Ni él mismo se la cree todavía. Porque, después de todo, ¿cuántas veces se puede topar uno con Rubén Blades en una calle de Estados Unidos? Y si así ocurriera, ¿cuántas posibilidades hay de que Rubén Blades se detenga a conversar tranquilamente con uno, ilustre desconocido, en esa calle? Y si esa oportunidad se diera, ¿quién podría imaginarse que Rubén Blades va a salir después a recomendarlo a uno públicamente? Pero todo eso le pasó a él.
Federico Galvis -lo llamaremos ‘Maréh’-, no termina de creer muchas de las cosas que le han ocurrido en tiempos recientes.
Aunque es músico desde antes de venir a este mundo, hasta hace apenas unos cinco años no le pasaba por la mente esto de ser cantante, de estar al frente del escenario, de llevar la vida entre festivales, de organizar conciertos, de grabar discos, de empezar a verse como ahora es y convencerse que viene mucho más.
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El estudiante de antropología de la universidad Icesi, el exalumno y ex profesor del Colegio Ideas, el percusionista que solo quería tocar el tambor en alguna banda, el enamorado del folclor empeñado en rescatar talentos olvidados, el muchacho de tenis gastados y pelo alborotado que se gozaba las noches en ‘Punto Baré’, apenas si era consciente de su enorme talento.
Pero todo tiene su tiempo y cada cosa su lugar. Alguna tarde en Bogotá, mientras dibujaba con la guitarra una de las letras que había escrito en noches perdidas, su amiga Duina Del Mar se dio cuenta que aquello tenía cierta magia escondida.
Lentamente, mientras soltaba sus letras y sus acordes en círculos cerrados, más y más amigos se encargaron de dejar en los bolsillos de ‘Maréh’ el mismo mensaje: “La música te está esperando”. Y de ayudarle a trazar, sin que realmente ninguno de ellos lo supiera, la ruta por la que hoy camina.
Fue otra caleña, amiga de tiempos remotos, quien lo llevó hacia otro de esos encuentros insospechados.
Catalina García -la llamaremos Madame Periné, voz principal de la banda con el mismo apellido- lo conectó con un joven dominicano que años atrás también hacía búsquedas urgentes en Bogotá.
Junto a él, y con una poderosa banda de músicos colombianos, ‘Maréh’ grabó en el 2016 ‘Silvestre’. Pese a ser una canción deliciosa y poderosa, que viaja sobre un arreglo magistral del maestro cubano Julio Ramírez, ‘Silvestre’ tuvo poca trascendencia en el ámbito comercial.
No importaba, en realidad. Una canción es también una forma de caminar el mundo. Y ‘Maréh’ siguió caminando. Su amigo dominicano -lo llamaremos Vicente García- se fue un año después a recoger los tres Latin Grammy que ganó como Mejor Nuevo Artista. Cuando la descubren en YouTube, muchos hoy se preguntan cuándo y cómo fue que Vicente, una de las nuevas estrellas de la música latinoamericana, estuvo grabando con un caleño casi desconocido.
Desde entonces, y con una obsesión casi enfermiza por “hacer las cosas bien”, ‘Maréh’ se dedicó a construir ‘Amuleto’, el primer disco de su historia, que vio la luz en el 2018.
Se apoyó en grandes amigos: Hugo Candelario, Harlinson Lozano, Jaime Henao, Julio Ramírez, Elkin Robinson, Juan Pablo Daza, Diego Valdez, Juan Pablo Rentería y tantos otros.
Y hasta el 17 de marzo pasado ese disco estaba condenado a ser uno más, de otro artista independiente con más talento que maquinaria, sin casa disquera ni acceso a la sorda radio comercial de este país.
Pero ese día, en Austin, Texas, sede del SXSW Festival, ‘Maréh’ se topó en una calle con Rubén Blades. En realidad, como él mismo lo cuenta, fue algo menos poético que eso.
