El desprendimiento de la banca en la vía entre Dagua y Loboguerrero, a la altura del kilómetro 59, ocurrido ya hace ocho días, no dejó víctimas fatales pero sí cientos de personas afectadas.

Mientras la carretera continúa cediendo y el Invías determina qué sucederá con este importante tramo, los habitantes de los corregimientos aledaños tienen que arreglárselas para ir de un lado a otro por el único corredor de la vía que sigue intacto, un espacio de aproximadamente dos metros entre los grandes cráteres.

Lo más común es encontrar a personas como Luis Alberto Morales llevando su moto arrastrada junto a las grietas. “Ahora solo podemos usar, como medio de transporte, las motos, es lo único que cabe por aquí, además de tener que caminar”.


Luis Alberto vive en Cisneros, uno de los corregimientos más afectados por la temporada de lluvias. Él trabaja en labores del campo y cuenta que llevar los insumos que necesita desde Dagua se ha vuelto una tarea tardada y costosa.

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“A toda hora nos toca pagar en este sector para que nos pasen las cosas hacia Dagua y de vuelta es lo mismo. Lo que pasa es que en la moto no podemos cargar todo, imagínese nosotros haciendo tres y cuatro traslados para llevar todos los insumos, como el abono, o hasta el mercado se nos complica mucho”, contó Luis Alberto.

La Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI), seccional occidente, hizo un llamado al Gobierno Nacional para que la situación sea solucionada lo antes posible.

De hecho, durante la visita de El País en la zona y bajo el inclemente sol de las 11 de la mañana, Edinson Hurtado llevaba en una carretilla el mercado de una familia que le había pagado para hacer el traslado completo.

Él vive en Dagua, donde la población no se ha visto tan afectada como sí sucede en los corregimientos aledaños al kilómetro 59. Pero la situación le ha servido para trabajar.

“La gente necesita transportarse y yo me estoy rebuscando la vida con este trabajo. Ahorita voy a dejar este mercado en Cisneros y entre más rápido uno transporte (alrededor de una hora) mejor”, explica Edinson.

Hacer estos traslados implica un gasto de unos 16 mil pesos. La persona que vive, por ejemplo, en Cisneros, paga cinco mil pesos para llegar al sitio del derrumbe, de allí a Dagua son otros tres mil, y el mismo cobro se realiza de regreso. Todo esto, sin contar lo que la persona gaste en Dagua.

Por otra parte, por este corredor ya no se ven los buses intermunicipales que van de Cali hacia Buenaventura o del puerto hacia la capital del Valle. Las personas se están sometiendo a dos horas más de recorrido y un gasto mayor, por el aumento en la cantidad de peajes por la vía Buga - Loboguerrero, la única que se encuentra habilitada por el momento.

La soledad en la carretera afectada, incluso, ha causado estragos en los establecimientos comerciales situados en la zona.

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Alejandro González es el administrador de un restaurante que tuvo que ser cerrado el jueves pasado debido a que ya no llegan clientes suficientes para hacer rentable el negocio.

“Los trabajadores que teníamos se quedaron desempleados, alrededor de 35 personas entre los dos lugares que tenemos, y nosotros estamos claramente muy afectados. La mercancía que tenemos se nos está dañando allí guardada”, sostuvo Alejandro.

La presencia del Invías en la zona está representada por dos operarios que vigilan cuál es el desarrollo de la situación. Cada ocho horas, estos dan paso a otros dos.

Unas 300 personas acudían a diario al restaurante y, según el administrador, las pérdidas son incalculables por lo que le pidieron al Invías solucionar cuanto antes la compleja situación.

Aun así, la comunidad asegura que lo peor vendría en una posible caída de toda la banca, ya que todo el corredor sería cerrado y las personas tendrían que buscar otra vía —más rudimentaria— por dónde movilizarse, mientras se da una solución al problema por parte de las autoridades.

Casas destruidas

El movimiento de tierra en el kilómetro 59de la vía entre Dagua y Loboguerrero provocó que seis viviendas quedaran totalmente destruidas. Adicionalmente, otras tres viviendas también han tenido daños.

Eidar Rodríguez, uno de los propietarios, aseguró que él invirtió más de
$ 300 millones en su casa, por lo que son los que más han perdido con esta situación.

”Yo me estoy quedando donde una hermana, pero ya no sé qué hacer y nadie se ha acercado a solucionarnos este problema”, manifestó Eidar.