Se llama Javier Ramos pero en Villa Rica (Cauca) todos lo llaman Jota. Allí nació y creció entre los dos grandes flagelos de la sociedad colombiana: la pobreza y la violencia. Pero el amor de su abuela María Carolina, una de esas fuertes y generosas mujeres afrocolombianas, lo supo guiar con sabiduría entre la difícil realidad de su comunidad para que se convirtiera en un artista comprometido con las causas sociales.
Jota es corpulento y tiene más de 1.80 centímetros de estatura, por lo que atrae la atención en donde se encuentre, o mientras camina, si es por Villa Rica, todos paran para saludarlo. Aunque ya lleva varios años viviendo fuera del pueblo, él sigue siendo un muchacho del barrio, el mismo rapero que no ha dejado de retratar a todos los personajes locales y denunciar los problemas de esa comunidad, que en esencia son los problemas de todas las comunidades vulnerables.
En cada una de las canciones de su grupo musical Haga Que Pase, fundado en 2010 junto a su esposa, la actriz y cantante caleña Carol Hurtado, Jota Ramos reivindica el poder de lo popular y defiende el derecho a una mejor calidad de vida para todos, en especial para las comunidades afrodescendientes.
Haga Que Pase es más que rap y música urbana, se trata de un proyecto musical que fusiona ritmos del Pacífico, salsa y rock, con una carga de líricas sociales a las que nadie es inmune. En su primer álbum, ‘Música Pa’l Barrio’ (2014) hacen un homenaje al pueblo natal de Jota Ramos, la canción homónima se escucha como una crónica de Villa Rica: “Don Rigo en bicicleta con un tono muy aleta se pasea por la 20 en chanclas y con chores”. También tienen temas más críticos como ‘Los nadies’ o ‘Lantana’, un sencillo de 2016 en contra de la violencia de género.
Pero fue con la canción ‘Juntos ganamos’ de 2017, donde Haga Que Pase retrató la lucha de la comunidad bonaverense durante los 21 días de paro exigiendo mejores condiciones de vida, con la que el grupo ganó el premio Fair Play Anticorruption en Dinamarca.
“Es uno de los premios internacionales que se le dan a los artistas que luchan contra la corrupción, de los cuatro artistas que recibieron el premio, nosotros fuimos los únicos de Latinoamérica”, cuenta Jota Ramos, quien también es un activista social que ha liderado compañas por el agua potable en Villa Rica y denunciado la violencia que allí se vive. El resultado de todo ello fueron una serie de amenazas contra su vida.
Es por ello que en 2018, Jota, su esposa y su hijo, tuvieron que exiliarse en Europa donde continuaron su trayectoria, logrando presentarse en grandes escenarios de países como Portugal, España, Italia, Suecia y Dinamarca. También tuvieron oportunidad de presentarse en Sudáfrica, la tierra de los ancestros.
En 2020, Jota Ramos y su familia regresaron a su tierra para grabar su más reciente producción ‘Changó’, un videoclip bajo la dirección de Marlon Moreno, y en el que también participan los actores Jhon Alex Castillo y Alejandra Taborda.
‘Changó’ es una canción que hace homenaje a la tierra y a los campesinos, en su letra e imágenes se invita a volver a lo más elemental y descubrir el profundo lazo que une a las personas con la naturaleza. El video, que también es un cortometraje de gran factura audiovisual, fue estrenado este 4 de diciembre y se encuentra disponible en todas las plataformas y redes sociales de Haga Que Pase.
¿Cómo nace el concepto de Haga Que Pase?
Nace cuando yo me retiro de otro grupo musical, y estaba pensando en crear una propuesta artística donde mezclara mi activismo y mi habilidad musical, yo como compositor quería empezar a retratar las vivencias de las comunidades donde he vivido, básicamente lo que he visto en Villa Rica que es de donde yo vengo. El nombre del grupo: Haga Que Pase, se lo debo a mi abuela con quien yo me crié, ella usaba siempre esa frase para animarlo a uno y para mover a la gente, “si usted quiere algo, haga que pase”, decía. Con ese nombre nace nuestra banda en 2010, y nuestro objetivo fue usar la música como una forma de comunicar la realidad de las comunidades vulnerables.
