Una de las escritoras más leídas del mundo, quien obtuvo un Récord Guinness por haber vendido más de 2000 millones de libros, y ser traducida a más de 103 lenguas, ahora está siendo revisada bajo la lupa de la corrección política, según informó esta semana la editorial Harper Collins. Se trata de la maestra del género policial, la escritora inglesa Agatha Christie (1890-1976), cuyas novelas han dejado para el imaginario universal, personajes como la suspicaz Miss Marple y el detective Hércules Poirot.
Según informó el medio The Telegraph, “las novelas de Agatha Christie han sido reescritas para las sensibilidades modernas”, por lo que pasajes originales fueron reelaborados o eliminados en las nuevas ediciones inglesas, puestas ya en circulación.
La ‘reina del crimen’, como se conoce popularmente a Agatha Christie, se suma al grupo de clásicos de la literatura inglesa que están siendo alterados para corresponder a reivindicaciones políticas y sociales, valga aclararlo, que no son valores literarios por sí mismos. Los otros escritores que han pasado por la revisión son Roald Dahl, creador de Matilda, Las Brujas, Charlie y la Fábrica de Chocolate, y el reconocido Ian Fleming, autor de la saga del agente británico James Bond.
Para esta labor, Harper Collins contrató un comité de “lectores sensibles” que se encargó de revisar, modificar y aprobar las nuevas ediciones de la serie de misterios de Miss Marple y novelas seleccionadas de Poirot.
De hecho, según comprobó The Telegraph, las versiones digitales de las nuevas ediciones, incluyen decenas de cambios en los textos escritos por Christie entre 1920 y 1976, despojándolos de numerosos pasajes que contienen descripciones, insultos o referencias étnicas.
Las alteraciones afectan incluso a los personajes icónicos de Christie. La propia narración del autor, a menudo a través del monólogo interior de Miss Marple o Hercule Poirot, ha sido ‘corregida’ para no afectar las posiciones de los nuevos lectores.
También se han eliminado secciones de diálogo pronunciadas por personajes a menudo antipáticos dentro de los misterios.
Un ejemplo muy explícito de este nuevo acto de corrección política, que se ha convertido ya en tendencia, es el cambio cometido en la novela Muerte en el Nilo (1937), del detective Poirot. En ella, el personaje de la Sra. Allerton, una mujer bastante indolente, se queja de que un grupo de niños la está molestando, diciendo que “vuelven y miran, y miran, y sus ojos son simplemente repugnantes, al igual que sus narices, y no creo que me gusten mucho los niños”. En la versión ‘correcta’ esto se ha simplificado, quitándole lo polémico de la declaración, aunque restando vivacidad al personaje: “Regresan y miran y miran. Y no creo que me gusten mucho los niños”.
Las nuevas ediciones se caracterizan también por un nuevo vocabulario, en el que se eliminó el término “oriental”. Cabe recordar que Inglaterra se caracterizó hasta principios del siglo XX por su colonialismo en países africanos y asiáticos, de modo que muchos términos usados por sus novelistas eran de superioridad frente a naciones hoy independientes.
Otras descripciones se han modificado para ocultar el racismo, como la referencia a un sirviente negro, originalmente descrito como sonriente porque es sumiso y entiende la necesidad de permanecer en silencio sobre un incidente, descrito en la nueva versión sin mencionar sus rasgos étnicos, ni su gesto complaciente, sino simplemente como un hombre “asintiendo”.
Un diálogo de la novela debut de Christie, The Mysterious Affair at Styles, publicada en 1920, se alteró para evitar la referencia antisemita de Poirot, cuando señala a otro personaje como “un judío, por supuesto”, ahora Poirot no hace ningún comentario.