Aunque la idea de que un hombre debe ser fuerte y poco expresivo sigue vigente en la sociedad en general, hoy, algunos hombres buscan maneras distintas de expresar y ejercer su masculinidad dejando atrás estereotipos.
La noción de masculinidad que predomina aún es “un conjunto de ideas construidas e impuestas, que inciden en los comportamientos, en las prácticas y en las formas de relacionarse de los hombres”, opina Gustavo Calle Quintero, promotor de masculinidades no violentas de la Secretaría de Mujer, Equidad y Género del Valle.
Este tipo de masculinidad no solo ha generado presión en los hombres por tener que alcanzarla, sino que también perpetúa la desigualdad entre varones y mujeres.
Raúl Félix Tovar, psicólogo y director de la ‘Corporación viviendo’, expresa que la idea del varón que debe hacer valer su hombría o que en una relación es él quien debe llevar “los pantalones” “hace que, infortunadamente, se llegue a la violencia contra la mujer. Y los feminicidios, me atrevo a decir, tienen que ver con esta figura”, expresa Tovar.
Por eso hoy, acota Nancy Faride Arias, subsecretaria de Equidad de Género se debe hablar de “masculinidades diversas, porque no es una sola, existen múltiples y diferentes expresiones de masculinidades”.
Los hombres les apuestan cada vez más a masculinidades diversas que generen un espacio más equitativo. Desde la forma en que se visten y se muestran, hasta sus comportamientos y los roles que asumen en la sociedad.
Las masculinidades y sus expresiones
En sus fotos de redes sociales, se ve a Andrés Fuelantala Medina vistiendo faldas, tacones y blusas cortas porque lo hacen sentir más lindo. También se puede leer en su perfil :“luchando contra la masculinidad tóxica”, seguido de “No soy gay”. “Puse estas frases para generar un choque, para que la gente se pregunte: ¿este chico por qué hace esto, si eso no es lo que esperamos que haga? A veces hay que molestar a la gente para que se ponga a pensar un poco”.
Esta relación de los hombres con las prendas de mujeres viene de tiempo atrás, siendo un ejemplo, la aristocracia del siglo XVIII, en la que los varones vestían tacones, pelucas voluminosas y maquillaje. Aún en países como Escocia, Irlanda y Grecia, los hombres usan faldas.
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Por mucho tiempo reprimió su gusto hacia las prendas femeninas por su familia, por la sociedad y por el qué dirán, pero ahora está convencido de que no debe ceñirse a un modelo femenino o masculino. “Esta figura de la masculinidad dominante está tan enaltecida que nos dicen que debemos buscarla siempre, por eso es chocante cuando alguien busca lo contrario”.
Por su parte, Nicolás Colonia, estudiante de Comunicación Social y Periodismo, de la mano de la fotografía aprendió a conocer su cuerpo y sus emociones “siempre he hecho lo que he querido y no lo que debería hacer, entonces nunca me ha dado pena o miedo mostrar actitudes diferentes”, asegura. Las manos que tanto retrata las adorna con esmaltes que unta en sus uñas con ayuda de su madre.
Su recorrido artístico le permitió cambiar la forma en la que expresa el afecto hacia sus amigos hombres, pues, poco a poco, comenzó a mostrarles su fraternidad mediante abrazos. “Las primeras reacciones eran de rechazo, pero luego vieron que era una muestra de afecto”, comenta.
Sobre esto, Raúl Suárez Tarazona, psicólogo y líder de la escuela de formación de masculinidades ‘Mayra Barahona Rodríguez’ en jardines infantiles de Bogotá, recalca que los sentimientos son propios de los seres humanos y no solo de las mujeres como se suele decir a los hombres, a quienes “se les debe permitir expresar sentimientos más allá de la furia, la valentía y el riesgo, pues de lo contrario, pierden la posibilidad de ser empáticos”, expresa.
Las masculinidades, los oficios y profesiones
Alejandro Tovar estudió Diseño de Modas motivado por su sueño de hacer una marca masculina que fuera de fácil acceso y diferente. Sin embargo, los comentarios de extrañeza de sus amigos y conocidos no se hicieron esperar. “Yo era el prototipo de muchacho que jugaba fútbol y por eso me decían: ¡’¿en serio vas a estudiar Diseño de Modas?’!”
