Su imagen hizo parte de la portada de Vogue Italia y de una página interior de la edición especial de septiembre dedicada a la campaña mundial ‘Las vidas negras importan’. Así ella se convirtió en la primera modelo afrocolombiana en estar en la carátula de la prestigiosa revista de moda.
En agosto pasado ya había aparecido en esta misma publicación. Fue imagen del video-portada de la nueva edición digital de la revista y de la edición impresa, en la que se resaltaron ‘100 Historias, 100 Personajes’ que tienen impacto en la industria de la moda. De cien invitados escogieron solo a 20 para hacer, con cada uno, un producto audiovisual. Allí, ella acapara la atención por sus poses de modelo y sus cualidades para el baile… se le ve fresca, relajada, sonriente.
Los logros en el mundo del modelaje de Elaine Palacio Mosquera, una espigada joven de 18 años nacida en Puerto Boyacá, Boyacá, de abuelos chocoanos, son envidiables: ha estado en las pasarelas de la Semana de la Moda de Nueva York, París y Milán; es modelo de catálogo de Victoria’s Secret (antes lo había sido de su línea Pink, la más juvenil). Ha lucido prendas de agujas de la alta costura como Alexander Wang, Jonathan Queen, Victoria Hells, Anna Connor...
Además, la famosa casa de moda británica Burberry la eligió como su imagen; participó en la campaña de Reebok que se lanzará próximamente; ha trabajado con famosos fotógrafos y estilistas como el fotógrafo italiano Mario Sorrenti (hizo la foto del álbum ‘Fijación’ 1 de Shakira). Y por si fuera poco, como manifiesta Elaine, emocionada desde Nueva York, ciudad donde reside, “se viene algo supremamente grande que no me lo esperaba. Va a ser otro ‘boom’”. Eso, sí, advierte, no puede adelantar nada más, “es una sorpresa”.
Reconoce que Vogue Italia le abrió puertas “en lo fashion” y que fue un orgullo para ella posar para esta revista, ya que nunca pensó tener este logro tan rápido, “pues muchas modelos deben tener gran trayectoria para llegar a una Vogue, una Metropolitan u otra de las revistas de moda más grandes del mundo”.
Asegura que se siente muy contenta de haber participado en la campaña de Vogue para exaltar la cultura afro.
Reconoce que ella ha sido víctima de racismo en Colombia y otros países como México y EE.UU.
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Para las imágenes de Vogue Italia la colombiana trabajó con el famoso fotógrafo Mario Sorrenti y nuevamente le posó para la próxima campaña de Reebok.
Superando obstáculos
Llegar a las grandes ligas del modelaje no fue fácil para la hija del albañil Luis Alberto Palacio Mosquera, “que ahorita no está trabajando” y la hoy futura docente Sandra Milena Mosquera Rentería.
Dejó su natal Puerto Boyacá para instalarse en Medellín con el fin de convertirse en una gran atleta y terminar sus dos últimos años de bachillerato. Pero atendiendo los consejos de su abuela materna, María Flor Rentería - que desde niña quería que ella fuera modelo y le pagó sus estudios de modelaje- se inscribió en la Academia JC Figueroa Models.
Al terminar su formación buscó una agencia para trabajar como modelo. Pero, lamentablemente, no tuvo posibilidades de brillar como maniquí en nuestro país. Jamás, por ejemplo, pudo estar en una pasarela de Colombiamoda. “Nunca me dieron la oportunidad de participar”, porque, como explica, no contó “con la agencia perfecta que tuviera los contactos” para ser tenida en cuenta en ese evento.
Sin embargo, las puertas se le abrieron en México, país en donde participó en todas las grandes pasarelas y en el que podía tener hasta tres desfiles en un mismo día.
La misma agencia mexicana con la que estaba agenciada la llevó a Nueva York. Pero todo cambió. Cuenta que fue víctima de discriminación, bullyng, engaño y acoso laboral. “Fueron injustos conmigo”, se lamenta.
Los de la agencia la tildaban de “gorda”, le exigían que redujera medidas, “que tuviera medidas como si fuera una niña de 11 años”, comenta contrariada. La amenazaban con enviarla nuevamente a Colombia porque ella “no servía” como modelo. Luego se dio cuenta de que no le entregaban el dinero que, como estaba en el contrato, debían pagarle semanalmente para su manutención.
Detalla que le exigían 87 cms de cadera a ella, una mujer de 1,79 m de estatura, “querían que fuera la más flaca, casi anoréxica”. Por eso le ordenaban que “solo comiera lechuga y tomara agua”. Y si ella comía “una libra de arroz durante tres días” o “una pequeña cosita de nada” siempre estaba la compañera de apartamento envidiosa que le contaba todo a los agentes de la agencia. “Y eso era un problema, porque yo no podía comer nada”, “era un acoso laboral muy fuerte, no le decía nada a mi familia porque yo quería ser modelo”.
Relata esta carismática diosa de ébano, que, en ese tiempo, por tanto maltrato, se empezó a sentir muy mal, “atentaba contra mi vida tomando pastillas para adelgazar y para tener la piel perfecta, no comía durante tres días, me daban rebotes y me desmayaba”.
Además, no contaba con suficiente dinero para sus gastos. “Solo me daban US$40 semanales cuando me tenían que dar 100. La semana del metro costaba US$30, solo me quedaban ¡US$10 para comida! ¿Y para mis cosas? No tenía ni cómo comprarme una chamarra o cualquier cosa para protegerme del frío”.
Aunque asegura ser una mujer que le gusta cumplir las leyes, “yo debía colarme en el metro, porque prefería tener con qué pagar mi comida”.
Me acuerdo y me dan ganas de llorar, agrega con la voz entrecortada, “porque yo me decía: ¿por qué me toca pasar este tipo de cosas si yo en Colombia lo tenía todo? Ellos me vendieron un chip diferente, me engañaron, me dijeron cosas que no son”.
Por fortuna, captó la atención de la agencia Women Management, de EE. UU., que puso a su disposición abogados para liberarla de la agencia en la que se sintió ultrajada. “Me apoyaron en todo y ahora estoy trabajando con ellos. Me va divinamente, porque son muy correctos”.
"No me ofendo cuando me dicen negra porque es que yo soy negra. Me da tristeza es la manera como cierta gente lo dice: como si fuera pecado ser negro”
Saboreando las mieles del éxito
A Elaine Palacio la vida le sonríe. Hoy puede vivir del modelaje. Pagó una deuda de US$50.000 que había adquirido, se mudó de ese apartamento en Brooklyn donde tenía que vivir con siete modelos más, a uno en Manhattan donde reside sola. Y no debe someterse a estrictas dietas, eso sí, come saludable. Solo se da un antojito de una hamburguesa, un buñuelo o una empanada muy de vez en cuando.
Sueña con convertirse en “la mejor modelo del mundo” y está estudiando inglés, idioma con el que “ya me defiendo”, pero que quiere perfeccionar, ya que desea incursionar en la actuación.
Se ha propuesto a través de su destacado trabajo internacional abrir puertas a otros modelos de nuestro país, “para que también puedan cumplir sus sueños, para que tengan oportunidades y mostrarle al mundo que en Colombia hay demasiados negros hermosos que podemos hacer algo genial”.
Agrega, sin pelos en la lengua, que en Colombia se requiere “una industria de modelaje más diversa, donde se le dé espacio a varias etnias porque aburre ver lo mismo siempre. Respeto el trabajo de cada uno, pero estoy siendo muy realista, en serio”, y remata con gran seriedad esta joven de risa fácil, que en nuestro país “se necesita que se crea más en el talento colombiano”.