La farándula internacional desvió la atención hacia Shakira, quien, esta semana volvió a quedar bajo el ‘ojo’ de la opinión pública por temas relacionados con la Hacienda española. Precisamente, fue el miércoles, 4 de septiembre, día en el que la artista sacó a la luz una carta en la que acusó al organismo de actuar con “prejuicios machistas” y de haber intentado “confundir y manipular” para “quemarla en la hoguera públicamente”.
En la carta, que difundió en exclusiva El Mundo, se confirmó, además, que la Hacienda de España consideró que Shakira sí residió en ese país durante varios años y debía tributar. La artista barranquillera pagó una multa de más de siete millones de euros y justificó que el acuerdo en el que asumió el delito lo hizo “no por cobardía ni culpabilidad”, sino para proteger a sus hijos, para “dejarles el legado de una mujer que expuso sus razones con calma”.
“Necesito que sepan que tomé las decisiones que tomé para protegerles, para estar a su lado y seguir con mi vida”, reveló la cantante. En medio de este escándalo, Shakira, también, mencionó que el “artificioso relato de la Agencia Tributaria confundía y manipulaba” y que “lo más frustrante fue comprobar que una institución del Estado parecía más interesada en quemarme públicamente en la hoguera que en escuchar mis razones”.
En su opinión, la famosa consideró que el organismo tuvo una estrategia en la que subyace un “prejuicio machista”. “Si el cantante hubiera sido un hombre estadounidense, se hubiera enamorado de una española y la visitara regularmente, me cuesta creer que la Agencia Tributaria hubiera considerado que tenía una intención de arraigo”, añadió.
Otra de las verdades que destapó fue que “la Agencia Tributaria no trata de castigar a quien no cumple, sino de mostrar trofeos de caza para reconstruir una credibilidad en entredicho”. Dijo que “nos ha tocado vivir en una época marcada por un tono de prepotencia del Estado, pero no es lo mismo avasallar que dar razones”.
“Si quieren que creamos en las instituciones, deberían convencernos de que las instituciones creen en nosotros. Las cosas no se solucionan quemando en la hoguera a una figura pública al año, como si se tratara de un proceso de la Inquisición para así recuperar el prestigio perdido”, concluyó en su escrito.