Borondo es una palabra que tal vez solo se utiliza en el español del suroccidente colombiano, especialmente en el Valle del Cauca y Cali. Según el ‘Diccionario de la caleñidad’ significa “salir a pie o en carro con los amigos y dar vueltas por darlas”. Un “borondo” es un paseo muy corto sin propósito.
¿De dónde viene “borondo”? ¿De las lenguas africanas, que tanto nos acompañan en las melodías salseras? La musicalidad de la palabra “borondo”, con el sonido “o” repetido estratégicamente, podría provenir de esas lenguas. De hecho, hay una canción puertorriqueña que dice: “Ay, Boranda, la tierra se secó, Boranda”. Sin embargo, no es así.
Después de mucho buscar en el diccionario, pensé en esta confusión frecuente entre “m” y “b” que ocurre en el español de Cali, como es el caso de “molinillo” y “bolinillo”, o “desmoronar” y “desboronar”. Entonces busqué en el diccionario de la Real Academia y resulta que sí existe “morondo”.
“Morondo” y su forma despectiva “morondanga” que significa según el diccionario “cosa inútil y de poca entidad” y también “enredo, confusión”. Así pues, darse un “borondo” es darse un paseo inútil, sin mucha sustancia. No está demás pensar que “borondo” se relacione con el alboroto resultante de la diversión.
Entonces busqué en la base de datos de la Real Academia y “morondanga” aparece en el año 1790, en la comedia ‘El celoso don Lesmes’, de España: “Los demonios / de mi casa me trajeron: / ¡Buena está la morondanga / qué bigotes y qué gestos / que traen!”.
En su diccionario etimológico, Corominas afirma que “moronda” y “morondanga” vienen de “morona” que es la migaja de pan o el grano de maíz. De “morona” viene “desmoronar” que es desmigajar el maíz.
“Desmoronar” y “desboronar” es la misma confusión entre “morondo” y “borondo”, por esa insospechada relación entre palabras que parecen tan distantes. Pero en la historia de los idiomas no hay coincidencias, si algo parece relacionado, generalmente lo está efectivamente.
¿De dónde sale, entonces, la “d” en “morondo/borondo”, si la palabra es “morona/borona”?
Corominas piensa que la “d” surge de la confusión con otra palabra, que es “mondar”. Y “mondar” significa quitarle una cáscara a la fruta o a un vegetal, pero también golpear, o incluso reírse a carcajadas. La noción de alboroto está ahí en todo caso.
Entonces “borondo/morondo” provienen de una mezcla entre dos palabras completamente independientes “morona” (migaja de trigo) y “mondar” (limpiar).
Según Corominas, la palabra “morona” proviene de “boruna”, una palabra mucho más antigua que el latín, de una lengua que se hablaba en la península ibérica antes de que llegaran los romanos. No se sabe cuál lengua. “Boruna” también da “boroa” que se encuentra en portugués. Y “mondar” viene del latín “mundare” que significa “limpiar, purificar”. En el país vasco, en España, “Borondo” es un apellido, así que no tendría nada de raro que este apellido vasco esté relacionado con el “borondo” vallecaucano.
“Borondo” no solo está relacionado con “desboronar”, sino también con otra palabra que ya el lector habrá advertido: “burundanga” o “borondanga”. El significado de “enredo, confusión” está ahí presente, pues la sustancia a que alude sirve para producir el efecto de confundir la voluntad de la persona. Ese intercambio entre “o” y “u” es común en español, como ocurre con “columpio” versus “culumpio”, y era más común antiguamente.
En la época colonial se decía “sobir” en vez de “subir”, por poner un ejemplo. Ahora solo parece extraño entender el camino por el cual pasó de significar “migaja de maíz” o “paseo sin sentido”. El camino de los significados es siempre misterioso, especialmente en las palabras informales, de las que pocas veces se encuentra registro escrito.
Sin embargo, podemos inferir una cadena de significados. De “migaja” pasó a significar “quitar la migaja” o “pelar el maíz”, de donde surgió “golpear”, tal vez por la violencia que debe ejercerse sobre el maíz para pelarlo. De esta idea de violencia surgió la de enredo y confusión que trae el diccionario de la Academia. Esa confusión sugiere la idea de un movimiento sin propósito. O bien, “borondo” puede provenir de “burundanga”, por la idea metafórica de “viaja” asociada a la sustancia soporífera. Así pues, a mí me gustaría aprender más sobre el uso que usted le da a “borondo”, para hallar el eslabón perdido de esa cadena semántica.
Si usted conoce otros significados, escríbame a lenguaencolombia@gmail.com. Y agradezco a Rafael Ruiz y Juan Camilo Lozano porque sus aportes e ideas me ayudaron a encontrar un rumbo para este artículo.