Se trata del prestigioso músico estadounidense Irwin Hoffman, quien ya había dirigido a la Filarmónica, pero en calidad de invitado.

A la manera de la ópera ‘Los cuentos de Hoffmann’, de Offenbach, que narra tres historias de “no te lo puedo creer”, la vinculación del estadounidense Irwin Hoffman como director de la Filarmónica de Cali tiene ribetes de fantasía.Si se hace la salvedad de la diferencia de oficios, su llegada es más importante que la de Marcelo Bielsa al América.El músico es un ‘grandes ligas’ y por eso ni Amparo Sinisterra de Carvajal creía posible su venida. Supo que sí cuando leyó la entrevista que Hoffman concedió a El País el 25 de agosto, en la cual dijo que le gustaría dirigir la filarmónica local.Entonces se escribieron: “Ella me preguntó cuántos conciertos podría dirigir en Cali, y yo le contesté cuantos quiera. Me hizo una oferta, acepté y aquí estoy”, contó el maestro en un español que no le gusta hablar por temor a equivocarse.“Al maestro Hoffman lo pidieron los músicos”, dice la señora Sinisterra, y ello explica la larga ovación de los integrantes cuando fue anunciada la vinculación, ayer en la sala de ensayos del Teatro Municipal.“Su llegada es la primera sorpresa de la celebración de los diez años de la orquesta bajo administración de Proartes”, prosiguió la presidenta de esa entidad.La segunda fue saber que ya no hay afugias: “El año pasado terminamos sin deudas y al día con los músicos. No puedo hablar aún del presupuesto de este año, pero seguirán la vinculación de la Universidad del Valle, de Comfandi y de Epsa, y ya tenemos conversaciones con otras entidades”, anunció la dirigente cultural.Por su parte, el maestro Hoffman enumeró las razones para venir a Cali: “Me gusta mucho el clima, la gente es cálida y hay buenos restaurantes. La orquesta es muy receptiva y toca como yo quiero. Si después no me gusta su actitud, me voy. No importan el país, la ciudad, ni la orquesta. La música es lo que cuenta y la gente con la que trabajo”. El músico neoyorquino ya había dirigido la Filarmónica de Cali como invitado, la última vez en agosto pasado. Cuando se le pregunta cómo encontró su nivel en relación con esa época, dijo: “Una orquesta es como un violín o piano: suenan según como los toquen. Si lo hace un gran músico, suenan muy bien; si los toca un aficionado, no suenan igual. Igual es una orquesta. Así que no sé cómo sonó entre agosto y diciembre”.Por una gran orquestaPor tanto, “mi meta es hacer una orquesta de primera clase, con el mayor número de músicos”, añadió Hoffman. Sobre los frecuentes conciertos de música popular que hace la filarmónica, anunció: “Yo no voy a dirigir conciertos con música colombiana, pero sí los habrá con directores invitados”. Ya lo había advertido en agosto: “La salsa es muy compleja para orquesta. Para mí no es necesario interpretar salsa, pero sí el repertorio popular colombiano. Lamentablemente, Shostakovich ni Prokofiev escribieron ninguna obra de salsa, porque el gran repertorio universal todavía es desconocido en Cali, en comparación con la salsa, que es muy importante para bailar. Ese es un vacío en la cultura musical local que yo quiero llenar, porque para conectar a Cali con el resto del mundo necesitamos mucho más que salsa”.Además, “sueño con terminar esta temporada con la ‘Sinfonía nº 9’ de Beethoven. Es un sueño de hace muchos años: dirigirla con un coro y solistas internacionales, en una gira”.Irwin Hoffman vino con su joven esposa, la violinista costarricense Lourdes Lobo, a pesar de que ello perjudica su carrera: “Lo de Lourdes es un poco problema. Espero que podamos organizar conciertos de cámara en Comfandi o en la iglesia de La Merced. Mi sueño es que ella pueda tener aquí un cuarteto de cuerdas”.En principio, el músico estará en Cali durante cinco meses. Después... “quién sabe. A lo mejor yo voy a morir en Cali”.