Qué noche la de esta noche. En una noche fría por la lluvia, pero calurosa por la gente, Santiago de Cali levantó el telón de los I Juegos Panamericanos Junior.

Un comienzo sobrio, con la entrega del pabellón nacional de Colombia por parte del ministro del deporte Guillermo Herrera a Neven Ilić Álvarez, presidente de Panam Sports, iniciaba el espectáculo en el Olímpico Pascual Guerrero.

La herencia afro fue la primera muestra cultural que los asistentes y televidentes en el mundo apreciaron en esta ceremonia de inauguración.

Luego, el desfile de las 41 delegaciones por la pista atlética del máximo escenario de los caleños. Cada una de ellas con su música característica y el aliento del público, comenzaban a calentar el ambiente. Cuando la delegación colombiana hizo su ingreso por el costado occidental del Pascual Guerrero el estallido de los asistentes fue total.

Después, se tomó el juramento por parte de deportistas, entrenadores y jueces para estos Panamericanos. En este acto estuvieron a cargo de los deportistas Lucía Bautista (squash) y Santiago Corredor (natación). Por parte de los entrenadores juraron Nancy Hurtado de takewondo y Julián García tiro con arco.

Como no podía faltar, la salsa caleña fue la encargada de cerrar el espectáculo con más de 200 bailarines que pusieron a vibrar a propios y extraños.

Al final, la llegada del fuego panamericano al estadio Pascual Guerrero a cargo del histórico atleta Jaime Aparicio, quien fue el encargado de entregar la llama a las futuras generaciones del deporte de nuestro continente.

Con el encendido del fuego, Santiago de Cali le dio la apertura oficial a los I Juegos Panamericanos Junior, repitiendo lo hecho hace 50 años cuando la capital del Valle acogió los sextos Juegos Panamericanos 1971.