En la mañana de este viernes, Colombia conoció la triste noticia que el maestro Fernando Botero falleció a la edad de 91 años tras enfrentar algunas complicaciones de salud. Según informó El Tiempo, fuentes cercanas a Botero confirmaron que el artista estuvo bajo cuidados médicos durante varios días en una institución sanitaria. Sin embargo, solicitó ser trasladado a su hogar en Mónaco, donde finalmente falleció.
El Tiempo recordó la fascinante anécdota compartida por su hijo, Juan Carlos Botero, quien relató a este medio un episodio en el que su padre se enfrentó a las turbulentas aguas marinas para rescatarlo de un posible encuentro con un tiburón.
Al preguntarle a Botero Zea sobre cuál era el recuerdo más apreciado y casual que guarda junto a su padre, compartió un relato verdaderamente singular que, según sus propias palabras, “no estaría contando” de no haber sido por una buena dosis de fortuna.
Recordó que en la década de los años 60, su padre adquirió una residencia en East Hampton, una localidad a las afueras de Nueva York, en Estados Unidos. Esta casa solía ser el refugio de la familia durante los veranos, donde ocasionalmente disfrutaban de la playa. El maestro Botero tenía la costumbre de emprender largas caminatas en solitario para reflexionar sobre sus pensamientos, una actividad que Juan Carlos, en su niñez, encontraba sumamente misteriosa.
El hijo del artista narró que en ciertas ocasiones, el mar se volvía impetuoso y los tiburones nadaban cercanos a la costa. En una de estas situaciones, el silbato del socorrista resonó, lo que los llevó a abandonar el agua con premura. Junto a su padre y su hermano menor, presenciaron la dorsal de un imponente tiburón blanco emergiendo de las aguas.
“De pronto vimos salir del agua una enorme aleta dorsal, cortando la superficie, y quedamos mudos por el tamaño y por su aspecto siniestro. Ahora sé que la aleta era de un tiburón blanco, que abundan en esa costa”, reveló.
Sin embargo, este no sería el episodio más arriesgado vivido por Botero Zea en ese lugar. Continuó relatando cómo, mientras jugaba en las olas cerca de la orilla, “de pronto sentí que una fuerza me estaba succionando y no me dejaba salir del agua. No entendía lo que estaba pasando, y ahora sé que era una corriente de resaca, que me estaba jalando hacia el mar adentro”.
En ese instante, sus pies perdieron contacto con el fondo marino, y a pesar de sus esfuerzos por regresar a la orilla, no lograba avanzar. Nadie parecía percatarse de su apremiante situación, y estuvo al borde del ahogamiento. En ese momento crítico, su padre entró en acción: “Veo que aparece mi papá, corriendo y dando zancadas en el agua, y se metió en el mar y me sacó en el último minuto. Si él hubiera estado durmiendo una siesta, por ejemplo, o caminando lejos por la playa, él tampoco me habría visto y yo no estaría contando la historia”, concluyó.
Las últimas horas de vida de Botero
En una entrevista con Blu Radio, Lina Botero, hija de Fernando Botero, desveló las circunstancias que rodearon su deceso y cómo el ilustre artista colombiano experimentó sus últimos días en este mundo.
“Hasta el sábado pasado estaba pintando. No hacía cuadros de óleo porque no podía estar de pie; sin embargo, los realizaba a vinilo. Todos los días trabajaba cuatro horas y trabajaba esa técnica que es una de las difíciles porque no permite errores. Tuvo una suerte infinita que hasta los 91 años pudo trabajar. Todos los días se levantaba con la ilusión de que iba a su estudio a continuar con las obras que había empezado el día anterior”, relató.
Además, Lina Botero compartió que la pérdida de su compañera, Sofía, en mayo, representó un impacto emocional significativo para Fernando Botero. La partida de Sofía sumió al artista en una profunda tristeza, ya que compartían una conexión que iba más allá de la relación de pareja; “eran compañeros del alma. Más allá de su relación de pareja, compartían ese mundo de artistas. Mi papá ya estaba delicado de salud, llevaba varios años ya con un Párkinson rígido, eso le dificultaba caminar, comunicarse y tragar”.
En las últimas semanas, el renombrado artista colombiano desarrolló una neumonía. “Empezó a toser mucho el sábado, el domingo no fue al estudio y hubo un momento que ya le estaba dificultado mucho respirar, lo llevé al hospital, afortunadamente le dieron la atención que merecía y murió tranquilamente”, compartió Lina Botero con el medio de comunicación mencionado anteriormente.
Según las palabras de la hija, su padre solía afirmar que si no disfrutaba de una calidad de vida adecuada, eso no constituía una vida para él. El destacado artista colombiano se apagó en tranquilidad. “Estuvimos agarradas de la mano hasta que él dio su último suspiro a las nueve de la mañana hora de Mónaco”, concluyó.