En un anterior artículo planteamos nuestra tesis que con la llegada del Boogaloo se abrió la auténtica puerta al género salsa. Músicos inquietos provenientes del solar latino, con costumbres y aportando diferentes formas de hacer música, da la génesis de un movimiento de autorías de letras callejeras, atómicas composiciones y arreglos modernistas, que sobre el son cubano esculpieron páginas no solo cargadas de preciosismo sino también de posibilidades comerciales.

Dentro de todo ese movimiento, el Boogaloo y la Pachanga fueron protagonistas. Luego explosionó en ‘la Gran Manzana’, un dominicano, Johnny Pacheco - quien de hecho, había cambiado su formato de charanga por el de orquesta, es decir, incorporándole vientos de trompeta-, se dio a la tarea de crear su sello discográfico, Fania Records, con el que posteriormente conformaría una sociedad con el abogado de ascendencia judía Jerry Masucci. Publican su primer álbum bajo el sello Fania, Cañonazos, con un número de catálogo bien particular, el 325, en cuya cifra se involucran el mes y el día del nacimiento de Johnny Pacheco: marzo 25.

Larry Harlow, 'el judio maravilloso', pianista, productor y leyenda de la Salsa, ya fallecido. | Foto: 2016 Getty Images

Dos años pasaron desde que iniciaron su gran proyecto, cuando firmaron a dos promitentes jóvenes que descollaban en la escena musical latina, el pianista judío Larry Harlow y el trompetista puertorriqueño Bobby Valentín, quien años después se dedicaría a tocar el bajo.

Aparece en escena también un muchacho nacido en Manhattan, con cara de niño, de nombre Ismael Miranda. Posteriormente, empieza a sonar La Orquesta de Ray Barreto, que llega para aportar variaciones en la música bailable que se estaba produciendo. Se va calentando el quimbombó.

Tres años después, en 1967, la Fania Records, nombre tomado de la composición del cubano Reinaldo Bolaño, Fanía Funché, sigue firmando, con gran olfato, a jóvenes talentos. Esta vez el turno fue para un niño de 15 años, nacido en Nueva York, William Anthony Colón Román, en quien Pacheco descubrió un gran talento para el trombón.

Richie Ray y Bobby Cruz, unos de los artistas que Pacheco y Masucci deciden firmar.

Pacheco junta a Colón con Héctor Juan Pérez Martínez, un pelao cantante que había llegado desde Puerto Rico, quien tenía gran facilidad para improvisar en tarima, con un humor característico que lo hacía tener un gran atractivo para cualquier orquesta. William, ahora llamado Willie Colón y Héctor Juan, empezando a llamarse Héctor Lavoe por sugerencia de empresarios de la época, asimilándolo a Sinatra, La Voz, se meten al estudio con el apoyo de Fania, dándose la grabación de su primer LP al que llamaron Willie Colón El Malo, con el que alcanzaron un estruendoso éxito. Allí se recogía el sentimiento del barrio y el sentir de los muchachos de la esquina. Así, con estos éxitos, Pacheco y Masucci deciden firmar a cuanta banda se les atravesara. Ricardo Ray, Bobby Cruz, Roberto Roena, la Sonora Ponceña, entre otros.

Fania All Stars

Con gran visión comercial, Pacheco y Masucci se dan a la tarea de conformar una banda que representara al sello, muy al estilo de las casas disqueras de la época, quienes creaban una o varias orquestas, muchas de ellas con el nombre de la discográfica. Así las cosas, deciden crear la banda de la disquera, asumiendo el compromiso que tenía que ser la mejor. Con ese propósito firman a los mejores de cada instrumento para conformar la orquesta que llevaría el nombre Fania All Stars, fenómeno donde se agrupaban a los mejores músicos y cantantes del género bailable. Hizo su primer álbum y fue grabado en vivo y publicado en 1968 con el nombre de Live at the Red Garter, Vol. 1. Se destapaba todo un movimiento que rápidamente fue allanando el mercado latino. Se consolidan entonces dos productos: Fania Records, como sello discográfico, y Fania All Stars como una tromba comercial que imponía temas bailables para un mercado ávido de recibir temas nuevos. Cada orquesta firmada por La Fania era una verdadera máquina de producir, no solo música y fama, sino dinero.

Foto: La Fania All-Stars/ Wikicommons

En 1973, el sábado 17 de noviembre, a las 8:00 de la noche, La Fania All Stars hacía su debut en Puerto Rico presentándose en el Coliseo Roberto Clemente. Dice Rafael Viera (qepd) en la nota que acompaña al CD Fania All Stars San Juan 73: El concierto tuvo un efecto profundo en el fenómeno de la salsa en Puerto Rico. La Faniamanía generó una histeria total entre los melómanos que querían vivir y sentir a las Estrellas de La Fania… Las Estrellas de La Fania se convirtieron en algo así como los Beatles Latinos.

Todo este movimiento hizo eco en el resto de Latinoamérica. En Puerto Rico, que ya se venía haciendo música popular bailable, el fenómeno Fania despertó la inspiración de músicos, compositores y cantantes como Rafael Ithier, Rafael Cortijo, Ismael Rivera, José Mangual y Catalino Curet Alonso, entre otros. Estas orquestas empezaron a hacer salsa, pero con un ingrediente adicional, le combinaron ritmos folclóricos como la Bomba y la Plena.

