Los hechos de violencia ocurridos en los últimos días en dos estadios de Colombia —Atanasio Girardot, de Medellín, y Palogrande, de Manizales— llevaron a la Dimayor a realizar cinco propuestas para mitigar el fenómeno, que desde hace décadas está enquistado en el fútbol.

Una de las propuestas está relacionada con el regreso de las vallas o mallas de seguridad a los estadios del país, con el fin de evitar que los barristas se tomen la cancha durante los partidos.

En la asamblea liderada por el presidente de la Dimayor, Fernando Jaramillo, se determinó, en el punto 2, “Hacer un llamado al Gobierno Nacional y a las administraciones locales, bajo los términos de la Ley 1270 de 2009 y el Decreto 1717 de 2010, para que se cumpla el mandato de contar con vallas de separación entre las tribunas y el terreno de juego”.

Las mallas de seguridad desaparecieron de los estadios de Colombia en el año 2011, cuando el país fue sede del Campeonato Mundial Sub-20 y ante una medida de Fifa que exige en sus torneos tener escenarios sin este tipo de barreras.

Las reacciones

La propuesta de la Dimayor desató una polémica en la que han opinado directivos, periodistas y aficionados, con voces a favor y en contra.

Mauricio Romero, presidente del América de Cali y quien participó en la asamblea de la Dimayor, aclaró que en esa reunión hubo propuestas que deben ser entendidas como estrategias, pero no son decisiones tomadas.

Dijo el directivo que estas ideas serán presentadas en la reunión de la Comisión para la Seguridad y Convivencia del Fútbol, mesa en la que están sentados representantes del Gobierno nacional, este jueves.

“El comunicado de la Dimayor tiene cinco propuestas importantes que tienen que ver con la autorregulación de los clubes, las sanciones, la seguridad y demás, pero la gente se ha quedado solo en este punto de las vallas”, dijo Romero.

“Muchos consideran que regresar a las vallas en los estadios significa un retroceso, pero lo veo viable porque los directivos estamos en un desespero tremendo, pendientes de si los hinchas se meten a la cancha, y al final terminamos siendo sancionados siempre los equipos, generando tal situación cuantiosas pérdidas económicas por las taquillas que se dejan de percibir”, argumentó el Presidente del América de Cali.

“El desespero es absoluto, pero hay otro punto que no ha sido considerado. ¿Quién va a hacer ese gasto de instalar nuevamente las vallas? La Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol dicen que son las Alcaldías y estas responden que son las autoridades del fútbol”, precisó Romero, evidenciando de esta manera cómo las entidades se ‘tiran la pelota’.

Habrá que esperar a que se tomen decisiones conjuntas con el Gobierno nacional a fin de mitigar la violencia que causan las barras bravas en los estadios.

Responden las alcaldías

En Cali, el alcalde Jorge Iván Ospina se opuso rotundamente a la propuesta.

“Me parece que es un exabrupto, no lo vamos a hacer en la ciudad de Cali, es involucionar y es completamente desafortunada la medida”, sostuvo el Mandatario de los caleños.

Jorge Iván Ospina, alcalde electo de Cali.

Agregó que las barras no deben ser encerradas “como si fueran animales”, sino que se debe trabajar en construir espacios de convivencia, tolerancia y de control ciudadano para que estos hechos no se sigan presentando.

Cabe recordar que, como mecanismo para solucionar estos inconvenientes, la Dimayor ya había realizado en el 2017 el proceso de enrolamiento a los aficionados de todos los equipos de la primera división del fútbol colombiano; sin embargo, nunca se terminó poniendo en marcha.

Este consistió en que todas las personas debían registrar sus huellas dactilares, se les tomaba una foto y se les entregaba un carné de identidad. Con esto, el responsable de los incidentes podía ser identificado y enfrentar medidas drásticas, como la no entrada a partidos durante cierto tiempo en los casos más ligeros.

“Los equipos biométricos los comparto como medida, me parece que la Federación y la Dimayor nos pueden colaborar con los recursos para poder colocar esta posibilidad de identificación biométrica de todos aquellos que entran al estadio”, manifestó Ospina.

El Alcalde explicó que estos equipos serían un gran avance hacia la identificación de “ese hincha violento”, a fin de “erradicarlo por siempre del estadio”, y reiteró que no ve factible la opción de las mallas, pues deslucen el evento deportivo y dan muestra de un problema que se supone que ya había sido superado. “Lo dejo claro, en Cali no lo vamos a hacer”, concluyó.

Por su parte, el alcalde de Medellín —donde miembros de la barra Los del Sur burlaron la seguridad, lo cual obligó al aplazamiento del juego entre Nacional y América—, Daniel Quintero, opinó en su cuenta de Twitter: “Poner vallas en el estadio es incrementar el riesgo de estampida. Medellín no acogerá la mala recomendación de la Dimayor. Si por seguridad el partido no se puede jugar, simplemente no se juega”.

La prensa también terció en la polémica.

Al respecto, el periodista Óscar Rentería consideró: “Estoy de acuerdo con la Dimayor, que solicitó volver con las vallas o mallas en los estadios. Siento tristeza por eso, porque es volver al fútbol de antaño, pero lo comparto. También la prohibición a los clubes para ofrecimientos a las barras. Pero faltaron las sanciones”.

El debate sigue abierto, a la espera de decisiones que ayuden a menguar la violencia en el fútbol.