“La pregunta de cuál es tu sueño en la vida debe ser la más importante, porque yo siento que este impulso es algo que proviene de la intuición, desde tu ser profundo que quiere algo y te lo quiere decir por medio de la imaginación”, expresa con gran emoción Maïlis Fontani, una muralista francesa que llegó a Cali en diciembre y se ha enamorado de la sencillez y la alegría de los caleños.

Esta joven viajera de 23 años, oriunda de Saint-Thomas-en-Royans, Parque Nacional Natural del Vercors, hace ya tres años que comenzó a viajar y a perseguir su sueño, convencida de que para perseguir un sueño hay que tenerlo primero muy claro, para poder alcanzarlo.

Muralista francesa, Maïlis Fontani, plasma su arte en el barrio San Antonio de Cali. Foto José L. Guzmán. El País | Foto: El País

Hace 3 años ella llegó a Lima, Perú, y comenzó a pintar, una de las aficiones que siempre tuvo en mente, y que sus padres le cultivaron; dos personas que quizá no tenían su misma habilidad, pero que permitieron que su hija descubriera, para poder vivir como pintora y viajar por el mundo dejando plasmado su arte en cuanto muro encuentra.

Fontani no manejaba el español para nada, pero en su camino por Latinoamérica comenzó a dominar un idioma que le permitió conocer todo tipo de historias, gente que le deja siempre alguna enseñanza para su vida: “Siempre aprendo de cada persona que conozco en mi camino”, afirma.

“Creo que lo primero es saber realmente qué se sueña, imaginarlo y visualizarlo. Sentir esa emoción de ‘¡wow!’, casi como si ya lo estuvieras viviendo. Es como si ya pudieras verte haciéndolo. Sin embargo, no basta solo con imaginarlo, hay que dar el paso para hacerlo realidad, aunque sea difícil. La imaginación puede llevar muy lejos a una persona. En mi caso, con este viaje, yo sabía que era mi sueño. Me tomó tres semanas decidirme a comprar el vuelo. Hablé con toda mi familia tres veces antes de hacerlo. Recuerdo que un día salí a caminar y mi hermano me dijo: “Volvamos a casa y compra el boleto”, en ese momento me sentí muy estresada, pero también increíblemente feliz, porque me dije a mí misma: “Lo voy a hacer”, volví a casa, compré el boleto y fue una explosión de emociones. Creo que perseguir un sueño da miedo, y es completamente normal sentirlo”, cuenta Maïlis.

Esta joven viajera de 23 años, oriunda de Saint-Thomas-en-Royans, Parque Nacional Natural del Vercors, hace ya tres años que comenzó a viajar y a perseguir su sueño. Mural en el barrio San Antonio de Cali. Foto José L. Guzmán. El País | Foto: El País

Desde entonces ha viajado a Perú, Argentina, Brasil y Colombia, y adonde llegaba se hacía amiga de colombianos que siempre la invitaban a conocer “el país de la belleza”, y como ella dice: “Le hago caso a la intuición” y ha recorrido cada región, cada ciudad, ha estado en Barranquilla, Pasto, Cali y pronto viajará a Medellín a pintar un mural en la Comuna 13 de esta ciudad.

“Después de Río de Janeiro, Cali es mi ciudad favorita, porque me encanta la forma en que aquí se comparten momentos especiales. Por ejemplo, estoy muy feliz de estar pintando en esta calle porque pasé el Año Nuevo aquí, en Cali, y fue una experiencia increíble. Había caleños, colombianos de otras partes y extranjeros, todos juntos, bailando en la calle, en un espacio libre para todos. Eso es algo que quiero guardar en mi corazón, porque es una forma de amor que se comparte”.

Por eso la artista no quiso irse sin dejarles algo suyo a los caleños, y pintó aves, bailarines e incluso un mapa de ese Cali Pachanguero con todos los puntos de interés para turistas como ella, en uno de muchos hostales que hay en el barrio San Antonio.

En todo su recorrido por Latinoamérica ha realizado más de 30 murales, que le han traído más que una satisfacción profesional, amigos y anécdotas. “En mi primera semana en Argentina conocí a un colombiano de Bogotá. En solo dos días nos hicimos muy buenos amigos y terminamos viajando juntos durante un mes. Cuando él regresó a Colombia, yo conocí a dos colombianas y viajé otro mes con ellas. Un amigo francés que se enamoró de esta ciudad, me insistió: ‘Tienes que ir a Cali, tienes que vivir la Feria de Cali’”.

En la Capital de la Salsa ha intercambiado dos murales por clases de baile. Hoy piensa que la realidad que vio aquí supera en belleza a como la imaginó. Mural en el barrio San Antonio de Cali. Foto José L. Guzmán. El País | Foto: El País

En ese momento, la Feria estaba aún a seis meses de distancia, y ella no sabía si seguiría viajando tanto tiempo. Pero la idea se quedó clavada en su cabeza. Al final, siguió explorando y un día llamó a sus padres para decirles: “No voy a estar en casa para Navidad, me voy a Cali para la Feria”.

Viajar en principio, no es tan sencillo, como lo cuentan los viajeros, siempre hay que tener unos buenos ahorros para emprender el vuelo. En el caso de Maïlis, ella se graduó como maestra de matemáticas y con el dinero que recogió en las clases que impartió en Francia, logró volar tras su sueño en Latinoamérica.

“Ahora que viajo, a veces lo hago mediante intercambio de alojamiento. En esos casos, tengo que pintar o hacer algún otro trabajo a cambio de comida y hospedaje. Por ejemplo, en la costa, en el municipio de Buritaca, Santa Marta, me daban comida, alojamiento y regalos. Gracias a eso, estuve más de un mes sin gastar prácticamente nada”, narra.

En la Capital de la Salsa ha intercambiado dos murales por clases de baile. Hoy piensa que la realidad que vio aquí supera en belleza a como la imaginó. “En la pintura y en el baile, si te dejas llevar sin preocuparte por cómo te ves, lo disfrutas más. Pinto según lo que siento. Al final, creo que todo se trata de eso: atreverse a soltar y fluir”, concluye esta francesa adoptada por Cali.

Vé: Muralista francesa Mailis Fontani, plasma su arte en el barrio San Antonio de Cali. Foto José L Guzmán. EL País | Foto: El País

A la artista la pueden seguir en su red social de Instagram para apreciar las diferentes obras que ha realizado en Latinoamérica, de las cuales varias a elaborado en varias ciudades de Colombia. La salsa y su sabor fue algo que dejó admirada a Maïlis Fontani, porque Cali fue su mayor inspiración.