Laura Mora Ortega, directora de Los Reyes del Mundo, ganadora de la Concha de Oro a Mejor Película en el Festival de San Sebastián, encuentra en este reconocimiento internacional el mayor motivo para volver de nuevo a ver nuestro cine colombiano, sin prejuicios, encontrando la poesía incluso en el dolor de una realidad que suele ser cruda, y hallar la esperanza.
¿Cuál fue el mayor reto al rodar esta película?
Todo ha sido un reto, encontrar los actores fue un proceso larguísimo, la búsqueda de locaciones fue muy exigente, el territorio donde queríamos filmar era muy desconocido para la cinematografía nacional; el Covid y empezar a rodar dentro del estallido social, que dialogaba tantísimo con la película, queríamos estar apoyando y al mismo tiempo estar filmando la carretera; fue un reto increíble, los cierres de vías que teníamos que hacer tan complejos en una carretera tan importante para Antioquia; el clima, navegar los ríos, la neblina, el sol, todo ha sido un reto y todo ha sido un poco milagroso. Tengo siempre esta imagen de una especie de puerta de un garaje que se va cerrando y al último minuto, cruzábamos.
¿Cómo hallar la belleza en historias tan fuertes como la de Matar a Jesús y Los Reyes del Mundo?
Para mí ser artista es encontrar esa belleza donde a veces, quizás, no la vemos. Me interesa esa poesía que existe en la herida, en la contradicción, en la grieta, en el margen, es donde siento que encuentro las cosas más hermosas de los seres humanos, que sobreviven a pesar de todo, que nos dan cuenta de que el mundo no es un mundo maniqueo ni de buenos, ni de malos. Me gustan las capas, poder habitar y mirar hacia donde la historia normalmente no mira, lo que esta deja por fuera y hacer la resistencia a un mundo que genera muchísimo contenido y a la vez muchísima violencia, a través de ese capitalismo tan salvaje, de un mundo cada vez más superficial. Me interesaba acercarme al mundo desde un lugar más estético, entendiendo esto último como una experiencia espiritual. Ahí encuentro la posibilidad de belleza.
¿Cómo fue el proceso con los actores naturales?
Hubo un casting muy largo, que empezó antes de la pandemia. Trabajo con una directora de casting increíble, con quien trabajé en Matar a Jesús, Karel Solei, ella hizo la increíble preparación de los actores, tanto en la película anterior, como en esta. Yo hago un mapa emocional, descripciones exhaustivas de cómo me imagino el carácter de los personajes, y eso sirve de insumo para conversar con gente en la calle. Normalmente no hacemos llamados para que la gente se presente, sino que Karel y su equipo caminan por zonas donde cree que los chicos pueden aparecer. Yo voy muchas veces en esos recorridos, antes de que el casting oficial de la película empezara, había hecho mis recorridos sola y había hablado con chicos y tomado fotos, y le entregué a ella datos de gente que me interesaba para la película.
Ya teníamos cinco chicos, un protagonista que yo tuve en cuenta, pero por motivos personales, un mes antes, renunció. Fue durísimo, pero eso dio para que apareciera Carlos Andrés Castañeda, el protagonista, Rá, líder del grupo, que trae consigo esa energía paternal, hermosa, que trae la tierra. Lo halló Karel. Me mandó una foto, me dijo: “Apareció Rá” y lo trajimos a Medellín, y en la conversación con él, dije: “Este chico es muy especial”. Tuvo el reto de incorporarse al grupo ya consolidado, y armaron esta familia que estuvo muchas semanas ensayando, haciendo ejercicios, no conocían el guion, fue a punta de ejercicios de improvisación, que les ayudaron a conectarse con las emociones a través del juego, la conversación y los silencios. Calentaron para cada escena, sabiendo a qué emociones o a qué lugar de su memoria acudir para traer lo que necesitábamos para cada secuencia.
¿En qué nuevo proyecto trabaja?
Ahora estoy como productora con.... La Selva Cine, una de las socias coproductoras de esta película con Ciudad Lunar, estoy produciendo la nueva película de Daniela Abad, gran amiga, directora, documentalista, que es su paso a la ficción, estoy feliz de colaborar con esta mujer a la que admiro muchísimo. Vamos al mercado de coproducción en Biarritz con el proyecto. Estoy con dos series de televisión y, a lo mejor, en un proyecto de adaptación de una película.
¿Habrá un mundo más justo?
Yo encuentro una justicia poética, que me parece hermosa, en esos lugares que están al margen, que resisten, donde hay disidencia, rebeldía, autenticidad, solidaridad, belleza, compañerismo. El mundo se radicaliza, se va hacia las derechas, hay tantos discursos de odio en el mundo, tantos viajes forzados, tanta gente como estos chicos, intentando buscar un lugar dónde estar a salvo; dónde existir libremente sin ser pateados. Y el mundo es muy cruel ahora mismo. En cuanto a Colombia, tengo la esperanza de escribir un futuro más auténtico, que lleve más nuestro nombre, un futuro más diverso y más incluyente. Y me paro desde la esperanza, con todo lo que ha pasado en los últimos años, de los chicos entendiéndose como cuerpo político y asumiendo el futuro del país.
¿Cuál fue la reacción de los chicos actores al enterarse del premio?
Los chicos estaban muy sorprendidos y felices de saber que este reconocimiento es, en gran parte, debido al trabajo que ellos hicieron, a la disciplina, al amor, a la determinación que tuvieron, y a su talento para la vida. No fallaron un solo día de rodaje, fueron casi nueve semanas, con el rigor y la disciplina que exige hacer una película, lo dieron todo. Estuvieron siempre dispuestos a aprender. Se siente muy bonito saber que alguien en el mundo los reconoce. Están muy agradecidos.