoya trajo una categoría de karts al país y empecé a correr de forma profesional. Convencimos a mis papás de que nos compraran un kart y pudiéramos empezar a competir a nivel nacional.
¿Fue difícil para sus padres aceptar su ingreso a ese deporte en el que han predominado los hombres?
Yo tenía las dos corrientes en casa, mi papá me empujaba “toca ir más rápido”, mi mamá todo lo contrario, “ve a tu ritmo”. Creo que fui muy afortunada, porque tengo un hermano, Felipe, que es dos años menor y siempre competíamos en todo, teníamos patinetas todo terreno, nos regalaban lo mismo siempre y si él podía yo también, no había una distinción por género, nuestros padres nos enseñaron a hacer lo que nos gustara o llamara nuestra atención, esa fue la educación que recibimos. Al principio me ponían bastantes condiciones, “tenés que sacar las mejores notas y si no se acaban las carreras”, y fui de las mejores de la clase, eso les mostró lo mucho que amaba este deporte.
¿En sus inicios había muchos prejuicios frente a que una mujer fuera piloto?
Causaba mucha curiosidad. Lo ven a uno como con ternura, la niña que va a empezar en este mundo, en el que no estábamos sino mi hermana y yo en ese entonces. Y cuando comienzas a competir mano a mano con los demás, de verdad, es cuando les da terror. Ahí ya no es todo saludos y risas, sino que siempre sacaban una excusa si yo ganaba, “Tatiana tiene mejor kart”, o tiene algo mejor que el resto, o está haciendo trampa, o los papás decían “no puede ser que esta niña vaya más rápido que mi hijo”. Y ahí empieza esa barrera que todavía existe, desafortunadamente, en muchos ámbitos de la vida, que a las mujeres nos toca remar para ganarnos las oportunidades, para demostrar que estamos allí por mérito, que podemos llegar al más alto nivel, sobre todo en este deporte, que es de los pocos donde se puede competir mano a mano. Esas barreras de credibilidad se empiezan a notar muy temprano en mi carrera y ni hablar de lo que sigue y de lo que todavía nos falta por recorrer.
¿En algún momento hubo discriminación hacia usted u otras mujeres?
Pequeños comentarios, pero al final son discriminación. En mi primer nacional, venía gente de todo el país y yo había corrido más que todo en Bogotá. Y sin que me conocieran, escucho a uno de los papás que le dice a los niños: “si esta mechudita les gana, les voy a comprar peluca a todos” y la mechudita les ganó el Nacional y varios tuvieron que comerse sus palabras. En el exterior hacían comentarios como “para ser mujer no lo hace tan mal”, había mensajes de ingenieros por el radio: “pero si es la mejor mujer”, y yo: “pero si soy la única compitiendo, y quiero ser la mejor piloto, no la mejor mujer”. Hay mitos como que el automovilismo es de mucho estrés mental y las mujeres no podemos con eso y con arriesgarnos, lo dicen hombres que no saben cómo pensamos o somos. Dice mucho de lo que hace falta por cambiar.
¿Qué cualidades tienen las mujeres que las hacen fuertes en esta disciplina?
Nosotras siempre tenemos un plan, sabemos para dónde vamos, tenemos una estructura y en una carrera uno debe ser capaz de adaptarse rápidamente a las situaciones a las que está expuesto, tomar decisiones con cabeza fría. Somos muy sensibles y cuando estás arriba de un carro de carreras le tienes que dar mucha información a los ingenieros para desarrollar el kart y como sentimos tanto, podemos dar un mejor diagnóstico. Somos muy suaves en la forma en que manejamos y esto ayuda mucho en la parte técnica, conservamos los neumáticos mejor para el final de carrera. En el automovilismo lo que manda es el cronómetro, no importa de qué forma tú hagas un tiempo, pero podemos hacerlo igual de rápido que un hombre, solo que de forma diferente. Eso es lo que a veces la gente no entiende. Somos mujeres y llegamos a la solución de una forma distinta.
¿En qué aspectos físicos deben trabajar más que los hombres?
