Cuerpos conectados por el ritmo de la música, movimientos armónicos, salones vibrantes de sonido, pies tocando con fuerza el suelo, sonrisas, voces, señales, gestos... Así eran los espacios de baile de Danser Studio y la Fundación Academia de Baile Swing Latino antes de la pandemia. Hoy, aunque mediados por la virtualidad, se reintegran paulatinamente a la presencialidad.
Estas instituciones caleñas no se dejaron apabullar por el aislamiento preventivo y tomaron diferentes medidas para continuar desarrollando sus clases desde la virtualidad.
Para Jorge Moncada, representante comercial y encargado del área administrativa de la Fundación Swing Latino, “las complicaciones fueron al inicio, porque no estábamos acostumbrados a ver clases virtuales y no todos tienen buena cobertura a internet, ni se ajustaban a los horarios o no querían”. Esta situación provocó la deserción de varios alumnos. A pesar de esto, lograron salir adelante y actualmente, cuentan con 36 alumnos nuevos.
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De acuerdo con Paola Andrea Lenis, directora de Danser Studio, “el proceso de adaptación en horarios y conectividad fue rápido… en cuanto a la parte administrativa, comunicación, logística, hoy digo: ‘¡wow como reaccionamos de forma tan rápida!’. Hicimos reuniones con los profesores con cierta frecuencia para tener retroalimentación, hacer ajustes en los precios porque éramos muy conscientes de que el servicio no era el mismo”.
Sin embargo, esta adaptación representó para aprendices y profesores un gran reto, pues debido a la conectividad a internet, los diferentes pasos o ejercicios que realizaban se quedaban congelados en pantalla y debían iniciar de nuevo, lo que dificultaba el aprendizaje y una correcta retroalimentación para los alumnos.
De igual manera, muchos aprendices desertaron porque el paso de la presencialidad a la virtualidad no fue fácil para ellos. “Antes de la pandemia teníamos aproximadamente 80 alumnos…. En la virtualidad, 30. Una vez retomamos la presencialidad aumentaron 20, tenemos entre 40 y 50 alumnos”, comenta Lenis.
Así son las clases hoy
Actualmente, ambas instituciones manejan un formato mixto para desarrollar sus clases: de forma presencial y virtual. Para sus clases en línea las dos, usan la herramienta Zoom.
En el caso de la Fundación Swing Latino, las clases presenciales son de lunes a sábado de 9:00 a.m. a 9:00 p.m. y las clases virtuales, según Moncada, se ajustan a las necesidades de los clientes y la disponibilidad de los instructores. Normalmente las clases virtuales locales y nacionales se hacen en la tarde noche y las clases virtuales internacionales en la mañana o tarde, debido a la diferencia de horarios.
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En el caso de Danser Studio, retornaron a sus instalaciones de forma presencial el 13 de octubre. En la nueva metodología, comenta Lenis, los aprendices deben reservar un cupo para poder asistir a sus clases presenciales. “Se requiere un distanciamiento en las clases, antes en cada salón podían entrar casi quince personas, ahora solo entran ocho”.
La virtualidad les ha permitido a ambas organizaciones buscar nuevas alternativas para potencializarse. En el caso de Swing Latino, antes de la pandemia dictaban clases de forma virtual, sin embargo, estas eran para extranjeros. Actualmente, sus clases virtuales se extendieron por todo el territorio colombiano y lograron darse a conocer mucho más a nivel internacional. “Se ha fomentado mucho más la virtualidad, la gente sigue en esa misma tendencia, no únicamente en el tema del aprendizaje, sino también en la realización de espectáculos, hay muchas empresas que nos piden shows virtuales”, expresa Moncada.
La academia dicta clases para gente en EE.UU., Reino Unido, Australia, España, Argentina, Uruguay, entre otros.
Del mismo modo, para Danser Studio, la virtualidad les ha abierto horizontes, pues antes de la pandemia no tenían un formato virtual para desarrollar clases, pero ahora, dictan clases de jazz para personas en Bogotá y clases de hip hop para gente de Armenia. Además, en el aislamiento, dictaron clases para aprendices de Alemania, España y EE.UU. “La pandemia vino para mostrarnos nuevas formas de hacer las cosas y la virtualidad se quedará con nosotros… quienes quieran acercarse de forma nacional o internacional, estaremos ahí”, expresa Lenis.
