Un recorrido por tres siglos de la ópera italiana, desde la época del barroco hasta el romanticismo tardío, eso es lo que hará el Cartagena Festival de Música en su versión XV, que a diferencia de las anteriores tendrá una duración de cuatro días (del 30 de junio al 4 de julio), y contará con menos músicos invitados, a causa de la pandemia del Covid-19.
El País tuvo la oportunidad de hablar con Antonio Miscenà, director del evento, para quien “el contacto presencial con la cultura es esencial para el espíritu humano”.
¿Cómo se siente poder dar a la música un espacio presencial?
Ha sido un desafío, pero teníamos que hacerlo. De alguna manera debíamos ayudar al sector musical que quedó mucho más golpeado que otros. Por eso decidimos buscar hacer el Festival de forma parcialmente presencial, respetando todas las medidas de bioseguridad que la ley impone. Lo hago con mucho interés, con mucha pasión, pero preparado para cualquier cosa que pueda ocurrir.
¿Qué enseñanza dejó la pandemia, que pusieron en práctica en el festival?
En un festival normal (como se hacía tradicionalmente) nosotros invitábamos 300 o 400 músicos, pero siempre ocurría que algunos se enfermaban o no podían viajar, porque estadísticamente siempre existe la posibilidad de que algo ocurra, lo que nos obliga a ser flexibles. En esta versión la enseñanza es que debemos ser aún más flexibles.
¿Además de la duración y los músicos invitados, qué otra cosa es diferente en esta versión?
Lo realmente diferente es que esta versión es didáctica. Vamos a narrar la historia de la ópera italiana, que duró tres siglos, en cuatro días. Cada día nos encaremos en un periodo: el 30 de junio en el barroco, el 1 de julio en el clásico, el 2 de julio en el romanticismo temprano y el 3 de julio en el romanticismo tardío.
Escogimos óperas significativas de cada periodo elegido pedazos específicos de cada una: en el barroco ‘Orfeo’ de Monteverdi, y cerramos con ‘Julio César’. De ‘L’Olimpiade’, hasta el Motzart del periodo clásico. En el romanticismo los autores más conocidos, Rossini, Bellini, hasta llegar al romanticismo más tardío que son Verdi y Puccini.
¿Por qué la ópera italiana?
Antes de la pandemia habíamos escogido este tema. Desde hace dos años veníamos hablando de la ópera italiana, decidiendo que haríamos un año didáctico y luego en 2022 cerraríamos con una gran producción operística, que sería ‘El barbero de Sevilla’.
Dice usted que “El contacto presencial con la cultura es esencial para el espíritu humano”, ¿por qué?
La cultura es un sustento intelectual y humano que crea puentes y acerca a las personas. Es un lenguaje un poco universal, porque la música se puede entender en todos lados, bien sea intelectualmente, instintivamente o emocionalmente. Por eso creo que la música es de esos idiomas que siempre es importante tener en el componente social. Si haces un encuentro de orquesta con niños que toquen juntos, esa es una experiencia de socialización. Y la relación público-artista es otro elemento que tiene un significado artístico, social, comunicativo, de colectividad e identidad de una sociedad y un pueblo.
¿Considera que la ópera expande el horizonte de lo humano?
Creo que sí, porque la ópera tiene una fuerte relación con lo que ocurre en la sociedad.
El evento podrá ser igualmente disfrutado de forma digital en la página www.cartagenamusicfestival.com, donde se transmitirán las conferencias y los conciertos de manera streaming en vivo.