Las mujeres tenemos 30 % menos de masa muscular y menos explosividad. Pero resistimos más en larga duración.
¿Cómo se prepara física y mentalmente antes de una competencia?
La gente no se imagina lo demandante que es físicamente estar arriba de un carro de carreras, parece fácil, pero en los carros de Fórmula 2, no tienes dirección asistida, el timón pesa muchísimo, cuando uno va a 300 kilómetros por hora, girarlo es durísimo; tienes que aguantar una hora y media con muchísimo calor en una posición donde no hay gran flujo de sangre, cuando la concentración y el multitasking es muy importante, porque vas a 200 kilómetros por hora, te habla alguien por el radio, debes mover unos comandos en el timón, y mientras tanto, debes ir ganándole a los otros 20 leones que te están cazando. Se entrena la parte de reacción, coordinación y fijar tu atención en varias cosas al mismo tiempo. El cuello me creció 9 centímetros de diámetro desde que supe que iba a manejar un Fórmula 1, porque pasas de 300 a 80 en 25 metros y con esa desaceleración tan brutal, si no tuvieras el cuello para resistir 40 kilos, tu cabeza se pegaría con el timón del carro. Dedico mucho tiempo al entrenamiento físico y al mental.
¿Tiene un coach o entrenador?
Sí, uno mental y uno físico y entreno en los Pirineos, cuatro o cinco veces al año, voy cuatro o cinco días para un ejercicio específico, hay muchos para mejorar la visión y la reacción.
¿Ha tenido accidentes?
Gracias a Dios no han sido muy fuertes. Pero mi compañero de equipo perdió la vida en una carrera hace dos años y el accidente pasó cuatro segundos antes de que yo pasara por ahí. Y cambió mi vida, la forma en que veo el deporte. Me enseñó a respetar lo que hago y a mis compañeros y a dar gracias de lo afortunada que soy de vivir de lo que más me gusta y compartirlo en familia
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Correr con Montoya
Este es el segundo año de Tatiana Calderón en el Campeonato de Súper Fórmula Japonesa. “Japón ha puesto muchas restricciones de viaje por la pandemia y me he perdido muchas carreras. Pero en esta Súper Fórmula el carro es más parecido a un Fórmula 1, lo más rápido que hay en Asia. Entré a un equipo nuevo, la mayoría de gente no habla mucho inglés, mi ingeniero lo chapucea. Ha sido muy interesante ver su cultura, muy diferente a la europea. como piloto me ha enriquecido muchísimo saber cómo ven ellos el mundo, lo respetuosos que son, la forma que tienen de decir las cosas. Me quedan dos carreras este año. Mi objetivo es estar en los dos primeros lugares”.
Confiesa que la japonesa “es una cultura muy machista”, al punto que “uno de los mejores piropos que me han hecho, que no es tal, es: ‘¿Están seguros de que es una niña, porque va muy rápido’. Qué mal que te lo digan, pero eso prueba que estoy ahí para competir y hacerlo mejor”.
“Les causa mucha curiosidad que llegue yo, una mujer suramericana, pequeñita (1,63 metros), a montarse en esos carros que son unas bestias; dicen ‘no pueden ser que esta niña se vaya a subir ahí’ y salgo y ¡pum, pum, pum! Ha sido muy bonito ver la cara de sorpresa que han puesto todos”, narra refiriéndose a su experiencia en el país nipón.
En sus viajes la acompaña su hermana Paula, con quien se lleva siete años. “En un par de carreras por año van mis papás y mi hermano Felipe”.
Durante la carrera, Tatiana no piensa en nada, “cuando piensas, pierdes tiempo”. De ahí que tengan tanta preparación previa, “uno discute con sus ingenieros el plan A, B y C, cuándo tienes que atacar, para que todo te salga natural cuando estás arriba del carro, si te empieza a doler algo o estás mal sentado o en una posición difícil, eso te quita décimas de segundo y para nosotros una décima es oro”.
