El mundo grita gol por estos días, y mientras entonan el 'Hayya Hayya', un himno de alegría con su rugir, la cultura catarí sigue siendo tema de conversación.

Especialmente por las jugadas que allí se llevan a cabo en la gran copa del mundo, pero también por las curiosidades culturales que este país, rico en gas y petróleo, guarda. Algunas difíciles de catar (degustar) para los occidentales.

No es un secreto que el país pérsico fue objeto de críticas por las constantes violaciones a los derechos humanos: discriminación, violencia de género, abuso laboral, libertad de expresión, prensa, entre otras. Pero es necesario ahondar un poco más en sus creencias, sus valores culturales y religiosas.

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Como parte de su idiosincrasia, las mujeres cataríes usan un vestido largo negro llamado abaya. Es de esperarse que extiendan su mano, aunque algunas prefieren llevarse una mano a su corazón a modo de saludo. Para cubrir su cabello utilizan una tela conocida como shayla, la cual solo pueden descubrir ante su círculo más íntimo. El problema radica cuando una mujer se deja ver sin su velo en público. En este caso la justicia es implacable. El castigo que ella puede recibir va desde la detención, la pena de prisión, la multa, hasta los latigazos.

Otra de las leyes de Qatar con las que el mundo occidental no está de acuerdo , y por las que dicho país ha sido duramente criticado, es que las mujeres casadas deben obedecer a su esposo y no pueden rehusarse a tener relaciones sexuales, salvo por razones “legítimas”. Además, les es muy difícil divorciarse, y aún más obtener la tutela sobre sus hijos tras una separación.

Curiosamente, este país tiene la población femenina más baja del mundo. Solo el 24,7% de sus habitantes son mujeres, lo que significa que hay tres hombres por cada mujer. Esta cifra también se explica por el hecho de que los hallazgos de gas y petróleo atrajeron a miles de inmigrantes hombres exclusivamente con el fin de trabajar.

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Pese a que es uno de los países más pequeños, y con menos mujeres, es uno de los más ricos, tiene la mayor renta per cápita del mundo y sus ciudadanos no pagan ningún impuesto. Además, figura en el puesto 29 como el país más pacífico a nivel global.

Ser invitado a un hogar catarí implica quitarse el calzado en la entrada, pero hay que evitar dirigir la planta de los pies hacia los anfitriones. Los cataríes comen sentados en el suelo y con las manos, de un gran plato, aunque vivan en una ciudad moderna y adaptada a las nuevas tecnologías. Es necesario aceptar, como invitado, todo lo que el anfitrión ofrezca; rechazar un regalo es una ofensa.

Uno de los rituales similares al de los occidentales es compartir el café con los visitantes, con algunas modificaciones. El café árabe, cuya receta se compone de granos claros tostados y luego hervidos con cardamomo y azafrán, lo sirven en pequeñas tazas o ‘finjans’, con la ayuda de una cafetera ‘dallah’ —utilizada como monumento en las plazas públicas—.

Dicha bebida la acompañan con dátiles. El anfitrión cata antes el café, para percatarse de que sea lo suficientemente bueno para sus invitados. Estos últimos deben beberlo con la mano derecha. Si se devuelve la taza a la persona que lo sirve, significa que se está pidiendo más; sacudirla es que ya no se desea más.

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Poco se cuenta de Qatar es que antes de su abundante riqueza, relativamente nueva, este territorio era bastante pobre, debido a que sus ingresos provenían, principalmente, de la recolección de perlas y el comercio marítimo.

Actualmente, tiene una de las tasas de desempleo más bajas del planeta y una de las poblaciones más urbanizadas. Cerca del 99,2% de sus habitantes viven en Doha, su capital.

A la cabeza del gran engranaje económico del país está la familia Al Thani, que lo ha gobernado desde mediados del siglo XIX.
Pese a su riqueza económica, no es un país biodiverso, carece de montañas, —es el segundo país más plano del planeta; su punto más alto está a tan solo 338 pies—. Tampoco tiene ríos, aunque sí mar, por eso solo el 5 % de las tierras se usa para las plantaciones de palmeras datileras.

De ahí que en su gastronomía sean protagonistas los pescados y mariscos, así como el cordero, gracias a su herencia musulmana. Unos de sus platos típicos es el Saloona, un caldo picante de carne o vegetales, hecho con tomates, berenjenas, zanahorias y papas, que suele acompañarse con arroz. ¡A catar: Qatar!

Lo que no se debe hacer: 

  • Poseer, consumir o vender drogas. Fumar o vapear en espacios públicos.
  • Beber alcohol en público o en lugares sin licencia, embriagarse. Insultar y hacer gestos obscenos en público.
  • Publicar material online que insulte o calumnie a otro. Filmar o fotografiar personas y lugares religiosos, militares o en construcción.
  • Importar drogas, alcohol, pornografía, productos derivados del cerdo y libros o material religioso.
  • Hacer apuestas y/o organizar juegos de azar.
  • Usar ropa con los hombros y rodillas descubiertos.
  • Besarse, abrazarse y otras demostraciones públicas de afecto.
  • La convivencia, las relaciones sexuales y el embarazo fuera del matrimonio.
  • Cualquier tipo de comportamiento homosexual o Lgtbiq+
  • Insultar y ofender a Alá, el Corán, la religión islámica y/o sus ritos; promover otras religiones o credos.