Patadas, rodillazos, golpes de puño y de codo fueron protagonistas de una mañana en el barrio Altos de Santa Elena, en las entrañas de la Comuna 18.

La noticia es que los golpes no se presentaron en una riña, una pelea entre pandillas o en un intento por hacerse poseedor de distintos alucinógenos, como es habitual en el lugar, sino que hacían parte de una práctica deportiva.

Muaythai —o boxeo tailandés— es el nombre del deporte que, profesores de la academia Fight House, una de las más importantes de artes marciales en Cali, están llevando cada fin de semana, desde hace un mes, a ese barrio del suroccidente de la ciudad.

Gabriela García, de apenas seis años, es una de las alumnas más destacadas, pues mantiene siempre asegurado su rostro y realiza adecuadamente la técnica del ejercicio.

La destreza de la pequeña Gabriela desata las sonrisas de su entrenador de turno, Sebastián la ‘Pulga’ Rincón, quien se encarga de recibir en el abdomen una patada de la niña.

“Mi mamá me contó que estaban dando clases, vine y me quedé. A mí me gusta mucho como me tratan los profes y me encanta dar puños y patadas”, comenta Gabriela.

Para ella, no importa que los demás piensen que, por ser mujer, no puede practicar un arte marcial. “Hay que hacer lo que uno quiere, si quiere patinar, patina, si quiere hacer clases de kung fu, las hace, no se pone a pensar en lo que los demás dicen”, sentencia.

Esas declaraciones las observó orgulloso Julián Londoño, profesional del deporte y uno de los principales impulsadores de esta labor, que hace parte del programa ‘Sport is your gang’, de la Federación Internacional de Muaythai (Ifma).

El deporte es tu pandilla, como se traduce al español, es un programa que desarrolla dicha entidad (la que regula este deporte de combate en el mundo) junto a la Organización para la Paz y el Deporte, con el fin de intervenir en barrios de bajos recursos y en los que problemas como la violencia y la drogadicción son habituales.

Londoño, que tuvo la oportunidad de representar a Colombia en el reciente Mundial de la disciplina, en Tailandia, fue el ‘abanderado’ para extender esta iniciativa en Cali.

Según lo recalca la misma Ifma en su sitio web oficial, el espíritu del proyecto es “demostrar que el deporte se puede convertir en una familia, un equipo y una comunidad”.

Así lo ve Maritza Paz, madre de David Hernández, de 12 años, quien es uno de los ‘guerreros’ nacientes más aventajados.

“Lo que están haciendo en el barrio me parece muy bueno e importante. Le enseñan a los niños, que además se alejan del sedentarismo, la adicción al celular y otras actividades no beneficiosas”, comenta, mientras su hijo pega una patada de altura a ‘Magic’, otro de los ocho profesores presentes.

Para Maritza no hay polémica: su hijo no es más agresivo por practicar este deporte de contacto. “Es un deporte en el que ellos aprenden a protegerse si es necesario”.

El profesor Julián, de igual manera, intenta evitar cualquier malentendido respecto al deporte y lo aclara en distintos puntos de la clase.

“Este no es un deporte de contacto, mas no agresivo. Cuando uno empieza un proceso en artes marciales siempre se forma desde el respeto. Ellos aprenden a golpear como parte del deporte y no para agredir a nadie. No en vano después de cada combate nos abrazamos con el contrincante”, declara Londoño.

Santiago Orozco, de nueve años, asistió el pasado a domingo a su primera clase y pensó en tirar la toalla en varias ocasiones, sobretodo cuando bajaba sus brazos y el entrenador de turno aprovechaba para darle pequeños golpes en su cabeza.

“Fue muy exigente, me gustaron mucho las patadas. Los golpes no me dolían, me servían para entender que debo defenderme”, expresó al final de la contienda.

A Selene Garcés, esposa de Danny Rivera —fundador de Fight House— y quien ha vivido el proceso completo del Muaythai en Cali, la acogida del deporte por parte de los niños de Santa Elena es motivo de alegría.

“A la vez que difundimos nuestro deporte, estamos sacando a los niños de una realidad que no es la más positiva. Entendemos que la rutina de ellos se puede ver muy afectada por lo que hay a su alrededor y queremos hacer que sus mentes ‘vuelen’ y conozcan otras oportunidades”.

Para Selene, la forma más fácil de que las cosas trasciendan es a través del amor. Y de esa manera, con una muestra de afecto, es que se despide la clase. Cada niño le da la mano a sus profesores y, si lo quiere, le da un abrazo con el fin de agradecerle y confirmarle que, con el Muaythai, el que gana es el amor.

En detalle

  • Fight House es una academia de artes marciales creada hace 10 años por el caleño Danny Rivera. Es una de las más importantes de la ciudad y actualmente cuenta con dos sedes: una en el sur de la ciudad y otra en el barrio Granada.
  • Las clases de Muaythai en el barrio Altos de Santa Elena se realizan cada domingo de 9 a 11 de la mañana en un teatrino al aire libre de ese barrio.
  • México es uno de los países con mejor experiencia en la aplicación del programa Sport is your Gang. Allá conocieron el programa los integrantes de Fight House Cali.
  • Danny Rivera considera que, debido al desconocimiento del deporte, el estigma por ser un deporte de contacto no es tanto.
  • ”Los papás quieren quieren que sus hijos hagan cualquier cosa distinta, que los ocupe, que los aleje de las drogas, la delincuencia y el aburrimiento”, afirma.