¿Por qué decidió mezclar activismo y música?
Porque necesitábamos sobrevivir, esa es nuestra más grande motivación. Colombia tiene más de 10 millones de afrodescendientes y el 70% vive en condiciones de extrema pobreza, entonces los jóvenes que nacen en comunidades como la mía, tenemos muy pocas opciones. Por ejemplo, en Villa Rica, un lugar marcado por el conflicto armado, allí te gradúas del bachillerato y tienes tres opciones de futuro: o te vas para el Ejército, o para la guerrilla o con los paramilitares. Yo no quise hacer caso a esas invitaciones y desde muy pequeño traté de entender mi contexto, analizando realidades como que no teníamos agua potable y vivíamos en una situación muy limitada. Entonces, cuando una fundación que trabajaba con niños de la comunidad abrió unos talleres de rap yo me vinculé y empecé a rapear mi realidad, y así también empieza mi activismo, la música me hizo consciente y me comprometió. Después comencé a usar la música para defender y denunciar realidades en mi comunidad, así terminé apoyando causas ambientalistas y sociales. Yo creo que podemos mejorar las cosas desde la música y no desde las armas.
Haga Que Pase también es una familia, ¿cómo es hacer música y activismo con su esposa?
El encuentro en mi vida con Carol fue muy importante para que Haga Que Pase pasara, porque cuando tú quieres movilizar comunidades es fundamental tener una puesta en vivo muy impactante, entonces como Carol es actriz nos unimos para que ella se encargara de la parte escénica de nuestro proyecto, que las historias que contamos en nuestras canciones llegaran con una mejor representación en vivo, y durante nuestro trabajo creativo juntos terminamos enamorándonos y siendo pareja, ya somos una familia con un hijo de 7 años y compartimos lucha juntos desde el feminismo y el activismo por los derechos afrodescendientes. Dentro del grupo ella aporta su talento no solo en la interpretación de las canciones, sino en la realización de los guiones para los videos y el concepto visual de Haga Que Pase.
¿Por qué el grupo tuvo que exiliarse?
Yo soy uno de los líderes que defiende el agua potable en Villa Rica, donde no hay este servicio, esto me ha llevado a tener diferencias y además nuestra música es de denuncia social.
Yo comencé a recibir amenazas en un momento cuando Villa Rica estaba teniendo una oleada de asesinatos que empezó en 2016 y se recrudeció en 2017, por lo que yo hice las denuncias de esta situación. En esa época el Ministerio de Interior y Justicia me otorga un premio que yo rechazo de forma pública y aprovecho para llamar la atención sobre lo que nos estaba sucediendo, en ese momento recibí más amenazas, entonces de algunos organismos como Naciones Unidas y Amnistía Internacional me recomendaron salir del país con mi familia. Estuvimos dos años por fuera, en julio de este año volvimos con la intención de retomar nuestra carrera musical.
Volvieron por ‘Changó’...
Sí, ‘Changó’ es nuestro nuevo sencillo y representa la transición que estamos haciendo en Haga Que Pase, con esta canción hacemos un giro de la música protesta y entramos en un concepto más artístico. Aunque nos sentimos orgullosos de nuestras canciones protesta, también queremos hacer otro tipo de música, no limitarnos. En nuestro primer álbum, ‘Música Pa’l Barrio’, si tú escuchas encontrarás muchas vivencias, ahora con ‘Changó’ queremos mostrar otro lado de nuestra música, proponer nuevas formas de vida, de estar en armonía con el medio ambiente, valorar a nuestros ancianos y celebrar que estamos vivos.
Yo escribo esta canción inspirándome en el libro de Manuel Zapata Olivella, ‘Changó el gran putas’, porque leyendo ese libro reconocí todo el legado y recorrido de nuestra cultura. Entonces quise componer algo más espiritual y de celebración.
¿Cómo ha sido recibida la música de Haga Que Pase a nivel internacional?
