La situación es apremiante. En los últimos 50 años el tamaño de las poblaciones silvestres se ha reducido en 73%, según las mediciones del Índice Planeta Vivo (IPV), mientras América Latina y el Caribe presentan un descenso del 95%, seguidos de África (76%) y Asia y el Pacífico (60%).
La Naciones Unidas, que lidera de la Cumbre Mundial de Biodiversidad, COP16, señaló que a solo un año para alcanzar la meta crucial: la movilización de US$20.000 millones anuales de países desarrollados a países en vías de desarrollo, esta no se ha logrado. Según la Ocde, el mundo todavía está 23% por debajo de esa meta para finales de 2025.
El año pasado se pusieron en marcha el Fondo Marco Mundial para la Diversidad Biológica (GBFF), creado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, y el Fondo Kunming para la Diversidad Biológica (KBF), creado por China. Sin embargo pocos países y ninguna organización filantrópica o del sector privado han comprometido hasta ahora los recursos necesarios para esos fondos.
“Este déficit pone en peligro el ambicioso objetivo de asegurar US$200.000 millones anuales de todas las fuentes para 2030 con el fin de proteger los ecosistemas de la Tierra”, aseguró la organización.
De ahí, la necesidad urgente de nuevos mecanismos de financiamiento global que involucren al sector privado y a organizaciones filantrópicas, además de mecanismos innovadores para cerrar la brecha de financiamiento.
La ministra de Ambiente y presidenta de la COP16, Susana Muhamad, así lo ha expresado: “Nos faltan fondos. Todos estamos de acuerdo en que necesitamos nuevas fuentes de financiación. Además, ya está esa financiación establecida en las metas del Marco Mundial de Biodiversidad, como en Montreal, pero necesitamos herramientas para materializar estos compromisos, porque esto es esencial. Así se podrá dar cumplimiento a las decisiones que adoptemos en este foro. Esto es fundamental también para forjar confianza. También necesitamos un sistema de seguimiento”, reiteró.
¿Cómo cerrar la brecha?
Por eso, el pasado viernes en la Zona Azul de la COP, la ministra Muhamad indicó que se está considerando la creación de un fondo multidonantes.
Según dijo, el grupo de movilización de recursos de la conferencia, está trabajando en dos temas principales: la estrategia para el financiamiento para la Convención y el Marco Kunming Montreal, y los mecanismos a través de los cuales se está dando este financiamiento.
“Algunas Partes proponen que esta COP tome la decisión de un nuevo fondo, mientras otras Partes están en la posición que es mejor evaluar el fondo que se creó hace dos años. La discusión está precisamente alrededor de eso, pero el objetivo final es que podamos tener una estrategia de financiamiento y unos mecanismos que, conjuntamente, nos permitan cerrar la brecha de financiamiento”, anotó Muhamad.
Entre tanto, Sandra Valenzuela, directora ejecutiva de WWF Colombia, sostuvo que para cerrar la brecha es necesario ampliar los instrumentos financieros innovadores que atraen la inversión privada, los cuales incluyen bonos por resultados, las conversiones de deuda pública (como los canjes de deuda por naturaleza), las acciones verdes, los créditos de biodiversidad, la financiación combinada y el capital de riesgo privado.
“El mundo necesita cerrar una brecha de financiamiento anual de US$700.000 millones para la naturaleza”. Esta cifra, agregó, que puede parecer abrumadora, es menos del 1% del PBI mundial total y mucho menos que los US$7 billones anuales (incluyendo los US$5 billones en inversión privada) que se destinan a actividades como los combustibles fósiles y la agricultura industrial, los cuales exacerban la doble crisis de pérdida de la naturaleza y cambio climático.
Para Valenzuela, esta cifra se pudiera lograr con el redireccionamiento de los subsidios perversos para la conservación y restauración de la biodiversidad.
“Junto con sus socios, WWF está trabajando para diseñar instrumentos que tengan un impacto en los paisajes terrestres, marinos y fluviales clave. Pero, además, garantizar que la creciente inversión atienda las prioridades nacionales y locales, especialmente en los mercados emergentes donde las necesidades de financiamiento son mayores”, dijo.
Por su parte, Julia Ayuso, directora de Sostenibilidad de la Universidad Europea, anotó que para lograr la meta de los US$200.000 millones, los gobiernos deben comprometerse no solo con un financiamiento directo sino también con la creación de marcos regulatorios que incentiven a las empresas e inversionistas a participar.
“Los bonos soberanos vinculados a objetivos de biodiversidad o las asociaciones público-privadas y los mecanismos de compensación ambiental como pueden ser los mercados de carbono van a jugar un papel esencial”.
También destacó mecanismos innovadores como los esquemas de pagos por servicios ambientales.
No obstante, Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Ambiente, se mostró poco optimista frente a los avances que se logren en la COP16 respecto al tema de financiación porque “los países ricos hoy día están empeñados en dos guerras, las cuales están consumiendo grandes recursos por parte de ellos”.
Así las cosas, manifestó que una fuente de financiación parcial podría ser el mecanismo multilateral (establecido por la COP 15) para la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de la información digital sobre secuencias de recursos genéticos (DSI), incluido un fondo mundial que distribuirá esos recursos de acuerdo al aporte de cada país.
Asimismo, Jimena Nieto Carrasco, docente de la Universidad del Rosario y consultora para la COP16 del Instituto Humboldt, explicó que “la COP viene con su mecanismo financiero listo, pero la ministra Muhamad ha dicho: busquemos nuevas fuentes además de las que ya existen, invitemos otros actores como el sector privado y la filantropía internacional, pero también otros mecanismos de financiación como el canje de deuda. Esta discusión que se está dando aquí posiblemente va a necesitar otras negociaciones”.
Por ahora, se espera que la banca multilateral que tendrá participación amplia esta semana en la COP llegue con importantes anuncios financieros. Desde la banca colombiana se anunció la meta de llevar el financiamiento en biodiversidad de $3,5 billones actuales a $33 billones en 2030.
Según Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, esto se enfocará en bioeconomía, economía regenerativa, ecoturismo, uso sostenible del suelo y soluciones basadas en la naturaleza.