Salvo contratiempo de última hora, Tiger Woods protagonizará un nuevo e impactante regreso al deporte esta semana en el Masters de Augusta sobreponiéndose a las graves lesiones que sufrió en un brutal accidente automovilístico 13 meses atrás.
"Siento que voy a jugar", afirmó Woods en su esperada conferencia de prensa del martes en el Augusta National Golf Club (Estado de Georgia), donde el jueves arranca el primer Grand Slam de la temporada de PGA.
Woods, de 46 años, planea jugar otra ronda de práctica de nueve hoyos el miércoles y tomará una determinación final después de comprobar cómo se recupera de ese esfuerzo.
"Es una cuestión de cómo se va a recuperar mi cuerpo y de lo que mi cuerpo es capaz de hacer al día siguiente", explicó.
Según el programa, Woods está programado para arrancar la primera ronda el jueves en el grupo 14 de 31 a las 10H34 locales (14H34 GMT) junto al chileno Joaquín Niemann y el sudafricano Louis Oosthuizen.
Tiger no pudo elegir un lugar más icónico para una nueva gesta que Augusta, donde conquistó hace 25 años el primero de sus 15 títulos de Grand Slam y después fue escenario de otras hazañas mayúsculas de su carrera.
Woods se dijo afortunado de haber llegado a este punto, a un paso del regreso al Tour, pero su espíritu ultracompetitivo resurgió cuando fue preguntado si cree que tiene opciones de ganar su sexto Masters el domingo.
"Creo que sí", afirmó. "No tengo ninguna duda de lo que puedo hacer en cuanto al golf. Caminar es lo difícil".
"Ya saben, 72 hoyos son un largo camino, y va a ser un duro reto y un desafío para el que estoy preparado", recalcó.
Apenas el pasado febrero, el californiano reconoció que seguía teniendo dificultades con largos recorridos a pie, aunque insistió en su objetivo de volver algún día a la alta competencia para eventos puntuales.
La longitud y las elevaciones de Augusta lo convierten en uno de los campos más exigentes del circuito.
"Los únicos puntos planos aquí son los 18 'tees' (golpes) de salida", apuntó Tiger, que reconoció que no ha recuperado una movilidad completa después del accidente.
Desde su colisión del 23 de febrero de 2021, donde su vida estuvo en riesgo y sufrió múltiples fracturas en la pierna derecha, Woods solo participó en diciembre en el torneo familiar PNC Championship, donde hizo pareja con su hijo pequeño Charlie y recorrió el campo en un carrito de golf.
El mal clima que se pronostica esta semana en Augusta puede añadir dificultades a la gesta de Woods. Este mismo martes una fuerte tormenta provocó la interrupción anticipada de la segunda jornada de prácticas y el desalojo de jugadores y espectadores del campo.
Jugar con lesiones
La "Tigermania" está declarada en Augusta desde que hace una semana Woods se presentó por sorpresa en el campo para probarse físicamente. Desde entonces numerosos colegas han alentado públicamente al ídolo a competir y una multitud de aficionados le siguieron en su ronda pública del martes.
"Estoy encantando de escuchar que Tiger lo va a intentar en el Masters. Considerando donde estaba su vida hace 17 meses, esto es una hazaña increíble", dijo Jack Nicklaus, poseedor del récord de títulos del Masters (seis) y de Grand Slam (18). "Tiger no daría el golpe de salida si no pensara que puede competir y ganar".
Woods ya ha jugado y ganado en el pasado lastrado por lesiones. En 2008 fue campeón del Abierto de Estados Unidos compitiendo con una fractura por estrés y una rotura de ligamentos en su rodilla izquierda.
"He estado en situaciones peores y he jugado y ganado torneos", recordó. "Ahora bien, no he estado en situaciones como esta, en las que he tenido que caminar y soportar lo que voy a intentar soportar, eso va a ser diferente".
"Un camino difícil"
Tiger ha elegido para su vuelta un escenario fundamental para su legendaria carrera. En 1997 se convirtió en Augusta en el primer golfista negro en enfundarse la chaqueta verde de campeón.
En 2019, cuando llevaba 11 años sin alzar un trofeo grande, Tiger firmó otra emotiva victoria en Augusta después de recuperarse de múltiples cirugías de espalda.
Este último regreso sería todavía más inesperado, después de un accidente que no lo solo amenazó con poner punto y final a su memorable carrera, en la que igualó el récord de títulos de la PGA con 82, sino que estuvo cerca de causarle la amputación de la pierna derecha.
"Fue un camino difícil", dijo el martes Woods. "Decir entonces que iba a estar aquí jugando... Habría dicho que es muy poco probable".
Woods sufrió la colisión en un suburbio de Los Ángeles (California) cuando conducía a casi 140 km/h, el doble de velocidad permitida. Su todoterreno se descontroló y dio varias vueltas de campana antes de terminar volcado.
El californiano, que tuvo que ser extraído del vehículo y operado de urgencia, pasó un mes hospitalizado antes de comenzar un duro e incierto proceso de rehabilitación.