Con los casos de ansiedad y depresión en aumento tras la pandemia del Covid-19, así como los de suicidio en el mundo, en especial entre personas jóvenes, la salud mental es un tema que cobra mayor importancia, y más, tras las alertas lanzadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que los países tomen acciones ‘urgentes’ al respecto.

Sin embargo, los sistemas de salud de países como Colombia, parecen no estar preparados para afrontar una crisis de estas proporciones, contando con tiempos cortos de atención cortos para los pacientes; la medicación suele ser la principal y rápida alternativa, pero sin atacar, con profundidad el problema real.

"Tomé la decisión de salirme del sistema de salud para hacer consulta privada, con más tiempo para el paciente e indagar en esos dolores, sus creencias, saber si creen en algo superior”. Pablo Gómez | Foto: Cristian Bayona / Colprensa

Pero, los especialistas no se quedan con los brazos cruzados, buscan alternativas para mejorar la calidad de la salud mental.

Es el caso del psiquiatra colombiano Pablo Gómez, quien lleva compartiendo su conocimiento a través de las redes sociales, y ahora, en su libro ‘Entrena tu cerebro para ser feliz’, donde muestra cómo la neurociencia y la espiritualidad pueden coexistir, se entrelazan de manera profunda y transformadora.

En el libro, muestra cómo en sus consultas explora el uso de herramientas espirituales como la meditación, la respiración consciente, la compasión, el perdón y la gratitud, y demuestra, con fundamentos científicos, cómo estas prácticas impactan el cerebro y mejoran el bienestar de las personas.

El libro está escrito como una conversación, explicando las cosas a un paciente, de la manera más sencilla posible pero sin perder la profundidad, logrando crear una guía de cómo moldear el cerebro, reprogramar creencias limitantes y entrenar la mente para instaurar hábitos positivos.

¿Cómo es abordar la espiritualidad dentro de la comunidad neurocientífica?

Ha sido una discusión de toda la vida y siempre hemos pensado que la espiritualidad hace parte del reino de los cielos y la ciencia es de la Tierra, pero estamos viviendo una época muy bonita porque investigadores de gran renombre dicen que hoy la neurociencia no está descubriendo muchas cosas, más bien está comprobando o reafirmando, a través de nuevas tecnologías, cómo todas esas prácticas que nos ayudan a conectar con eso que llamamos espiritualidad, realmente tienen un impacto para nuestra salud física y mental.

‘Entrena tu cerebro para ser feliz’, Pablo Gómez, editorial Grijalbo 2025. | Foto: Grijalbo

Gradualmente, la ciencia se tendrá que abrir a considerar cosas que tal vez no son tangibles y que aún no tenemos las herramientas suficientes para medir, pero vamos por ese camino.

¿Cómo terminó en medio de la ciencia y la espiritualidad?

Al terminar mi año rural vi en un programa de televisión del Perú en el que aparece un señor haciendo hipnosis, y aunque pensaba que todo era mentira, compré un libro sobre hipnosis, que además, fue escrito por un psiquiatra norteamericano, quien en su momento era director de uno de los departamentos de psiquiatría más importantes de la Florida.

En él, muchos de los hipnotizados hablan de experiencias después de la muerte, lo que me cautivó y decidí a estudiar hipnosis, en especial, hipnosis regresiva, enfocada en terapias de vidas pasadas. Ahí es donde conecto completamente con lo espiritual, que defino como estar absolutamente seguro de que yo no solo soy un cuerpo físico, sino que hay una energía dentro de mí y que nunca se agota y tiene un propósito. Una espiritualidad que es una herramienta poderosa para poder ayudar a mis pacientes.

¿Es posible reprogramar el cerebro?

El activo más valioso que nosotros tenemos es la mente. Si la usamos bien, nos puede convertir en lo que queramos, pero está determinada por toda esa historia de la que hablamos, por lo que la propuesta es entrenar la mente para ser felices, y cuando hablo de entrenar la mente es entrenar la atención, donde viene la parte neurológica.

Hay unas vías neurológicas establecidas, como una llamada red por defecto, la cual está encargada de generar pensamientos todo el tiempo. Cuando creemos que no estamos haciendo nada, esa red está haciendo mucho, con un montón de pensamientos, que tienen sus propias características.

Muchos de ellos son pensamientos del futuro pero negativos, cargados de ansiedad y miedo. También pensamientos del pasado recordando el dolor, y muchas veces nos engañamos creyendo pensar en el presente, pero nos estamos criticando y juzgando.

Existen prácticas que nos permiten observar los pensamientos. Cuando empiezo a entrenar mi mente, tener la capacidad de no ser hiperreactivo, de respirar, de observar y tener la capacidad de mirar lo que está pasando, puedo dar una interpretación diferente y generar unas conductas más productivas y me puedan ayudar a ser más feliz.

¿Cómo enfocarnos y prestar más atención?

El tema de la atención es grave con todos los estímulos tecnológicos que tenemos hoy en día, nos han vendido la idea de que podemos hacer varias cosas al tiempo y eso es mentira.

La multitarea es para los computadores, no para nosotros, lo que terminamos haciendo es fraccionar la atención, no hacemos dos cosas al tiempo, solo saltamos de una a la otra, lo que genera mucho malestar para el cerebro, un gasto de energía innecesario y aumenta la posibilidad de tener errores.

"Mi propuesta en el libro es buscar cómo estar en paz con el pasado, en especial a través del ejercicio del perdón, que suele generar el dolor emocional y termina manifestándose en el cuerpo a través de diferentes enfermedades”. Pablo Gómez | Foto: Cristian Bayona / Colprensa

Cuando nosotros activamos la red neuronal de la atención y somos conscientes que no podemos lograr mantener la atención por más de 20 minutos, podemos empezar a generar los cambios necesarios para lograr una mayor atención, que es mayor productividad, calidad de vida y mayor felicidad.

¿Cuáles son algunas de las prácticas para reactivar la atención?

Técnicas como la respiración, la meditación y prácticas orientales como Yoga y Tai Chi, que lo veíamos como cosas locas o raras, hoy en día la neurociencia está diciendo que eso sí sirve y mucho.

La meditación, por ejemplo, lo que hace es desacelerar esa red por defecto y activa la red de la atención, y en la medida que yo la active, estoy modificando estructuras en mi cerebro que tienen que ver con esa impulsividad.

La meditación tiene un impacto en la corteza prefrontal que es la atención y unas estructuras que se llaman amígdalas, que no son las de la garganta, y que tienen la función de estar atentas al entorno, a ver de dónde vienen las amenazas, por eso, siempre digo que vivimos con amigdalitis, de forma histérica, hiperreactiva, muy dramática.