Por Juan Carlos Moreno Urán, reportero de El País
En los Andes peruanos, dos hermanos son criados en aislamiento por su padre, un pintor de Tablas de Sarhua que intercambia su arte en el pueblo por provisiones, mientras sus hijos le esperan, cuidados por sus perros. Una mañana, Diógenes no se despierta. Sabina y Santiago conviven durante tres días con el cadáver de su padre, anhelando que abra los ojos. Tras reconocer su muerte, irán en busca de su pasado.
Esta es la historia de Diógenes, una película dirigida por el peruano Leonardo Barbuy La Torre y que ya se encuentra en las salas de cine en todo Colombia. Una historia que desde un comienzo cautivó el ímpetu de hacer cine de la empresa productora colombiana La Selva Cine, de las cineastas Laura Mora (Los Reyes del Mundo y Matar a Jesús), Daniela Abad (Carta a una Sombra y The Smiling Lombana) y Mirlanda Torres.
Este film también cuenta con la productora peruana Illari Orccottoma Mendoza de Mosaico y David Hurst de Dublín Films de Francia, una realización que ha generado grandes expectativas tras su estreno mundial en el Festival de Málaga, donde fue galardonada con dos Biznagas de Plata en la sección ZonaCine: Mejor Película Iberoamericana y Mejor Dirección. Posteriormente, se presentó en Cinélatino Recontres de Toulouse, y en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
Coproducción colombiana
“Diógenes es una película singular, que nos recuerda que las heridas y la belleza de los países latinoamericanos son similares y nos hermanan. Es una película que intenta usar la imagen y el sonido en pro de construir una experiencia artística y cinematográfica conmovedora, que estimula el pensamiento y las emociones”, afirman Mirlanda Torres, Laura Mora y Daniela Abad, productoras de La Selva Cine.
Laura Mora, Daniela Abad y Mirlanda Torres, tres talentosas cineastas y amigas, que hacen parte de las 40 mujeres más poderosas del cine internacional, según Hollywood Reporter (The 40 Most Powerful Women in International Film) unieron fuerzas para crear La Selva Cine, una productora que se destaca en el panorama cinematográfico latinoamericano.
Laura Mora es conocida por su gran talento para dirigir obras dramáticas, destacándose con películas como “Matar a Jesús” (2017) y “Los reyes del mundo” (2022), siendo esta última seleccionada como la representante de Colombia en los Premios Óscar. Por su parte, Daniela Abad ha recibido aplausos por sus documentales “The Smiling Lombana” (2018) y “Carta a una Sombra” (2015). Mirlanda Torres tiene una amplia experiencia en producción, habiendo trabajado en series de renombre como “Mala Fortuna” (2023)y “Frontera Verde” (2019).
Soñar a Diógenes
La película fue creada íntegramente en el pueblo ayacuchano de Sarhua La idea de Diógenes surgió de un sueño que Leonardo Barbuy tuvo hace siete años sobre un hombre que vive solo en las alturas de los Andes y muere sin que nadie lo note.
“Esta película ha tenido una gran acogida en Colombia, porque las personas en los conversatorios han querido comentar sus experiencias sobre esta historia que ha tocado mucho de lo que ha vivido el país estos años” comenta su director.
Este concepto se concretó cuando Barbuy, con la guía de la lideresa sarhuina Elizabeth Canchari, y su equipo comenzaron una serie de visitas a Sarhua, descubriendo que la comunidad de pastores y artesanos era el escenario perfecto para la historia.
Esta ópera prima de Barbuy reflexiona sobre las consecuencias del conflicto armado interno en Perú, explorando las secuelas emocionales y psicológicas en un entorno postconflicto, una historia que en Colombia puede abrir el debate de la reconciliación y la verdad de un conflicto que aún perdura.
A través de una narrativa poética y una puesta en escena visualmente inspirada en la fotografía blanco y negro de Musuk Nolte, quien es un artista visual peruano que aborda temáticas sociales como la memoria histórica, los pueblos originarios y la depredación ambiental.
Barbuy utiliza elementos como movimientos de cámara verticales y travellings circulares para construir un mundo particular, sumergiendo al espectador en la realidad de una familia desarraigada que habita en un limbo entre la vida y la muerte. La cinematografía en tenso blanco y negro de Mateo Guzmán y Musuk Nolte refuerza esta atmósfera de ensoñación y duelo.
Barbuy diseña un entorno cerrado sobre lo irrecuperable, donde el duelo silencioso y la búsqueda espiritual se convierten en elementos centrales, y a través de símbolos y recuerdos, explora temas universales como la memoria, el perdón y la reconciliación.