El médico Gabriel Ochoa Uribe se distinguió por ser un hombre de mucha disciplina, que transmitió esa condición a sus jugadores y que siempre fue ejemplo para sus dirigidos y para los demás entrenadores del fútbol colombiano.
Como enseñanza, en partidos y en su vida cotidiana, el hombre que le dio siete títulos al América y seis a Millonarios, dijo frases que quedan para el recuerdo.
Le puede interesar: Falleció Gabriel Ochoa Uribe, el técnico más ganador del fútbol colombiano y el América
El País recopila algunas de ellas como uno homenaje a un técnico y a una persona intachables.
"El futbolista, si juega el domingo, sólo debe tener relaciones sexuales los martes y los jueves".
"Felicitaciones por la manera como está jugando, por hacer parte de la Selección Colombia; pero aquí se tiene que motilar", al 'Pibe' Valderrama cuando lo dirigió en el combinado nacional.
"Yo no tomo licor, no como sino una sola comida voluminosa al día. En la mañana me tomo un chocolate o un Milo, en la noche me como tres o cuatro frutas, pero al mediodía sí como mi proteína y mis verduras".
"Willington Ortiz es mi negro, el mejor jugador de la historia del fútbol colombiano".
"Tuchito, lo que dejamos de hacer en Millonarios, terminémoslo aquí en Cali, en el América; ven y me acompañas": al Tucho Ortiz cuando firmó con América como técnico.
"Al América me lleva don Pepino Sangiovanni, el gran cerebro del equipo. Es un hombre italiano, oficial del ejército, un hombre muy inteligente, muy capaz".
"Julio (Falcioni) era sensacional, el mejor arquero que tuve, el único que me dejaba dormir tranquilo".
"Soy terco, no me dejo recostar de nadie. Yo siempre digo: si me equivoqué me equivoqué yo, no me ayudó nadie, solo tuve un confidente: mi almohada".
"Ricardo Gareca era un goleador brillante, excelente cabeceador y valiente en la cancha".
"El 22 de diciembre de 1991 cerré mi último año con América, ahí terminé, fuimos subcampeones y dejé al equipo en la Copa Libertadores del 92".
"Me dolió en el alma no haber ganado la Copa Libertadores: tuve tres posibilidades. Perdí contra Argentinos Juniors, cuando Anthony botó el penalti. River me ganó bien. El que no tenía que haber perdido nunca fue el de Peñarol, porque le gané aquí, fui allá y empataba sobre la hora y me hizo un gol un muchachito Vilar. Me fui a un tercer partido a Santiago, con el equipo acabado anímicamente y físicamente sin dormir".