Por Alejandro Cheyne, exrector de la Universidad del Rosario

“La noche estrellada” no es solo una obra maestra del arte, sino también una fuente de inspiración para todos nosotros. Esta pintura de Vincent van Gogh, que se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, ha sido interpretada de diversas maneras tanto por críticos de arte como por aquellos que la admiramos. Pero, ¿qué mensajes puede ofrecer a los emprendedores?

1. Perseverancia y resiliencia. La vida del artista neerlandés, marcada por numerosos desafíos personales, es un testimonio de perseverancia. A pesar de enfrentar dificultades financieras y problemas de salud mental, que se vieron exacerbados por el alcohol y el insomnio, nunca abandonó su vocación por el arte, ni siquiera durante su estancia en la clínica de Saint-Rémy-de-Provence (Francia), donde pintó precisamente “La noche estrellada” en 1889. En tan solo 37 años de vida pintó más de 800 obras y realizó más de 1600 dibujos.

2. Conexiones y colaboración. Desde su infancia, Vincent fue una persona solitaria, pero tuvo la fortuna de relacionarse con varios pintores de la época, como Anton Mauve, Toulouse-Lautrec —quien pintó un retrato suyo—, y otros grandes artistas como Émile Bernard, Renoir, Pissarro y Degas.

Además, intentó crear una comunidad de artistas en Arlés. Paul Gauguin atendió el llamado y, aunque su colaboración terminó abruptamente tras un intenso altercado que resultó en el famoso incidente de la oreja de Vincent, la influencia mutua en el uso del color y la técnica fue evidente.

El Gobierno impulsa los centros Zasca para apoyar a las medianas y pequeñas empresas. | Foto: iNNpulsa

De manera similar, para los emprendedores es esencial establecer conexiones con sus pares, aprender unos de otros, vivir experiencias juntos, brindarse apoyo mutuo, compartir sueños y, por supuesto, servir de inspiración recíproca.

3. Expresión emocional. “La noche estrellada” transmite las emociones del artista. Los remolinos en las nubes, las estrellas brillantes de formas distintas y un cielo en movimiento, que contrastan con la quietud de un pueblo en calma, muestran tal vez la turbulencia emocional de van Gogh, marcada por la soledad y la angustia, pero también por su deseo de serenidad y la paz espiritual que le inspiraba la figura del ciprés, tan apreciado por él.

De igual forma, los emprendedores proyectan sus emociones profundas e intensas en sus iniciativas empresariales. Estas emociones, cuando se comparten de manera auténtica con los grupos de interés y, en particular, con los clientes, crean marcas que más allá de satisfacción generan sentimientos de lealtad, pasión y admiración en su público (lovemarks).

En los últimos años ha aumentado la ayuda para los emprendedores del país. | Foto: Cortesía

4. Visión e innovación. En mi opinión, el legado de Vincent van Gogh es lo más destacado de su contribución al mundo del arte. No solo por sus icónicas obras como la serie de “Los girasoles”, sus autorretratos —incluido el de la oreja vendada—, “El dormitorio en Arlés”, “La casa amarilla” y, por supuesto, “La noche estrellada”, sino también por su visión sobre el arte y su autenticidad, así como su valentía para innovar, reflejada en la frase que se le atribuye: “¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar cosas nuevas?”.

A menudo, aquellos que se atreven a desafiar el statu quo y a crear obras que perduran en el tiempo no son apreciados por la sociedad de su época. Esto le sucedió a van Gogh: su comportamiento y su arte, considerados perturbadores por algunos, no solo fueron incomprendidos, sino también criticados por no alinearse con la mayoría. Sus pinceladas únicas pasaron inadvertidas y recibieron reconocimiento tardío. Hoy, 134 años después de su trágica muerte, su obra inspira al mundo y es especialmente significativa para aquellos que transforman sus sueños emprendedores en realidades empresariales sostenibles y a favor del bien común.