Para nosotros fue una sorpresa, porque aquí en Colombia no somos muy reconocidos. Pero cuando empezamos a girar en España nos encontramos con muchos latinos, y aunque nuestras canciones retratan realidades colombianas, nos dimos cuenta que no es diferente en otros países del continente, ya que estas personas las identificaban en sus propios países y hacían suyas nuestras canciones. Nos decían que esas eran las mismas realidades por las que habían abandonado sus países, y los europeos nos escuchaban porque así se daban cuenta de lo que pasa en América Latina, nuestra música era básicamente como un periódico abierto que contaba realidades que otro tipo de artistas no se preocupan por denunciar. Este reconocimiento nos permitió ganar dos premios en Europa.
Hicimos muchas giras por Portugal, Italia, Suecia, donde llegábamos como desconocidos, pero al final terminábamos siendo los artistas principales, porque nuestra puesta en escena con la marimba, la fusión de hip hop con ritmos del Pacífico y las letras de nuestras canciones, impresionaban al público. Aquí en Colombia esos elementos son normales, pero afuera son muy poderosos.
En África vivimos tal vez nuestra mejor experiencia, estuvimos en Sudáfrica con el grupo y también realizando unos talleres de hip hop, fue una locura porque muchas personas allá ni se imaginaban que en Colombia había negros, y para nosotros que teníamos una imagen muy romántica de África nos sorprendió ver que allá también viven realidades similares a las nuestras, sentimos mucha empatía por esas comunidades y nos nutrimos mucho de su cultura. Esa es otra forma en la que buscamos impactar, haciendo intercambio cultural y apoyando procesos sociales en los países que visitamos.
¿Cuál es el trabajo social que realizan con Haga Que Pase?
Nosotros tenemos un proyecto que busca a través de las artes darle voz a los que no tienen voz, y formar pensamiento crítico en las nuevas generaciones. Hemos llevado este proyecto de forma itinerante a diferentes comunidades, allí realizamos talleres de hip hop y también de teatro, buscando que los jóvenes entiendan las problemáticas de sus comunidades y se conviertan en agentes de cambio. Porque no solo nos gusta quedarnos en la denuncia, también le apostamos a procesos que aporten soluciones, estamos formando nuevas generaciones que promuevan la vida.
Aquí en Cali tenemos nuestro propio proceso en el Distrito de Aguablanca, en el barrio Las Orquídeas, y también en zona rural de Dagua trabajamos con una comunidad campesina.
También estamos comprometidos con el medioambiente y la salud, por eso tenemos un programa de comidas orgánicas que desarrollamos desde una finca que tenemos en Villa Rica, allí estamos haciendo abonos y fertilizantes amigables con la naturaleza. Y siempre con nuestra música buscamos promover lo social y denunciar las problemáticas de nuestras comunidades.
¿Para usted qué es un artista comprometido?
Creo que para ser artista se debe ser una persona muy sensible, entonces es inevitable que te duela lo que sucede en el mundo y por eso terminas haciendo un arte que manifiesta ese dolor. Muchos artistas hoy han perdido esa sensibilidad, y muchos de los nuevos nacen sin tener esa conexión con el mundo. Entonces para mí el papel del artista es hacer llegar lo que sucede en el mundo a través de su obra, te hablo de mi caso, porque cada artista siente el mundo de forma diferente.
Para mí la música debe lograr que las personas sean ellas mismas sin importar los obstáculos, yo soy rapero en un país que no consume rap, hago música social donde nos matan por eso, pero yo defiendo el derecho a ser diferentes sin que se nos imponga un pensamiento único, el poder vivir en armonía desde nuestras diferencias y respetando la naturaleza.
¿Qué impacto ha tenido su música en su comunidad?
Mucho, cuando yo escribí la canción ‘Pueblo’, en la que me refiero a personajes y lugares de Villa Rica que solo nosotros conocemos, la gente la escuchó y se apropió de ella, porque era una canción sobre ellos. En mis composiciones yo me basó en vivencias de Villa Rica, pero a pesar de eso, los problemas siempre son iguales en muchas comunidades, entonces se pueden entender de igual forma. En Villa Rica la gente se siente retratada en mis canciones y yo me siento orgulloso de llevar por el mundo historias de mi pueblo.