Por Juan Camilo Rincón, especial para El País
“Nos convertimos en lo que somos a partir de los materiales que se nos dan”, dice un aguerrido Jack Johnson, primer campeón negro de peso pesado del mundo, antes de enfrentarse al boxeador James Jeffries, la Gran Esperanza Blanca, en 1910. Después de quince asaltos y con la mayoría del público en contra, el Gigante de Galveston obtuvo la victoria y el país entró en caos.
En la novela gráfica ‘La pelea del siglo’ (Caballito de Acero, 2023) el artista Youssef Daoudi y el poeta Adrian Matejka entrelazan, como lo diría el historietista Will Eisner, palabras y dibujos para lograr una dimensión de comunicación que aporta al cuerpo de la literatura y despierta una reflexión sobre la experiencia humana.
Con motivo de la primera traducción del libro al español, El País conversó con Luis Alejandro Díaz, editor de Caballito de Acero, la primera y única editorial en la región dedicada a ofrecer una visión literaria y artística del deporte.
¿Cómo nació la idea de ‘La pelea del siglo’?, ¿por qué se decidió narrar esta historia a través de una novela gráfica?
A lo largo del siglo XX ha habido muchas peleas denominadas así, ‘La pelea del siglo’. Por ejemplo, Ali vs. Frazier; Ali vs. Foreman; Dempsey vs. Carpentier e incluso, más cercanas como la de Mayweather vs. Pacquiao. Sin embargo, al mirar las fechas de estas peleas, la más antigua es la de Dempsey contra Carpentier en 1921.
¿Quiénes son Youssef Daoudi y Adrian Matejka?, ¿qué otros trabajos han hecho?
Adrian Matejka es el editor de la revista Poetry, una de las publicaciones literarias más antiguas en Estados Unidos; ha sido finalista del National Book Award y del Pulitzer Prize en poesía. Youssef Daoudi es un dibujante de cómics e ilustrador residente en Francia. Trabajó como director artístico para empresas multinacionales de publicidad durante quince años antes de dedicarse a escribir y dibujar novelas gráficas, entre ellas ‘Monk!: Thelonious, Pannonica, and the Friendship Behind a Musical Revolution’.
En una nota al comienzo del libro, el autor aclara que hizo “algunos cambios menores en cuanto a lugares y fechas para mantener la continuidad narrativa”. ¿Qué se hizo en términos narrativos para lograrlo?
Lo más significativo es que los personajes tienen voz; es decir, es como tener una película entre las manos: la línea narrativa la lleva tanto la imagen como el texto. Asimismo, es un libro con mucha investigación no solo sobre los hechos históricos sino que busca entrar en la sociedad de la época intentando con esto que el lector pueda ver y oír todo lo que se decía y lo que se pensaba en Estados Unidos a principios de siglo XX.
El prólogo lo escribió el colombiano Luis Enrique ‘El chicanero’ Mendoza, nacido en San Onofre, Sucre, y campeón mundial supergallo en los años noventa. ¿Por qué lo escogieron?
‘Chicanero’ es un personaje maravilloso. Hace poco lo vi en una noche de boxeo en Bogotá donde estaba vendando a los boxeadores. Mientras lo hace les habla de muchas cosas, de sus peleas, de lo que debe hacerse sobre el ring, de sus historias por el mundo, etc. Y quedé embobado. Era como escuchar a un narrador de historias... y así se pasó toda la noche mientras vendaba los puños de estos jóvenes. Ahí vi que un boxeador no solo gana con los puños sino con su voz, con sus historias, con el poder de la palabra.
¿Cómo se logró poner sobre la mesa el racismo, la esclavitud, las trampas y engaños en el deporte?
Estos temas están siendo muy bien investigados hoy en día. Se corren riesgos al ser temas “de moda”. Sin embargo, son heridas abiertas para una parte de la sociedad gringa como lo puede ser la Guerra Civil Española para el cine español o la dictadura de Videla para el cine argentino.