La tarjeta de crédito permite que el usuario haga pagos sin la necesidad de tener fondos en la cuenta, puesto que el banco pone a disposición de su titular una cantidad de dinero a crédito.
Por otro lado, con la tarjeta de débito las compras se cargan directa e instantáneamente en la cuenta, de forma que es imprescindible tener saldo suficiente.
Por tal razón, Bbva afirmó que es importante saber las características de cada tipo de tarjeta y hacer un seguimiento periódico de los gastos que se hacen con ellas es fundamental para mantener una buena salud financiera.
De acuerdo con la entidad financiera, con la tarjeta de crédito, el titular contrae una deuda con el banco que la emite. Por tal razón, antes de conceder una tarjeta de crédito, el banco estudia la viabilidad del solicitante, asegurándose de que sea solvente, y establece un límite a la cantidad de dinero del que puede disponer.
Así las cosas, existen varias formas de devolver lo gastado con una tarjeta de crédito:
Pago total del importe adeudado durante un periodo de tiempo, habitualmente un mes, en una fecha concreta (normalmente los primeros 10 días del mes siguiente). La principal ventaja de esta fórmula es que el dinero se devuelve sin intereses.
Pago aplazado (revolving). Esta modalidad de pago supone que el importe de la compra se aplaza en pagos mensuales y cada cuota se compone de una parte de capital a devolver y otra de intereses. A cambio, el cliente puede realizar el pago de sus compras según los plazos más convenientes para él. Estos pagos revolving admiten dos formas de establecer la cuota mensual: un importe fijo o un porcentaje de la deuda financiada. Si se escoge un plazo reducido, el tiempo durante el cual se generarán intereses será menor y, en consecuencia, la operación será más barata.
En ese sentido, la principal ventaja de pagar con tarjeta de crédito es que brinda la capacidad de adquirir algún producto sin necesidad de tener fondos en el momento de hacer el gasto.
En algunos casos, los bancos conceden beneficios que van desde descuentos por repostar en algunas gasolineras o la devolución de un porcentaje del importe de las compras realizadas. En muchos casos, tienen incluida la contratación de un seguro de viaje o de robo.
Sin embargo, hay que tener cuidado con este tipo de productos y disponer siempre de los fondos necesarios para saldar la deuda una vez finalice el plazo. En el caso de que no se pueda pagar o se haya sobrepasado el límite de crédito de la tarjeta, conviene reaccionar antes de que se ponga en marcha el cobro de los correspondientes intereses y comisiones.
A la hora de sacar dinero en un cajero automático, la mayoría de las tarjetas de crédito permiten elegir entre retirar efectivo a débito sin pagar comisiones si se emplea un cajero del banco emisor de la tarjeta, o sacar dinero a crédito. En este segundo caso lo que hace el cliente es solicitar un “minipréstamo”, por el que el banco cobrará unos intereses.
En el caso de las tarjetas débito, no tienen un soporte físico, se cargan con una cantidad de dinero, del que se van descontando los gastos a medida que se van haciendo, como si se tratara de un monedero.
Al igual que las de plástico, las tarjetas virtuales cuentan con un número identificador, una clave o PIN, una fecha de caducidad, y un código de seguridad, llamado CVV o CVC.
Sin embargo, estos datos no están reflejados en una tarjeta física, por lo que solo se pueden consultar a través de la web o aplicación bancaria de la entidad emisora. Además, estas tarjetas virtuales no están vinculadas a la cuenta bancaria del propietario ni a sus tarjetas físicas.