Este deporte es muy costoso, se necesita mucho apoyo económico, admite. “Después de 2019 estuve en un muy mal equipo, no obtuve los resultados que esperaba para continuar en la Fórmula 2 y salió esta gran oportunidad con el equipo Richard Mille Racing Team, que decidieron apoyar a tres mujeres que competimos en el mundial de resistencia”, dice refiriéndose a Sophia Flörsch, de Alemania y a Beitske Visser, de Holanda. “Es nuestro segundo año en las 24 horas de Le Mans, la carrera más grande de automovilismo en el mundo, donde corro contra Juan Pablo Montoya, mi ídolo. Tengo mucho que agradecerle a Richard Mille, al Ministerio del Deporte y a Claro Colombia que estuvieron cuando los necesité para combinar la Súper Fórmula Japonesa con este Mundial de Resistencia”, dice Tatiana, única latina en competencia.
“Las niñas no sabían que esto era una opción para ellas y ahora que ven un carro manejado por tres mujeres, saben que podemos estar a un muy alto nivel cuando nos dan la oportunidad. Así que si encuentran su pasión sueñen en grande, cuando uno trabaja duro, las cosas llegan con paciencia. A mis 9 años soñaba manejar un Fórmula 1 y me costó 16 años tener esa oportunidad, pero valió la pena”.
Fuera de serie
Germán Mejía Pinto, periodista especializado en automovilismo, asegura que “el tema de Tatiana Calderón es el de la persistencia, la convicción y las ganas. Desde muy niña estaba en los karts y competía con su hermana Paula, las dos excelentes kartistas, salieron con el tema de la velocidad y su padre las apoyó, al igual que su mamá. Y Paula, su mayor cómplice, es su mánager hoy en día, también tiene un gran talento y trayectoria, y compartió con Tatiana competencias de karts, de carros, corrieron las 6 horas de Bogotá, las llevaba su tía, su padre tenía la representación de Kia Motors en Colombia y siempre estuvieron respaldadas”.
Mejía acompañó a Tatiana a una competencia en México, “compitió, en igualdad de condiciones, con los hombres en karts, en diferentes vehículos. Allí la vio la gente de Claro y logró su apoyo, porque ganó. Él cuenta: “ese día experimenté algo que jamás había vivido, ver a las mexicanas muy orgullosas de que una mujer hubiese ganado. Eso a ella le caló mucho, ver que había una solidaridad de género que no pasa entre hombres, y se comprometió más con llegar lo más lejos posible”.
Cuenta el periodista, que Tatiana después le ganó a Max Verstappen, antes de que él llegara a la Fórmula 1, en unas competencias en Miami. “Ha sido la sexta mujer en la historia de la Fórmula 1 en abordar un vehículo en dos ocasiones, en dos test que resultaron positivos. En este deporte la mayoría son hombres, y el cronómetro con las milésimas define quién está dónde. El respaldo de sus mercados también cuenta, y para el caso de Tatiana en Colombia es muy reducido, como le pasa a todos —el único que logró superar eso fue Juan Pablo Montoya, con un talento fuera de serie—. Ella es casi que fuera de serie entre las mujeres. Pero la fuerza del hombre se necesita en algunas categorías de automovilismo, tal vez en la Fórmula 1 no, pero en el tránsito para llegar a ella sí”.
Para él, Tatiana físicamente supera cualquier test frente a los hombres. “Probó con la Fórmula E (monoplazas eléctricos), allí Pedro Martínez de la Rosa, piloto español, dijo que detrás de ella no había nadie con su talento. Está a la cabeza de las campañas de la FIA, Federación Internacional del Automóvil. Seis mujeres en la Fórmula 1 habrán conducido un vehículo de la máxima categoría, para lograrlo, Tatiana necesitaría que los de Liberty Media, los dueños de la Fórmula 1, pensaran que le conviene a la categoría que sobresalga una mujer, como pasó con Danica Patrick en la IndyCar. Tatiana probó con el equipo Alfa Romeo, es difícil, pero no imposible. Entretanto, es ejemplo para otras mujeres, un referente para la FIA y un orgullo para Colombia tener de embajadora a una mujer formada en el ambiente suizo del colegio Helvetia, donde el compromiso es hacerlo bien”.