Carlos Elliot Jr ya tiene su leyenda en el mundo del blues, un espacio musical lleno de personajes con nombres sonoros como Howlin' Wolf, John Lee Hooker, Koko Taylor y B.B. King, entre otros grandes exponentes del género musical nacido en el delta del río Mississippi, en Estados Unidos, hace más de un siglo.
Esta leyenda cuenta que un muchacho proveniente de las montañas colombianas, Dosquebradas (Risaralda), viajó al norte en busca de las raíces del blues, allá recorrió muchos caminos, tocando en los templos del Mississippi donde nació esta música, y probando ante los maestros que tenía el mojo necesario para interpretar el blues, es decir, ese sentimiento desgarrador que solo un auténtico 'bluesman' sabe expresar. Así fue como Carlos Elliot Jr fue adoptado por esta exclusiva familia. De hecho, en una de las publicaciones más destacadas en el mundo del blues, la revista especializada American Blues Scene, es considerado el músico de blues más destacado de Colombia.
El ‘bluesman’ de la montaña, así llaman ahora a Carlos Elliot, y este apelativo deriva del estilo propio que tiene su música, puesto que ha logrado fusionar con éxito los sonidos de sus raíces rurales con la base del blues más tradicional. Pese a su devoción por la autenticidad del sonido, “no soy un purista de los géneros musicales”, dice.
Al respecto, el álbum 'El Blues de la Parranda' prueba que este músico no ha perdido su conexión con la montaña. En esta producción se escucha una mezcla extraordinaria de música bailable campesina con arreglos de blues, también destaca la participación del trovador campesino, Rubiel Pinillo y su grupo Los Parranderos de La Florida, todos originarios de la misma vereda donde nació Carlos Elliot Jr.
Con motivo de su presentación en el festival 'Blues en el Balcón' realizado en Sevilla (Valle) este 23 de junio, Carlos Elliot Jr habla sobre la conexión mística que él descubrió entre el río Otún de Pereira y el río Mississippi.
¿Cuál fue su primer contacto con el blues y cómo viviendo en las montañas colombianas se enamoró de esta música?
Crecí siendo rockero en Dosquebradas, una ciudad pequeña de Risaralda, conociendo de la música al compartir casetes con amigos, y siempre he tenido la inclinación a explorar y a encontrar respuestas y en la música naturalmente con el tiempo encontré el blues. Descubrí que esta fascinación que encontraba en muchas músicas, provenía del sentimiento profundo del blues.
¿Qué experiencia en particular lo motivó para convertirse en un ‘bluesman’?
No me considero propiamente un bluesman, exploro en la actualidad muchas músicas pero creo que en un principio al atreverme a expresar mi sentir a través de este lenguaje del blues, encontré una plenitud.
¿Cómo fue su experiencia tocando blues en el Mississippi, la tierra donde se originó esta música?
Ha sido una linda experiencia, de descubrir la importancia de rendir tributo a una tradición ancestral, un gran reto también, muchas dudas que al reconocerlas y resolverlas fortalecen el camino. Para mí ver que estaba vivo allá este espíritu de la música, fortaleció la determinación de caminar esta ruta. Al principio siempre hay una prevención de la comunidad, observan atentamente qué intención perciben en los artistas que se atreven a venir a Mississippi, creo que el respeto y la admiración ayudaron bastante en estas primeras experiencias.
¿Quiénes son The Cornlickers y cómo terminaron tocando con usted?
The Cornlickers fueron los miembros de la banda del legendario Big Jack Johnson de Clarksdale, Mississippi con quien grabaron sus últimos 4 álbumes antes que falleciera en marzo del 2011; por esas fechas yo andaba hace ya un par de años deambulando por esos lugares y una vez en un Jam nos conocimos, ellos me invitaron al día siguiente a una sesión en vivo con varios artistas y de ahí inicia la historia donde hemos grabado ya 2 discos juntos.
¿Cuál es la historia detrás de la canción 'Katrina, the mule'? Katrina es la mula de la tía consuelo y es muy mansa, aparentemente, porque cuando le quitas el lazo sale arriada como alma que lleva el diablo, yo le puse Katrina como el huracán.
¿Para usted cuáles son las características esenciales que debe tener el blues?
No soy un purista de los géneros musicales, de hecho he aprendido a apreciar las músicas de la manera como se presenten, pero sí pienso que para poder hablar de un género o algún fenómeno cultural en particular hay que tener un acercamiento con la raíz y vibrar más con su sentir que con las características que lo definen como tal.
¿Por qué considera que un género tan tradicional y antiguo como el blues sigue cautivando a públicos de todo el mundo?
El Blues en un lenguaje universal, tal como lo son otras músicas del planeta pero esta en particular se encuentra presente en casi todos los géneros más populares. He visto cómo esta música cautiva a público en todo el mundo, sin importar color de piel, lenguaje, creencia, edad. Este tiene origen en las manos de descendientes africanos, quienes fueron traídos en unas condiciones muy difíciles a un territorio místico y ancestral americano, e interpretando estructuras musicales e instrumentos europeos de hombres de piel blanca. Así blanco, negro, rojo o amarillo hacen de esta música un lenguaje muy poderoso, en particular esta interacción entre comunidades negras e indígenas, incorporando nuevamente el tambor en resguardos alejados de los campos de esclavitud.
