La comunidad de San Agustín, Huila, no permitió que sus estatuas fueran trasladadas hasta Bogotá, sitio de la exposición. La muestra se caracteriza por la ausencia y plantea un debate sobre el patrimonio cultural.
Una exposición sobre las estatuas precolombinas de San Agustín se inaugura hoy en el Museo Nacional de Colombia, con la irreemplazable ausencia de las piezas y la determinación de abrir un debate sobre los riesgos que plantea para la difusión cultural una defensa a ultranza del patrimonio.La comunidad del yacimiento prehispánico de San Agustín, en el departamento del Huila, frenó el traslado de las veinte piezas que el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) ya había empezado a embalar, a poco más de una semana de la apertura de la muestra.Este revés puso en riesgo la exposición, que había tardado más de dos años en organizarse con el fin de conmemorar el centenario del hallazgo de estos monolitos por el etnólogo alemán Konrad Theodor Preuss, pero el Ministerio de Cultura, el ICANH y el museo decidieron seguir adelante por "justicia con el público"."El retorno de los ídolos" se convirtió en "El silencio de los ídolos", y con ese título permanecerá abierta la exposición en el Museo Nacional de Colombia (Bogotá), entre hoy y el 28 de febrero de 2014.Los huecos previstos para las bases de las grandes estatuas quedaron vacíos, en medio de un despliegue tecnológico que evoca con proyecciones, sonidos y otras técnicas el Bosque de las Estatuas, del Parque Arqueológico de San Agustín."Es una exposición de ausencias en donde vamos a evocar el parque, el espacio de San Agustín, pero las estatuas no van a estar. Y lo que queremos es plantearnos la pregunta: ¿qué pasa con el patrimonio?", dijo la directora del Museo Nacional, María Victoria de Robayo.De Robayo no oculta su decepción por no haber podido acercar al público de Bogotá una muestra de estas enormes figuras de piedra con rasgos humanos y animales, que fueron declaradas como patrimonio arqueológico nacional por la legislación colombiana y como herencia cultural de la humanidad por la Unesco en 1995."La exposición no llegó, porque hay personas que se oponen. Y lo que tenemos que preguntarnos es si es tan legítima esa oposición. Nuestra postura es que el Museo Nacional es el museo de todos los colombianos, en donde facilitamos ese encuentro entre la gente y su patrimonio", planteó.Los habitantes de San Agustín han denunciado el saqueo sistemático de sus riquezas arqueológicas y miran con recelo toda iniciativa que implique sacar las estatuas de su territorio, romper la 'magia' que las rodea y exponerlas a un posible deterioro y hasta a una pérdida definitiva.Esas fueron algunas de las razones esgrimidas por la comunidad opositora desde que se conocieron las intenciones de llevar a Bogotá 20 piezas, entre las que había tres grandes que ya habían sido trasladadas hasta Bélgica en una ocasión y otras 14 que no estaban en el lugar del hallazgo, sino en el Museo de San Agustín, según De Robayo.El Comité Pro Defensa del Patrimonio Ancestral de la Zona, que reúne a 17 asociaciones incluida la comunidad indígena Yanacona, ha denunciado que los organizadores de la muestra no les han consultado sobre las consecuencias del traslado de las piezas y les acusaron de haber tomado una decisión "centralista, prepotente y autoritaria".Días antes de los traslados, comenzaron a aparecer en las redes sociales unas fotos supuestamente tomadas durante los procesos de desmonte y embalaje de las figuras, que parecían demasiado artesanales y cuya veracidad fue desmentida por el ICANH, responsable de esas labores logísticas.Y entonces comenzaron las protestas, los asaltos a las cajas donde reposaban las figuras y las agresiones a los responsables del parque, lo que llevó al comunicado de Ministerio de Cultura, que anunció la modificación de la exposición, "porque la cultura no puede permitir jamás que hechos de violencia la atropellen".