El escritor mexicano Juan Villoro relata en ‘La figura del mundo’ algunos pasajes memoriosos en torno a su padre, el pensador mexicano-catalán, Luis Villoro. Sin el afán de escribir una biografía en estricto sentido, Villoro evoca aquí la vida singular de quien fuera filósofo, luchador social, zapatista y autor de una obra fundamental en el pensamiento latinoamericano.
En este libro hace una aproximación a una figura a la vez íntima y pública, adentrándose en las complejidades de cualquier vida, narrando con maestría instantes que se desdoblan para entender el ubicuo presente. Recupera así la esencia de un padre quien estuvo presente en la vida familiar de un modo intangible, un padre que debe ser indagado por un hijo que intuye sus afectos y renueva, de este modo, el pasado.
Escrito con gran sensibilidad y agudeza, este libro condensa el asombro y la emotividad de un autor para el que la escritura se convirtió en «una permanente carta al padre».
«¿Hasta dónde podemos recuperar una memoria ajena? ¿Es posible entender lo que un padre ha sido sin nosotros? Ser hijo significa descender, alterar el tiempo, crear un desarreglo, un desajuste que se subsana con pedagogía, a veces con afecto o transmisión de conocimientos», son algunos de los interrogantes que Juan Villoro intenta responder en su nuevo libro, que fue presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2023.
El escritor, ensayista y periodista mexicano de 66 años, ha sido ganador de premios como El Herralde de Novela en 2004, el Internacional de Periodismo Rey de España en 2010, y el Reconocimiento a la Excelencia en los Premios Gabo 2022.
En una entrevista reciente para un medio colombiano, Juan Villoro reflexiono sobre su oficio, la paternidad y la sociedad actual.
“Todos tenemos una cierta noción de quiénes son nuestros padres y nos acostumbramos a verlos de acuerdo con lo que nos dice el resto de la familia. Sin embargo, al cabo de los años, descubrimos que cada uno de los hermanos tiene un padre diferente, es decir que cada quien ha construido mentalmente una figura a partir de sus anhelos, sus rencores, sus amores y ha decidido que su padre es de cierto modo. Mi libro es un intento de descubrir a una persona con la que conviví mucho, que tuvo una figura pública, pero que en cierta forma me resultó enigmática. Procuro llegar a ciertas claves de su conducta, que me hacen ver cuál fue el sentido profundo de sus actos. Entonces es un proceso de indagación del padre, pero también de autoconocimiento. Con los años vamos tratando de profundizar en nosotros a partir de la idea que tenemos de nuestros padres, esto es válido para cualquier familia y cualquier circunstancia y me pareció esencial ejercerlo en el caso de mi padre”, comentó el escritor.
Sobre el papel de los intelectuales en la actualidad, afirmó:
“Vivimos en una época muy distinta a la de los grandes intelectuales públicos tanto de lugares como Francia, donde han sido muy importantes, o América Latina. Hoy en día la posibilidad de interlocución del intelectual con la sociedad es muy reducida, entre otras cosas porque las tribunas fundamentales de los intelectuales para ejercer su pensamiento crítico fueron los periódicos y estos se encuentran en un proceso casi de extinción. La importancia que tienen en la era de TikTok y Netflix es muy limitada. Por otra parte la sociedad en su conjunto es rehén de tentaciones que provienen de las redes digitales y de los algoritmos. La sociedad no está atenta a los faros de la inteligencia que pueden venir del pensamiento intelectual”.
Agregó que, “vivimos un momento complejo porque los seres humanos se han convertido en mercancías, no hay nada más valioso que los datos personales con los que trafican las plataformas digitales y en ese contexto la idea del pensamiento libre, complejo, es difícil de expresar. Hoy en día entre los populismos políticos que abaratan el discurso y la tecnología que hace lo mismo, la función del intelectual ha quedado acorralada, pero no creo que se deba deponer el interés por el pensamiento complejo. El libro que yo escribí es justamente una defensa de la necesidad de entender la realidad con todas sus aristas y de no simplificar las discusiones, es un llamado a ver la fuerza vital que puede tener el pensamiento aún y cuando en esta época el pensamiento complejo esté casi en desuso”.
Villoro también habló de su relación con el escritor colombiano Álvaro Mutis, quien vivió gran parte de su vida en México, donde falleció en 2014, y del que se cumplen 100 años de natalicio en 2023:
“Álvaro mutis llegó a México en octubre de 1956, lo sé porque nací un mes antes. Toda su estancia en México coincidió con mi vida, fue una persona maravillosamente cálida, generosa, que ayudó a múltiples amigos. Es difícil entender la exitosa trayectoria de Gabriel García Márquez sin el apoyo continuo que le prestó Álvaro Mutis: desde los libros que le recomendó hasta los momentos cruciales en los que le dio un cheque o le consiguió un trabajo. Mutis era un gran conversador que encandilaba las cenas y las reuniones. Además fue un gran poeta que supo reunir trayectorias un tanto disímiles de América Latina. En la poesía de Mutis me parece que confluyen escritores que solo a través de él pueden resonar. Por ejemplo, Borges y Neruda, que son autores muy opuestos en algún sentido, él encuentra la manera de que tengan vasos comunicantes en su propia literatura. Además fue un novelista de largo aliento poético: creo que ‘La nieve del almirante’ puede ser simultáneamente entendida como un poema en prosa y como una maravillosa novela. Su personaje Maqroll el Gaviero es una invención única y entrañable, una persona que se opone a la realidad de una manera romántica y que está dispuesta a sufrir todo tipo de cataclismos y desastres para favorecer las cosas en las en verdad cree”.
Con información de la entrevista realizada por Ángel Castaño Guzmán.