El diseñador de modas caleño Sebastián Grey es el nuevo ganador de la temporada 17 de ‘Project Runway’, reality estadounidense dedicado al diseño de modas.
El vallecaucano cuenta con 12 años de experiencia en el sector de la moda y ha trabajado con diseñadores de la talla de Lina Cantillo y Andrés Otálora.
Tiene 32 años, nació en Cali y vivió en el barrio Santa Fe, ubicado cerca de la Autopista Sur entre las calles 44 y 34.
De joven trabajó en el negocio de cuero de su familia mientras crecía, aprendiendo sus habilidades para el detalle y la precisión al escuchar lo que el cliente quería. En entrevista con El País, Sebastián contó quién fue la persona que lo convenció para que se inscribiera en el reality, recordó cómo fueron sus primeros días como migrante latino en Estados Unidos y reveló algunos planes que tiene para el futuro inmediato.
¿Cuáles fueron los momentos más importantes dentro del reality?
Fueron varios, pero uno de los más importantes fue cuando me dijeron que tenía lo suficiente para poder ganar la competencia porque mi trabajo era impecable. Escuchar esos comentarios de los jurados, personas con gran conocimiento en el mundo de la moda, te sube mucho más la energía. Fue algo muy lindo.
Además, haber podido trabajar con las mujeres trabajadoras de Nueva York fue algo muy especial porque pude ganar ese reto. Hacer el vestido soñado para estas mujeres fue algo muy especial.
¿Cuál fue la prueba más complicada del reality?
Una de Elton John porque nunca había visto sus presentaciones y tampoco sus videos. Había escuchado algunas de sus canciones pero, como no es un artista de mi generación, nunca había estado muy conectado con él. Fue bastante difícil poder canalizar mi Elton John interior y poder hacer algo con solo un par de ideas que tenía sobre él.
Usted también es bailarín de Ballet, ¿cómo influye esta otra pasión en sus diseños?
En la disciplina. El Ballet es un arte que exige mucha disciplina y concentración. Creo que eso, sin darme cuenta, hace parte de mi estética y de mi actitud hacia la vida. Además, con la formación como bailarín uno empieza a tomarse todo más en serio. Gracias al ballet también aprendí cómo se mueve la ropa y lo estructurada y delicada que es.
¿Cómo nació su pasión por el diseño de modas?
Todo inicia en Cali cuando estoy en la escuela de ballet. Allí llevaban a las chicas que armaban los outfits -prendas y complementos- para las presentaciones y siempre veía cómo construían los trajes para hacer Carmina Burana o El Cisne Negro. Siempre me atraía mucho ver cómo estas prendas expresaban tanto sin decir absolutamente nada. Es ahí cuando decido dedicarme a la moda, porque es algo que me apasiona.
Hablemos de sus inicios en la moda...
En Cali viví en el barrio Santa Fe. Vivía en una casa con todos mis hermanos, mi mamá y mi papá. Estudié en Incolballet. La universidad la hice en la Academia de Dibujo Profesional, de donde me gradué como diseñador de modas y donde conocí a una de mis maestras favoritas que se llama Clara Serna, quien fue la primera diseñadora de modas en Colombia que inició a hacer vestidos con materiales reciclables. Clara me presentó con Lina Cantillo y Andrés Otálora, fue así como poco a poco me fui dando a conocer en el mundo de la alta moda en Colombia.
¿Lina Cantillo y Andrés Otálora pronosticaban que usted tendría éxito en la moda?
Nunca hablamos de eso, pero las personas son más exigentes con quienes ven que pueden dar más. Lina siempre fue muy estricta, siempre estaba pendiente de que todo estuviera en el lugar correcto. Andrés también fue muy exigente y esas experiencias junto a ellos me han ayudado a lograr todo lo que he conseguido hasta hoy.
Sus inicios en Miami no fueron fáciles. ¿Cómo recuerda hoy esa experiencia?
Antes de mudarme a Estados Unidos estaba en una búsqueda personal sobre quién era Sebastián. Por esos días me encuentro con la cábala, que dice que para poder lograr grandes cosas en nuestras vidas tenemos que destruir nuestro ego, pues es esto lo que no nos deja ver más allá, nos hace sentir más importantes que los demás o que no somos capaces de lograr grandes cosas. Inclusive, el ego nos hace sentir deprimidos, por lo que esa experiencia de venir a Estados Unidos fue perfecta para poder destruir mi ego. Iniciar desde abajo limpiando las casas de los demás o trabajando en los bares limpiando mesas, fue una destrucción del ego, que me fue preparando para lo que venía más adelante.
Volviendo al reality, ¿es verdad que fue su esposo, Matthew Grey, quien lo motivó a inscribirse en ‘Project Runway’?
Yo estaba muy inseguro de entrar en el reality porque mi inglés es muy chistoso y no sé nada de la terminología relacionada con la moda. Tenía temor. Matthew empezó a llenar toda la inscripción por mí, pero el último día me dijo que eso lo tenía que hacer yo porque él ya había hecho lo suficiente. Recuerdo que eran 150 preguntas y me tocó utilizar el traductor de Google para ir contestando poco a poco. Cuando faltaban 20 minutos para que se cerrara la inscripción, logramos mandar las respuestas. Un momento después me llaman y me dicen que quieren verme para una entrevista en Miami. Yo no lo podía creer, pues hace solo 20 minutos había enviado el formulario de inscripción.
¿Su pareja lo apoya en sus proyectos o se mantiene distante?
Nada de esto hubiese sido posible si él no me hubiese apoyado durante toda la competencia. De hecho, él se ha encargado de todas las entrevistas en Estados Unidos que son en inglés, pues me ayuda a contestar las preguntas para que todo esté en orden. Hacemos un gran equipo y si puedo trabajar junto a él en armar una compañía, estaría feliz.
Además del reconocimiento que logró gracias al reality, hay también una remuneración económica. ¿Cuáles son sus planes con ese dinero?
Sería poder terminar la casa que construimos con mis padres en Colombia. También quiero poder separar un dinero para empezar a hacer mi marca. Hay que iniciar a trabajar y aprovechar este momento porque sin duda es una oportunidad muy grande que la vida me está dando.