Por Óscar Jaime Cardozo Estrada, Museo Planeta Salsa.

En la noche caleña de 1984 y dentro del ‘playlist’ que sonaba en diferentes emisoras y en sitios de rumba, apareció un tema con alto contenido social, al que conocimos con el nombre de Tomatero.

De autoría y composición del boricua Catalino Tite Curet Alonso y en la voz de un cantante salsero nacido en Nueva York, en Manhattan, pero de padres puertorriqueños, Kim de los Santos, a quien recordamos con temas como Diosa del Sexo, Háblame en la Cama, Dichoso Soy, Romance de Paso y Hace un Mes, entre otros.

Hemos conversado con el cantante Kim de los Santos, para indagar sobre su vida y su desarrollo artístico en la salsa, pero especialmente sobre este emblemático tema, con el cual su fama ha trascendido fronteras en todo el solar latino.

Nos dice que Tomatero lo graba usted en 1983. ¿Qué hay detrás de esta gran composición?

Te voy a contar. En Puerto Rico hay una calle, se llama Cerra, la parada 15, donde todos los disqueros y las casas disqueras, tenían sus oficinas. Yo tenía una imprenta en asocio con un cantante que ustedes conocen muy bien, Danny Rivera. Un día, en 1983, en mis avatares del negocio, iba bajando por la Cerra y don Tite Curet me ve y me dice, ‘ven aquí Kim, ven aquí’. Yo lo conocía porque de él ya habíamos escuchado grandes composiciones.

Él estaba en un negocito que se llamaba el Bar de Luna y me dice, ‘siéntate, a mí me gusta como tú cantas, eso que cantaste último está bien bueno. Yo tengo tres temas que te los voy a dar a ti’.

Yo, con gran sorpresa, le digo: ¿¡Maestro, a mí!? Y me dice: ‘Estos tres temas eran para Héctor Lavoe, pero ya él terminó su disco y él mismo me dijo que tú cantabas muy sabroso’. Yo con agradecimiento le pregunté que cuáles eran los temas.

Él me respondió, ‘mira, un tema que se llama Sortija de Fantasía. Trata de un amor en una relación que empieza bien bonito, pero después se marchita’. Me cantó un poquito y yo pensaba, este señor tiene una visión que ¡Dios mío!, es inexplicable.

‘Ahora te voy a cantar este segundo tema, Punto Fuerte, es un montuno’, y terminó diciéndome, ‘esto es de caserío, porque tú eres de caserío, es de guapería, de pelea’.

Este disco publicado en 1987 incluye sencillos como ‘Sin que se enteren’. | Foto: El País

Me acuerdo de que el tema decía: “Me llaman el punto fuerte, vigilante, soy el punto fuerte, yo no soy de los de adelante”. A mí el tema me gustó mucho porque era de la guapería, el bonche de los años 70, cuando salió Justo Betancurt con Pa’ Bravo Yo.

Finalmente, me dice: ‘Pero este que te voy a cantar ahora va a ser el tema que te va a poner a ti un nombre de respeto. Se llama ‘Tomatero’. Yo pensaba, ¿cuál tomatero? Menos en esta época de guapería, es decir, de bravuconada de barrio. Me dice, ‘mira, Tomatero dice así: “Si me dicen que soy un tomatero contestaré, que recogiendo tomates sé que un día progresaré...’

Ese tema también me gustó. Agarré los tres temas, le di las gracias y me fui. Inclusive, no me cobró. No me los vendió, me los dio. Él mismo me dijo: ‘Estos temas son para que tú te levantes’, y terminó diciéndome: ‘Búscate a Jorge Millet para que te los arregle’. Busqué a Jorge y le di los tres temas en un casete con la voz de Tite.

‘Cuando tú creas’ fue presentado en 1990, con temas como Cierra La Puerta. | Foto: El País

Él me cogió el tono y se dispuso a hacerme los tres arreglos. Cuando me entregó los arreglos, Jorge Millet me dijo: ‘Aquí están los tres temas, los tres son palo, pero este, Tomatero, es el que te va a poner a ti a que te respeten en la música’.

Ya iban dos opiniones que daban a Tomatero como un palo. Yo dije, chévere, y nos metimos a estudio a grabar. Era el año 1983. Invité a Papo Lucca para tocar el piano. Yo sacándole el cuerpo al tema porque me parecía aguantado, es decir, medio lento, para como se tocaba en ese tiempo que era de guapería.

Empezamos a grabar y ya habíamos grabado siete temas, íbamos para el octavo. Cuando terminan de hacer la base, es decir, el piano, el bajo y la percusión, yo entro a la cabina donde está el piano de Papo Lucca y le dije: ‘Papo, yo siento este tema bien lento, vamos a sacarlo’, y me dice ‘Papo, ¿lento? El lento es usted, Tomatero es el mejor tema que tiene este disco’. Era la tercera opinión que daba a Tomatero como todo un palo.

Finalmente, se grabó el tema, se mezcló y se mandó a prensar. Cuando nos entregaron los vinilos y tocamos Tomatero, a mí me dio una cosa tan rara, sentí el corazón en la mano y un escalofrío en todo el cuerpo. Yo decía, el tema está muy bueno, pero cuando llegó ese solo de piano y bajo, fue lo máximo.

Ese disco no tuvimos que promocionarlo, se fue solo, y eso que es largo, con un solo de piano extenso. Papo Lucca me dijo después: ‘Este es uno de los mejores solos que yo he hecho en mi historia de pianista’. Y mira, pues, aún ahora, después de 40 años, el tema sigue sonando, sigue siendo solicitado y bailado por la gente.

Usted ha grabado temas que luego han sacado grandes orquestas desplazando su versión original.

Sí, han sido varios casos. Por ejemplo, Háblame en la Cama. Este tema lo grabó también Mario Ortiz, pero yo fui el primero que lo saqué. Lo publiqué con Panda Records y ya en las dos primeras semanas, el tema iba solito, pero apareció la versión de la orquesta de Mario Ortiz. El sello nuestro era pequeño, mientras que la versión de Mario venía publicada por Combo Records, quien llegó arrollando y pidiendo a las emisoras que bajaran la mía para que se pusiera la de Mario Ortiz.

Luego viene una situación similar con el tema Diosa de Sexo. Lo grabé en el 1990, y aparece en la radio otra versión. No podíamos competir, porque habíamos logrado esta producción, como decimos en Puerto Rico, a Pulmón Record.

Resulta que bajan nuestra versión y empiezan a programar la de otro gran cantante, David Pabón. Siempre reconocí que la culpa no era ni de Mario Ortiz, ni de Anthony Cruz, que fue quien cantó Háblame en la Cama; ni de David Pabón, que grabó Diosa del Sexo. La culpa fue de las malas prácticas de las disqueras.

Igual pasó con otros temas, pero con Tomatero no se atrevieron a hacerlo. Sin duda, este es el himno inmortal por el que reconocen en América Latina, al gran Kim de los Santos.