En la industria de la moda “se hizo minoría” que hombres heterosexuales estudien diseño de moda y está presente el estereotipo de que si no se es mujer o si el hombre no es gay, no tendrá las mismas aptitudes artísticas.
Si bien el número de graduados en carreras profesionales afines a las Bellas Artes casi se ha duplicado en los últimos diez años, según cifras del Dane en su ‘Compendio estadístico de la Educación Superior Colombiana’, aún son las mujeres quienes sobresalen en su escogencia.
“Fue muy difícil estudiar Diseño de Modas siendo heterosexual, me decían que solo había ingresado a la carrera para conocer mujeres, e incluso, en las prácticas, no me aceptaban en ningún lado, no porque no tuviera talento, sino por el simple hecho de ser hombre y no ser homosexual”.
Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos estipula en su página web que los estereotipos de género como este “limitan la capacidad de hombres y mujeres para desarrollar sus facultades personales, realizar una carrera profesional y tomar decisiones acerca de sus vidas”.
Sebastián Sánchez también dejó atrás estereotipos. Desde que tiene uso de razón encontró en el orden y en la limpieza un gran gusto y al mudarse a Nueva York y ser consciente de las falencias en los servicios de limpieza en ‘La Gran Manzana’, acordó con su pareja que en su casa él se encargaría de las tareas del cuidado de hogar.
Pensando en emprender, una noche antes de irse a la cama decidió que montaría una empresa de Housekeeping (limpieza de casas). “Pensé en que era bueno limpiando, pero me preocupaban mucho los estereotipos, al ser hombre y latino. Aquí dicen: “nadie limpia como niña” o sea, nadie limpia como las latinas”.
La participación del hombre en el trabajo doméstico es todavía menor con respecto a la de la mujer. El Dane en La Gran Encuesta Integrada de Hogares mostró que en el periodo marzo-mayo de este año, 36.000 hombres ocuparon cargos de empleado doméstico frente a 388.000 mujeres.
Y a su vez, el Observatorio para la Equidad de las Mujeres de la Universidad Icesi, en su última encuesta del año pasado, reflejó que los hombres tenían una participación en las actividades del hogar 7 veces menor que las mujeres.
“Socialmente creemos que la mujer es la que cuida de la casa y de los hijos, pero la experiencia en mi casa y con mi empresa de limpieza ha demostrado que un hombre puede traer al hogar, igual o más amor que las mujeres'', dice Sánchez.
Las masculinidades, el cuidado y la estética
En la rutina diaria de Christian Marmolejo, artista y protagonista del musical teatral ‘Juan Caracol’, no puede faltar el maquillaje, a través del corrector, la base y el polvo y a veces las sombras y el delineador, reivindica su derecho a lucir bien y a sentirse más “lindo y sensual”.
Los hombres tienen cada vez más protagonismo en la industria cosmética. Marcas como Chanel, Givenchy, L’Oréal, han alzado la voz para decir que el maquillaje es democrático, sacando al mercado sus propias líneas masculinas. Entre los hombres más reconocidos del mundo del maquillaje se encuentran Jeffree Star y James Charles, que a través de Youtube han dado a conocer su talento, logrando tener su propia marca de maquillaje ‘Jeffree Star Cosmetics’ y convirtiéndose en el primer embajador masculino de ‘CoverGirl’, respectivamente.
El día en que Christian tomó la decisión de asistir a una reunión familiar maquillado, muchos murmuraron, pero hoy, gracias a su promesa de “ser y defender realmente quien es”, sus familiares han sido más conscientes de la existencia de la diversidad.
“Es aterrador que te estén obligando a reprimir lo que eres, la vida es muy corta como para vivir una que no te corresponde, solo cuando los hombres y las mujeres podamos actuar libremente, se abrirá el espectro de pensamiento que tenemos frente a las cosas”.
Otro de los temas que no suele asociarse con lo masculino es el cuidado y la preocupación por la presentación personal, pero como lo dice Carlos Charria Holguín, diseñador de la comunicación gráfica, “el cuidado es un tema de todos, eso no te quita testosterona”.
