Después de trece años, Peñarol vuelve a una semifinal de la Copa Libertadores. Los dirigidos por Diego Aguirre igualaron 0-0 en la vuelta de los cuartos, pero el marcador en la ida (1-0) le fue suficiente para eliminar a Flamengo. Ahora los ‘Aurinegros’ se enfrentarán a Botafogo, de Brasil, por un pase a la final.
El DT local Diego Aguirre planteó el partido de la misma manera que lo había hecho la semana anterior en su triunfal visita a Río de Janeiro: entregando cancha y pelota al Mengao, en espera de una oportunidad para el contraataque.
Era riesgoso, pero en Brasil le había dado resultado. Y tenía la ventaja del gol con el que había ganado en el Maracaná.
Con los uruguayos Giorgian de Arrascaeta y Nicolás de la Cruz manejando los hilos el mediocampo, atacando alternativamente por las dos puntas, a través de Gerson y el ecuatoriano Gonzalo Plata, y con un Bruno Henrique muy movedizo, Flamengo fue claro dominador en todo el primer tiempo.
Bastante más que lo había sido en su propia casa. Y Peñarol se paró en su estadio Campeón del Siglo más atrás que en Río: nunca pudo en esa primera parte recuperar durablemente la pelota ni hilvanar ninguna jugada de ataque.
Era el visitante, de todas maneras, quien estaba obligado a ofender.
Lo hizo, pero volvió a encontrar —como en la ida— una muralla en el muy buen arquero aurinegro Washington Aguerre, más que en una defensa que mostró flaquezas cuando era atacada.
Y de la mano de Diego Aguirre
El 0-0 con el que se fue el primer tiempo hacia presagiar una segunda parte con un dominio aún más neto de la visita. Y así fue.
El DT Tite puso todo en cancha: lanzó a Wesley por el lateral y al goleador Gabriel Barbosa (“Gabygol”), ausente en la ida por lesión.
El Mengao atacaba y atacaba, pero la insistencia no se traducía en la red rival, ni siquiera en jugadas demasiado peligrosas.
A falta del fútbol que había mostrado en el Maracaná, Peñarol ponía ganas y fuerza, alentado incesantemente por su fiel hinchada e impulsado por un Damián García que se vestía de caudillo y un Eduardo Darias que funcionó todo el partido como un tractor.
El Manya era claramente superado por el equipo de estrellas que es Flamengo, resignaba la ofensiva, pero se abroquelaba bien atrás.
El tiempo transcurría. El Campeón del Siglo rugía. Y Aguerre salvaba nuevamente a su arco, impidiendo el gol de Barbosa a los 88.
En el final, Flamengo fue una tromba, pero desordenado y carente del alma que al aurinegro le sobraba.
El pitazo final del argentino Facundo Tello recompensó al equipo que en definitiva hizo mejor las cosas.
Además de confirmar su paternidad sobre su rival de este jueves (de los cinco partidos en los que se enfrentaron por la Copa Libertadores Peñarol ganó cuatro, todos por 1-0, y empataron el restante en 0), el carbonero volvió a colocarse en semifinales de la Copa.
La última vez que lo hizo fue en 2011, cuando también de la mano de Diego Aguirre alcanzó la final, que perdió —por poco— con el Santos de Neymar.
El próximo escollo será otro brasileño, Botafogo, tal vez el mejor equipo de la actual Copa Libertadores. Será otra historia.
Con información de AFP