¿Qué opina del auge de géneros como el reggaetón, frente a una de música de culto como el blues?
El reggaetón hoy es una música prefabricada, así como lo fue desde hace décadas cierta música rock y pop, incorporan ritmos con cadencias muy poderosas que te atrapan, es una fórmula mágica que la industria musical ha aplicado incansablemente porque sigue y seguirá funcionando, la vibración es la que carga el mensaje y la intención viene detrás. No me disgustan estos fenómenos, de hecho disfruto de cualquier música que tenga gran carga rítmica en particular como esta que nombras.
¿De qué modo un artista único como Carlos Elliot ha logrado permanecer en un mercado que privilegia la música más común y comercial?
Nuestra música es orgánica, como una siembra sin pesticidas, ni fertilizantes, y hay un público que busca esto en su vida, la música es medicina, transforma realidades, inspira a la creación, hemos podido subsistir y vivir de la música gracias a que hemos hecho comunidad en donde hemos podido llegar, brindamos a la gente una experiencia de una forma cercana. Son estas personas que nos han permitido seguir haciendo nuestro trabajo y cumpliendo nuestro propósito.
¿Qué artistas de blues colombianos recomendaría?
Para nosotros el blues como tal no es una bandera que se alza, es un lenguaje que viene cargado con mucha fuerza y logra inspirar a mucha gente que resuena en esta vibración. En Colombia somos varios los que hemos adoptado este lenguaje, yo he escuchado diferentes propuestas que, como al igual que nosotros, se han acercado a este género musical de diferente maneras: Leo Parra, Fatso, Carlos Reyes, Vanegas Blues, Sur Blues, son los que recomendaría.
Su música tiene mucho del misticismo indígena de Norteamérica, ¿cuál es ese otro elemento ancestral colombiano en su música?
El blues es ese espíritu vivo de nuestra ancestralidad que le da vida a este lenguaje desde acá, territorio Quimbaya, Muisca, Yanakuna por nombrar algunos, pero en este país, en este continente y en este planeta todos somos familia.
¿Cómo logró crear ese sonido denominado blues de la montaña en su álbum ‘Del Otún al Mississippi’?
El Mississippi Hill Country Blues nace al norte del estado de Mississippi, y precisamente surge de este fenómeno de la interacción de culturas negras e indígenas, le devuelve el tambor y la alegría al negro en el campo, se convierte en música rural bailable, tal como se reconocen muchas de nuestras músicas en Colombia.
¿De qué modo logró asociar el campo colombiano con el blues norteamericano?
Hay una historia de la que basamos nuestro disco Del Otún y el Mississippi donde hablamos del palenque del Otún, siendo Otún el río que da vida a Pereira y cuyo nombre describe la forma de ver la creación por una comunidad africana. Este palenque escapó de la esclavitud del norte del Valle del Cauca, de las plantaciones y encontró resguardo con los indios Quimbaya al norte hacia la cuenca del río Otún. Esta historia se repite en Mississippi en los valles del delta y en la interacción con los indios Choktaw y Chickasaw al norte del estado de Mississippi.
¿Cuáles son los músicos de blues que más lo han influido?
John Lee Hooker, Bob Marley, James Brown, RL Boyce, Stevie Wonder, Junior Kimbrough, Taj Mahal, Fred McDowell, entre otros.
¿Qué es el blues de la parranda y cómo nació esta fusión con la música colombiana?
El Blues de la Parranda es un proyecto que hicimos junto a Rubiel Pinillo vecino de la vereda y de la cultura tradicional parrandera del páramo del Otún, Bobby Gentilo nuestro productor, los Parranderos de La Florida y Eduardo Oviedo nuestro baterista. Fusionamos músicas que comparten el mismo espíritu de la música rural bailable. Sacamos un disco-libro de 10 canciones con el apoyo de la fundación Albor. Andamos sonando ahora bastante en Radio Nacional de Colombia.
¿Cada ‘bluesman’ tiene su leyenda, cuál es la de Carlos Elliot Jr? Algún pacto sagrado en las montañas, algún viaje místico con bebidas ancestrales…
Todas las anteriores, cada ritual en nuestra vida define nuestro camino, soy una persona de muchos rituales y practico las medicinas de varias comunidades.
¿Cuál es ‘el mojo’ de Carlos Elliot?
‘Mi mojo’, creo, es el amor, la alegría, la fiesta, es mi altar, mis plumas, mis rituales y todo su significado.
"Hemos visitado Cali desde el 2013, ha sido muy valioso casi siempre el apoyo del Colombo Americano y el de otros colegas como los The Blue Turtles . Hemos estado también en Buga, Andalucía, Sevilla, Tuluá y Cartago".