“Mis amigos pensaban que iba a volverme homosexual solo por cuidarme, pero a mí no me importaba. A veces, cuando ellos me llamaban para jugar fútbol, les decía que no podía porque estaba en mi rutina haciéndome una mascarilla”.
En las mañanas lava su cara con jabón de carbón, luego, entra a la ducha donde usa dos tipos de acondicionador y cuando termina su baño, la crema corporal, el bloqueador y la crema de peinar para su cabello y sus cejas, no pueden faltar.
La industria del cuidado masculino, aunque no es muy fuerte en Colombia, cifras de Euromonitor International apuntan que en nuestro país habrá un crecimiento del 3,6 % durante el próximo año, alcanzando ventas por US$1779 millones.
El Valle frente a la masculinidad
La Subsecretaría de Equidad de Género de Cali, enfocándose en las masculinidades no violentas y no tradicionales, lleva procesos educativos con escuelas de formación en las que se reflexiona sobre cómo se vive cotidianamente el ser hombre. Además, ha trabajado con una empresa de taxis de la ciudad en la formación en equidad de género a 350 taxistas.
Otra de las iniciativas que se puede encontrar en el departamento, es el ‘Círculo de hombres de Cali’, un espacio donde se reúnen varones de todas las edades para conversar. “Básicamente hablamos de nosotros mismos, e intercambiamos alternativas de distintas formas de construir la masculinidad desde todos los ámbitos de la vida que nos permitan crecer como seres humanos”, dice Gustavo Calle Quintero, fundador del grupo.
Por su parte, la Secretaría de Mujer, Equidad de Género y Diversidad Sexual del Departamento, desarrolló un ciclo de conferencias virtuales bajo el nombre de ‘Y para vos, ¿qué es la masculinidad? en el que se meditó sobre las paternidades afectivas y cuidadoras.
“Ni machitos violentos ni princesas indefensas”
Raúl Suárez Tarazona, además de ser psicólogo con especialización en Ciencia Política y en Gestión Pública, es el líder y promotor de la escuela de formación de masculinidades ‘Mayra Barahona Rodríguez’, en jardines infantiles de Bogotá. Hace 10 años que trabaja en centros educativos y 15, tratando temas de masculinidades.
¿Cómo educar a un niño para que este crezca bajo una masculinidad positiva?
Lo primero que debemos educarnos somos los papás y las mamás en corresponsabilidad con la sociedad y con la familia. De ahí, educarlos en el reconocimiento de los derechos humanos y en el respeto, decirles que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos para que así, los niños no se conviertan en machitos violentos, ni las niñas en princesas indefensas.
Y lo más importante, educarlos con el ejemplo. Si ellos ven que en su familia hay lugar para el diálogo, que el papá y la mamá cocinan, lavan platos, son respetuosos, crearemos un modelo de relaciones más sanas y menos tóxicas.
¿Qué pueden hacer los padres y las madres desde la crianza para dar un mejor ejemplo?
No seguir construyendo relaciones basadas en papás distantes, poco afectuosos, proveedores solo en lo económico. A los niños y a las niñas se les debe mostrar que tanto hombres como mujeres pueden llevar a cabo los asuntos domésticos y de crianza.
¿Qué actividades o cosas puntuales pueden hacer los padres con sus hijos?
Permitir que los niños jueguen con distintos juguetes y no restringir las actividades de los niños por género, sino, de acuerdo a sus intereses. Permítele a la niña jugar fútbol y al niño bailar ballet, si así es que quieren.
También, incentivar la participación en las labores de la casa, que el niño ayude en la cocina, que ayude a barrer, permitirle además la expresión de los sentimientos, la posibilidad de ser empáticos, de expresar afecto y ternura.
Generar conversaciones sobre los sucesos de actualidad también es importante, por ejemplo, las violaciones a menores que han estado ocurriendo últimamente, claramente haciéndolo en unos términos apropiados. Así, se les enseña a los niños, el respeto hacia la mujer y el respeto sobre el cuerpo de ellas. Debemos enseñarles a los niños y a las niñas a construir paz y democracia y lo hacemos generando diálogo.