El Embajador de España en Colombia, Don Joaquín de Aristegui, hizo entrega de la Placa de Honor de la Orden Isabel la Católica – condecoración otorgada por el Gobierno de España – al Festival de Música Sacra de Bogotá (FIMSAC), como reconocimiento a la excelencia artística y destacando su papel fundamental en el fortalecimiento de los lazos culturales entre Colombia y España.
El Festival se fundó en el 2012 en homenaje a los 50 años del Concilio Vaticano II; es un evento anual, multirreligioso, único en Latinoamérica. Se realiza todos los años en el mes de septiembre con una programación de cuatro semanas con conciertos diarios por toda la ciudad en los más emblemáticos escenarios de la capital colombiana: iglesias, templos, teatros, auditorios, colegios, universidades, cárceles y clínicas.
El propósito de la Orden ha ido evolucionando con el paso del tiempo y su propósito se ha expandido para reconocer aquellos actos excepcionales de servicio en beneficio de España y de su relación con el resto de la comunidad internacional.
Para el Embajador de España en Colombia, “esta condecoración permite reconocer y honrar a aquellas personas e instituciones que han contribuido y contribuyen a mejorar y a profundizar la proyección exterior de España, incluida su cultura, y a fomentar la amistad y cooperación entre España y el resto de la comunidad internacional, particularmente con los países más afines, como Colombia”.
En el caso del FIMSAC, menciona el Embajador: “Se ha consolidado como uno de los principales eventos musicales anuales de Colombia y uno de los festivales de música religiosa de referencia a nivel continental, iberoamericano y euro latinoamericano. El Festival contribuye a integrar culturalmente el país, y permite una interrelación entre las ciudades y los territorios, con una constante conexión española o hispánica”.
En el corazón de este festival radica la visión y el esfuerzo incansable del Patronato del FIMSAC, del equipo y de su directora, Marianna Piotrowska.
Desde sus inicios y bajo su dirección, ha liderado el camino hacia la promoción del entendimiento intercultural y la celebración de la diversidad a través de la música sacra. “Este prestigioso honor que recibimos reitera el compromiso en seguir fortaleciendo los lazos de hermandad entre las dos naciones. Valoramos este gesto fraterno de España por construir un camino común, apostando por un presente que reivindique el pasado. La historia se construye con las acciones del presente. ¡Tenemos Festival y relación con España para largo!”, señala Piotrowska.
La directora asegura que España fue la principal inspiración para realizar un festival de carácter multi-religioso. “Tuve el privilegio de vivir casi cuatro años en este maravilloso país que me acogió desde el primer momento y haber disfrutado de las tradiciones musicales, espirituales y culturales tan diversas y ricas cambió por completo mi panorama. Qué decir de las procesiones de Semana Santa en Segovia, Toledo o en Sevilla. Asistir a festivales musicales en Cuenca, en Madrid, en Barcelona, en Cádiz, entre otros, han sido oportunidades maravillosas para abrir la mente y coincidir con quienes hoy son amigos músicos, gestores, críticos y periodistas”.