“Yo iba con una amiga y su novio cuando lo vi pasar por la otra acera. Lo reconocí de una. Iba muy apurado. Y no se me ocurrió nada más que irme a perseguirlo. Lo seguí por varias cuadras con mi amiga. Y cuando por fin nos atrevimos a hablarle, no supe qué decirle. Pero lo saludamos y él fue muy amable. Cuando le dijimos que éramos músicos nos dedicó un largo rato, nos invitó a verlo y nos dejó tomarnos una foto. Yo llevaba en el bolsillo la última copia del disco que me quedaba en ese viaje, se la entregué y nos despedimos. Eso fue todo”.
Un día después, el panameño que trascendió la Salsa para convertirse en músico universal escribió dos líneas en sus redes sociales: “Recomendamos a Maréh, joven y talentoso cantautor colombiano. Su álbum ‘Amuleto’, completo en Spotify”. Y agregó los enlaces respectivos para encontrar la música de ‘Maréh’ en todas las plataformas musicales de internet.
Aquel día, la vida comenzó a cambiar de nuevo. La música de ‘Maréh’ empezó a aparecer en varios de los ‘playlists’ más populares de Spotify, y la noticia del “joven y talentoso cantautor colombiano” que Rubén Blades sugirió escuchar se ha regado como pólvora en Latinoamérica.
Cualquiera diría que el nombre del disco, ‘Amuleto’, finalmente surtió el efecto mágico de darle suerte a quien lo portaba. Pero basta escucharlo una sola vez para entender que la superstición no tiene nada qué ver con este encuentro y su resultado.
A lo largo de sus doce cortes ‘Amuleto’ es un universo sonoro, fresco y colorido como un bosque tropical, que cumple de forma brillante con el único fin para el que el hombre creó la música. Y ese objetivo no es vender copias, como dicen los promotores, ni acumular trofeos o ganar seguidores. Se trata, simplemente, de reconciliarse con el difícil arte de vivir.
La de ‘Maréh’ es una música minimalista, intimista y transparente, tan simple como el agua, que camina por las calles de esa poesía que escribe a cada paso la vida cotidiana.
Su primer álbum es un viaje en tren lleno de estaciones y sabores, que va del bossa nova al bolero, y transita por el son, el jazz, el reggae, el soul y también el funk. Todo lo que ‘Maréh’, melómano consumado, ha escuchado desde que llegó al mundo.
Todo eso explica por qué ‘Maréh’ llamó la atención de Rubén Blades con su música. Ahora, y eso también parece tan increíble como el encuentro de Austin, solo resta que lo conozcan en su propia tierra.
El nombre de ‘Maréh’ proviene de los tiempos en los que practicaba Capoeira. Fueron los hermanos Jean Paul y Michael Egred (hoy, Mike Bahía), junto con Armando Mesías quienes desarrollaron
su imagen artística.
Cinco datos claves
A lo largo de su trayectoria, ‘Maréh’ ha compartido tarima con artistas como Cultura Profética , Aterciopelados, Vicente Garcia, Perotá Chingó y Julieta Venegas.
Ha pasado por escenarios como la Sala Zitarrosa en Montevideo, Uruguay; el Foro del Tejedor y Lunario del Auditorio Nacional en Ciudad de México; el Teatro Municipal de Lima en Perú, entre otros.
Recientemente participó en el showcase Verano Alternativo del Latin Alternative Music Conference (LAMC) en Nueva York y del SXSW en Austin, Texas.
‘Amuleto’, su primer disco de estudio, fue producido por el músico cubano Julio Ramírez.
Federico Galvis Patiño es caleño, hijo de un filósofo dedicado a la docencia y una actriz de teatro y trabajadora social. Cursa estudios de antropología en la Universidad Icesi y es percusionista amante del folclor.
En instagram: @mareh.music
En Spotify:
Click en este enlace para escuchar 'Amuleto' en la plataforma Spotify.