Sin duda la actuación de Líberman Agámez fue clave para que la Selección Colombia masculina de voleibol llegara a la final de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018 que se disputaron en Barranquilla.
El antioqueño, de 33 años y 2,08 metros, demostró en la cancha, una vez más, el gran talento que lo ha llevado a ser el mejor jugador de voleibol de Colombia y uno de los mejores del mundo.
Y aunque la Selección no pudo llevarse la de oro en Barranquilla, su papel en las semifinales ante Cuba fue decisivo e histórico para obtener una medalla de plata y mostrar su mejor cara ante Puerto Rico en la final de este jueves.
Lea también: Barranquilla dejó en alto los Juegos Centroamericanos 2018, así fue la clausura
Agámez habló con El País sobre la importancia de haber llegado a una final en los Centroamericanos y los logros que ha obtenido en su carrera profesional, de la que sin duda, ha hecho parte la Liga del Valle, quien le abrió sus puertas cuando apenas tenía 15 años y cuando nadie se imaginaba que iba a llegar tan lejos.
¿Qué experiencia le deja haber ganado medalla de plata en los Juegos Centroamericanos 2018?
Me deja un sabor agridulce porque a mí no me gusta perder, siempre me gusta estar en el primer lugar, pero no se dieron las cosas. Lo importante fue que la selección masculina hizo historia. Hicimos un muy buen trabajo y esa medalla se la dedicamos a todas las personas de Colombia que nos apoyaron desde el principio.
¿Cuál fue la clave para llegar a la final?
El trabajo en equipo. Todos queríamos estar en el mismo lugar y trabajamos como una familia. Estoy muy agradecido con el cuerpo técnico y los jugadores, estuvimos muy unidos siempre y eso nos motivó para salir adelante. Espero que los que vienen ahora sigan fuertes y no dejen caer el equipo.
¿Entonces qué faltó para ganarle a Puerto Rico en la final?
Experiencia. Del total de los jugadores de Puerto Rico, 11 juegan en esa liga. Hay que tener un proceso largo. Afortunadamente nosotros, con solamente 15 días de preparación, logramos pasar a la final. Eso fue histórico.
Después de este torneo, ¿qué sigue para usted como deportista?
Voy para Grecia con mi familia, y el 10 de agosto me voy a Corea a jugar en un club llamado ‘Woori Card’. Ahí estaré esta temporada.
Es de reconocer que usted vive del voleibol, ¿qué significa para usted eso?
Vivir del voleibol ha sido una bendición de Dios y la Virgen. Este deporte me da de comer a mí, a mi familia y a mucha gente que ayudo. Con entrega he logrado que nunca se me hayan cerrado las puertas. He llorado mucho y he sacrificado muchas cosas. A veces quiero abrazar a mi mamá y no puedo. Sin embargo, estoy agradecido y espero sigan así las cosas.
Muchos hablan de su indisciplina en la infancia y nadie lo imaginó como el jugador que es ahora, ¿cómo lo logró?
Sí. Cuando fui niño era muy indisciplinado, pero ahora ya soy una persona tranquila (risas). Lo he logrado gracias a mi mánager Kostas Margaritis, a quien considero como un papá. A Carlos Grisales, que en paz descanse, también le debo mucho. Por eso les digo a muchos jugadores que no se conformen con el segundo puesto. El número uno es lo que vale.
Usted también está muy agradecido con la Liga del Valle por ser la que le abrió las puertas, ¿ahora qué le puede decir?
Definitivamente agradecerle. Si no hubiese sido por la Liga del Valle y todas las personas que trabajan ahí, yo no hubiese salido. Independientemente de las condiciones, esa liga siempre será la mejor de Colombia.
¿Y sobre la Federación Colombiana de Voleibol qué puede decir?
El apoyo en Colombia ha sido muy difícil. La Federación hace muchas cosas, pero no da su 100%. Pese a esto, debo reconocer que ayuda a los jugadores y lo que hace, lo hace muy bien. Creo que este resultado que obtuvimos es un motivo más para que apoyen más al voleibol masculino.
Usted tiene un récord mundial de puntos anotados (55) en un partido, que obtuvo cuando jugaba en Grecia, ¿Qué representa eso para usted?
Fue una hazaña increíble, la verdad. Fue algo muy bonito porque impactó mi carrera y se me abrieron muchas puertas. Gracias a eso, estoy donde estoy.
Y también ha obtenido méritos por ser el mejor jugador de voleibol de Colombia... ¿Lucha por ser el mejor del mundo?
Yo ya he sido catalogado como uno de los mejores jugadores del mundo. Sin embargo, el tiempo pasa, unos salen, otros mejoran y el voleibol sigue. A mí me quedan unos dos o tres años más de juego y ya. Me quiero dedicar a mí y a mi familia.
Por último, ¿qué mensaje les deja a los deportistas que apenas están iniciando y que lo ven a usted como un ejemplo a seguir?
Que luchen. Que si quieren vivir del voleibol, que lo demuestren. No se trata solamente de salir y ganarse unos euros. Hay que mantenerse dando siempre el 100%.
"No me gusta perder y me enojo mucho cuando veo que no se están haciendo las cosas bien. Siempre quiero ser un campeón".
5
son los países en los que ha jugado Líberman: Corea, Turquía, Portugal, Grecia y Colombia.