Protocolos de bioseguridad
Las organizaciones cuentan con protocolos de bioseguridad para brindar un servicio seguro y responsable. La directora de Danser Studio comenta que antes de ingresar al estudio, los alumnos deben enviar un cuestionario en el que se registran su estado de salud, esto le permite a ella prevenir cualquier situación si algún alumno presenta síntomas. Cuando llegan a las instalaciones deben desinfectar los zapatos en el tapete de desinfección, se les toma la temperatura, se limpian las manos y deben mantener el tapabocas antes de la clase y cuando esta finaliza.
Tienen la posibilidad de retirarse el tapabocas durante la clase porque para cada uno hay un espacio marcado con cintas en el suelo que indican el distanciamiento que debe existir de persona a persona.
En la academia Swing Latino hay un procedimiento similar para el ingreso a la escuela. Pero las personas deben llegar con el tapaboca puestos y usarlo todo el tiempo, si no lo tienen puesto, no se les permite el ingreso.
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Cada salón cuenta con un dispensador de gel antibacterial y alcohol. Y hay unas marcaciones que indican el distanciamiento entre una persona y otra. Y en cada clase hay mínimo cinco alumnos y máximo diez
Experiencias
La experiencia en la virtualidad, la bailarina de salsa Jennifer Tróchez, la califica como “muy interesante porque debemos estudiar más los pasos para poderlos aprender bien. Pero también, como mala, debido a los servidores de internet, pues se caían y las clases se veían interrumpidas”.
Para Antonia Solarte, alumna de los estilos Urbano y Jazz de Danser, “al principio fue muy duro porque es muy diferente a la presencialidad, ya que aprendimos frente a una pantalla por mucho tiempo. A mí al principio me costaba mucho entender algunos pasos o las direcciones, además, por mi conexión a internet, era muy inestable”.
Pero las dificultades en la conexión no han sido un impedimento para ellos. El gusto que sienten por el baile es superior a cualquier dificultad y gracias a esto, lograron desarrollar un aprendizaje más autónomo y como dice el adagio popular, al son que les toquen, bailan. “Debo autocorregirme si no estoy haciendo algo bien, estar pendiente de las indicaciones del instructor y hacer los movimientos de forma correcta para no equivocarme o lastimarme”, comenta Jennifer Tróchez.
Por su parte, Victoria Butrabi, bailarina de salsa de Swing Latino expresa que ha desarrollado valores como “la responsabilidad, el compromiso con el grupo…la confianza”.
Entre tanto, Miguel Guzmán, instructor y coreógrafo de Swing Latino resalta que la experiencia de enseñanza del baile desde la virtualidad ha sido una herramienta para mostrarles a muchas personas que no están en la ciudad, la cultura caleña.
Aprendices de ambas instituciones han ido regresando poco a poco y con mucho entusiasmo a la presencialidad. Este año han tenido que bailar al son de la virtualidad y aunque parecía que la pandemia bailaba más rápido que el arte, este le salió al paso y logró renovarse. Los alumnos tienen muchos anhelos con respecto a su aprendizaje como bailarines, desean seguir mejorando su técnica, expandir su horizonte como artistas, entre otros sueños llenos de perseverancia. Como el de Victoria Butrabi, de Swing Latino, quien expresa que quiere seguir bailando “hasta que el cuerpo aguante”.
Inversión
La inscripción a la Fundación Academia de Baile Swing Latino tiene un valor de $30.000 para niños y adultos. Esta tarifa es igual para las clases virtuales y presenciales.
En la presencialidad, la mensualidad para niños tiene un valor de $120.000 y para adultos el costo es de $130.000. Estos precios corresponden a una intensidad horaria de 8 horas.
En la virtualidad, la mensualidad tiene un valor de $80.000 para niños y adultos.
En Danser Studio, en el caso de las clases, están manejando tres formatos que consisten en diversos paquetes que las personas arman de acuerdo con lo que les parece más asequible y cómodo.
Por ejemplo, la mensualidad del paquete presencial de 8 clases tiene un valor de $180.000.
Este mismo paquete de forma semipresencial tiene un valor de $148.000 y la mensualidad de un paquete de 8 horas en la virtualidad tiene un valor de $73.000.