Como dato curioso, se da el retorno desde Puerto Rico a Nueva York de esta música boricua. Las orquestas puertorriqueñas pusieron un tope alto para todas las orquestas de música bailable en la escena latina. Se empezaba a dar el origen de la salsa como género recolector de ritmos bailables en el universo latinoamericano. Las orquestas boricuas no solo eran el grupo de músicos acartonados, sino que se convertían en orquestas shows, que además de su virtuosismo al tocar, tenían originalidad en las piezas ejecutadas y tocaban con el corazón y el alma sintiendo la música en el bailador y en el instrumento.

Lo que sucedía en América del Sur

Mientras esto sucedía en la capital del mundo, en Suramérica pasaban cosas. En Venezuela se venía gestando un gran movimiento popular bailable. Plantaban bandera con su propio estilo, pero con la influencia neoyorkina, orquestas que hacían música de venezolanos para venezolanos. Federico Betancourt, con su Federico y su Combo; Olinto Medina y su Sexteto Juventud, con la voz de Carlos Tabaco Quintana y otras, trataban de imponer su salsa venezolana y a fe que lo consiguieron. Sin embargo, la demanda de música era mucha y la oferta poca, por lo que el bailador venezolano no tenía otra alternativa de comprar la música que llegaba de Nueva York.

La música salsera venezolana seguía estancada hasta que algunos músicos instruidos en diferentes bandas militares se reúnen y deciden montar una orquesta que le compitiera a la música de las bandas que llegaban todos los días desde Puerto Rico y Nueva York. El bajista Oscar D’León, los trombonistas César Monges Albóndiga y José Antonio Rojas Rojita, toman la decisión y contactan a otros músicos. Se foguean en diferentes bailes hasta que empiezan a tocar de planta en la Cervecería La Distinción. La banda se llamaría La Dimensión Latina.

Todo esto sucedía mientras que Federico y su combo, el Sexteto Juventud, la misma Billo’s Caracas Boy’s y los Melódicos, se disputaban el gusto del bailador venezolano. Pasados los años Oscar D’León se retiró y fue reemplazado por el boricua Andy Montañez, quien venía de conformar la delantera del Gran Combo junto a Pellín Rodríguez. Se daba una fusión de la música del norte con la venezolana, como en una especie de transcurrir escalonado. La llegada de Andy no surtió los efectos esperados y el bailador venezolano empezó a meterse con él y con la orquesta, disgustado por el cambio.

Oscar Emilio León Simoza, Oscar D’León, al retirarse de la Dimensión, montó la orquesta La Salsa Mayor, con la que impone su salsa venezolana, ganándose a los nacionales y logrando ventas de discos que triplicaban las ventas de Puerto Rico y Nueva York. Mientras esto sucedía, surgen otras orquestas como El Grupo Mango, Grupo Madera y La Descarga de los Barrios, entre otras. En Perú aparecieron La Sonora de Lucho Macedo y la Orquesta de Alfredito Linares. En Panamá y Colombia sucedía algo similar.

La salsa setentera

De hecho, la salsa pasa uno de sus períodos más interesantes, el cual corresponde a los años 70 y parte de los 80 del siglo pasado. Y alcanza su máximo esplendor, hablando desde la esquina de las orquestas, con la aparición en masa de diferentes agrupaciones, en Colombia, Venezuela, Puerto Rico, Perú, República Dominicana, Panamá y Estados Unidos, donde se da la gran evolución y desarrollo.

Para el caso que nos ocupa, en las décadas de los 70 y 80 del siglo XX, Cali se redescubre musicalmente, después de la aparición del fenómeno Grupo Niche, con la aparición masiva de agrupaciones cobijadas todas por gran talento e inspiración, que arrebataron el gusto de melómanos y bailadores.

La salsa pasa uno de sus períodos más interesantes, el cual corresponde a los años 70 y parte de los 80 del siglo pasado. En la foto, La Misma Gente.

La Octava Dimensión, que nació a principios de los años 70, como producto de la evolución que partió desde la Sonora Juventud, El Combo Los Supremos, Los Hermanos Jordán, La Gran Banda Caleña, La Charanguita de Luis Carlos, Julián y su Combo, La Fórmula 8, La Identidad, La Misma Gente, Súper Orquesta Café, Los del Caney, Bemtú, La Cali Charanga, La Orquesta Matecaña, Piper Pimienta y su Orquesta, y Los Niches entre otras.

La mujer en la salsa colombiana

Aparece de forma decidida la mujer en la música bailable. María del Carmen Alvarado y Luz Dary Zúñiga y su Orquesta La Decisión. Luego aparecen otras agrupaciones que se unen al movimiento innovador de la salsa en Colombia. Orquestas femeninas como Son de Azúcar, D’Cache, Canela, Yerbabuena, Borancha, Anacaona, Marabá, Chicas Madera se toman la escena salsera de Colombia agregándole el ingrediente de ser agrupaciones compuestas en su totalidad por mujeres.

Sin duda, la historia de las orquestas se da antes de y después del Grupo Niche, porque mientras esto sucedía en Cali, el inventario orquestal salsero colombiano se iba nutriendo con importantes agrupaciones: Fruko y sus Tesos, Joe Arroyo, Grupo Galé, La Sonora Carruseles, Los Nemos del Pacífico, Quinto Mayor y The Latin Brothers, entre otros. Desde el inicio del nuevo milenio, la escena salsera bogotana se nutrió por un movimiento importante de orquestas haciendo por el género e imponiendo estilos. La 33, Calambuco, Sexteto Latino Moderno, Yorubá, Bronx Orquesta, La Conmoción, Kongas y Real Charanga, entre otras.

Continuará…