El viernes finalizó el Congreso Anual de las Cámaras de Comercio en Cartagena y durante el mismo se hizo un análisis del desempeño económico, sobre todo de la supervivencia empresarial. Y allí el panorama es preocupante, ya que, según el presidente de Confecámaras, Julián Domínguez Rivera, la vida promedio de una empresa en Colombia es de cinco años.

Y preocupa aún más porque este año en Colombia se han creado 177.000 sociedades, y el interrogante es cuántas de ellas sobrevivirán.

El directivo invitó a que los colombianos hagan un pacto para poner al país por encima de todo, de colores o gustos políticos, de corrientes de desarrollo disímiles o de intereses electorales o particulares.

¿Cuál fue el análisis que hizo el Congreso sobre la economía y la realidad empresarial del país?

Creo que Colombia con crecimientos inferiores a 2 % del Producto Interno Bruto, PIB, no podría atacar la inequidad y brindar mejor calidad de vida a los colombianos. Entregamos dos estudios que muestran cómo hay empresas que pudieron crecer por encima de dos dígitos y eso refleja unos factores claves de éxito.

Esas empresas cumplen cinco condiciones: primero, hacen inversión en innovación; segundo, están muy pendientes del servicio posventa; tercero, tienen alta calidad del recurso humano; cuarto, tienen una alta integración con los proveedores; y en quinto lugar, miran a otros mercados, sobre todo los externos.

Pero también otro punto de partida, y son aquellas sociedades que pasan de un umbral de crecimiento de cinco años, y que también tienen cosas para decirnos, porque en Colombia el promedio de vida de una empresa es de cinco años.

¿Por qué solo cinco años?

Por varias razones, pero sobre todo por la dificultad de acceso al crédito y de capital, ya que a muchas empresas se les acaba el combustible del capital inicial. Claro, también hay fallas de diseño estratégico y escasa actitud exportadora, que no es vender desde el primer día, pero sí tener la actitud de exportar.

Estas empresas que pasan de cinco años seguramente tienen un buen tamaño. Estamos buscando que las instituciones financieras amplíen aún más su oferta de productos con una nueva modalidad de garantías.
Nuestras empresas pueden crecer más del 10%, a pesar de las circunstancias. Por ello, de una muestra de 26.000 empresas se identificaron 612 que crecieron a dos dígitos entre 2011 y 2015.

¿En esa coyuntura qué papel juegan las Cámaras de Comercio?

Las Cámaras de Comercio hacen presencia en todos el país y ejercen la Secretaría Técnica de las Comisiones Regionales de Competitividad. Nuestras Cámaras en el último año han formalizado cerca de 40.000 unidades productivas.

Son temas en los que nuestro país tiene que empeñarse si quiere crecer por encima de este tímido 1,3 % del Producto Interno Bruto del primer trimestre de este año.

A este Gobierno le queda un año. ¿Qué se puede esperar frente al crecimiento económico?

Creemos que este segundo semestre va a ser mejor que el primero, porque estamos viendo varias dinámicas: las empresas que se han creado a junio de este año superan en 8 % las que se crearon en junio del año pasado. En total son más de 177.000 empresas nuevas constituidas este año.

Por otro lado, el cierre de empresas en nuestras Cámaras de Comercio también ha disminuido en 24 %. También se están revirtiendo las expectativas de consumo y por otro lado la tasa de desempleo no ha aumentado, por el contrario, ha disminuido así sea levemente.

Pero, ¿cuáles son esas alternativas para reactivar el PIB?

Hay un plan de choque para la vivienda, el cierre financieros de las autopistas 4G y una mejora en la producción agrícola, que permite tener mejores expectativas para el segundo semestre, pero no pasará del 2%.
Nosotros lo que decimos es que si queremos pasar del 6 % ó 7 % en materia de PIB hay que hacer un inmenso esfuerzo por la productividad y enfocarlo con énfasis desde el sector privado.

No podemos cruzarnos de brazos a esperar a ver qué pasa con la política pública.

¿Qué otros factores generan optimismo?

Creo que hay factores que generan esperanza para el segundo semestre como son: la baja en la inflación y de las tasas de interés, las tarifas de impuesto sobre las utilidades, la deducción plena del IVA a los bienes de capital, los nuevos beneficios tributarios para la hotelería y las empresas que se constituyan en las Zonas Más Afectadas por el Conflicto, Zomac, así como la exención al pago de renta por quince años para los productores de energía con fuentes renovables.

Frente a lo que viene, ¿qué le pide a los candidatos presidenciales?

El nuevo Gobierno tiene que continuar unas políticas públicas en materia de salud, educación, mejor calidad de vida, etc.
También creemos que hay unas materias que deberían ser abordadas a profundidad por los candidatos presidenciales, es decir, políticas públicas como el combate frontal a la corrupción, el fortalecimiento de la justicia, la seguridad y la paz.

¿Qué papel cumplen los empresarios?

En el Congreso de Confecámaras se hizo una invitación a hacer un pacto para poner al país por encima de todo e invité a los empresarios, a ser los garantes y promotores permanentes de este pacto.

Colombia, su futuro, por encima de todo. Estamos a tiempo de proteger nuestro presente y el futuro de las próximas generaciones.

Nos preocupa que la confrontación también está afectando a la economía, en el sentido de que las decisiones de inversión y consumo se están retardando por cuenta de una percepción más mala del país de lo que efectivamente está ocurriendo