Aunque es economista, no puede negar que la salsa jugó un papel fundamental cuando lo aceptaron en dos maestrías internacionales, siendo el primer egresado de la Universidad Icesi en cursar dos programas en Harvard y en Stanford de manera simultánea. Se llama Pedro Alexander González Hernández y actualmente está en Estados Unidos cursando una maestría en políticas públicas (MPP) en Harvard y un MBA en Stanford, por un periodo total de tres años.
Lo que para muchos podría ser una cumbre académica de altura suficiente, para Pedro es apenas el inicio de su ascenso hacia otra montaña. Tiene los ojos puestos en algo más grande que los diplomas de dos prestigiosas academias internacionales: ayudar a otros a que logren lo mismo que él.
“Cuando llegué a Harvard, primero sentí una enorme emoción, pero enseguida me invadió una gran tristeza porque pese a que estaba feliz de ser yo el que estaba allí, no podía creer que era el único. Cuando estaba estudiando en Cali conocí a muchas personas con talentos increíbles que podrían obtener unos resultados maravillosos en estos programas”, cuenta Pedro, quien se prepara este 1 de diciembre a las 6:00 p.m., para hacer parte de un webinar, junto al decano de la Escuela de Economía y Finanzas de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas para, precisamente, narrar su experiencia a estudiantes y tratar de arrojar luz sobre las sombras que oscurecen el camino hacia una experiencia académica similar a la suya.
Ese interés por ayudar a los demás fue, de hecho, parte de la motivación que lo llevó hasta Harvard y Stanford. Desde que se graduó de su carrera en 2016 tenía una convicción: ayudar cuanto más pudiera a su ciudad. En esa época estaba haciendo su práctica profesional en Colgate con una buena proyección laboral, pero sentía que tenía un pendiente consigo mismo.
Por eso, luego de pasar un mes en un curso ofrecido por el Banco de la República en Bogotá a los mejores economistas del país, tomó la decisión de saltar al sector público. Sentía que, por lo que había aprendido en su carrera, podía hacer la transición, pero lo más importante es que quería obtener nuevas habilidades y generar un impacto positivo en Cali.
Gracias al respaldo de la Universidad logró entrar a la Secretaría de Desarrollo Económico, en donde estuvo por tres años, adquiriendo nuevas herramientas y haciendo parte del equipo que realizó la primera política pública de desarrollo económico de la ciudad. Ese impulso irrefrenable de devolver algo a Cali, a su familia y a su hermano menor (por el cual hizo lobby por siete años con sus papás para tenerlo) fue el que lo llevó a postular a las maestrías en Harvard y Stanford. Sabía que entre más aprendiera, más podría construir más adelante.
“Siempre he visto la inequidad y he querido hacer algo para reducirla. Yo estaba en una posición de privilegio académico en la que necesitaba usar mi conocimiento para contribuir. Mi paso por el sector privado y público me sirvieron mucho para terminar de convencerme que mi verdadera pasión era generar un impacto social y me di cuenta que podía hacerlo estando en cualquiera de ellos, en una fundación sin ánimo de lucro o desde la academia. Fue con eso en mente que postulé al MBA y al MPP.
Tuve la fortuna de ser aceptado por los programas que son los número uno en sus respectivas categorías”, cuenta Pedro, que añade que su principal interés en el corto plazo es llevar a más egresados de la Icesi a esos programas.
“Los mejores años de mi vida, de lejos, los pasé en la Universidad Icesi. Fue allí donde pude descubrir quién soy, qué me gusta y qué rumbo quiero, además conocí personas muy diferentes a mí, con contextos nuevos, que me aportaron nuevos puntos de vista y aprendizaje. En el campus vi que todos éramos libres de hacer lo que queríamos hacer y perseguir nuestros sueños. Por eso para mí es muy importante compartir mis conocimientos con los estudiantes y ayudarlos a que vivan esta experiencia”, agrega.
Cuando habla de esos elementos que lo llevaron a Estados Unidos, en donde ya es reconocido por ser un colombiano orgulloso que lleva la camiseta tricolor hasta a sus clases, no ahorra palabras para hablar de la Universidad. Y no solo del pensum que estudió durante cinco años, sino por el conjunto de beneficios que encontró al interior del campus.
“Una lección que aprendí en la Universidad es que se puede tener un balance entre la vida académica y la vida social. Cuando era estudiante participé en dos mundiales de salsa y en dos salsódromos. Los profesores y mis compañeros siempre me apoyaron mucho. Yo siento que me empezó a ir mejor en mis clases cuando empecé a bailar”, relata.
Agrega que la salsa jugó un papel tan importante en sus años universitarios que no dudó en incluir su experiencia en el mundial en el que participó cuando escribió uno de los ensayos de postulación a Stanford. Dice que todas esas experiencias conjugadas lo hicieron único, y sabe que muchos de sus compañeros cuentan con la misma diversidad cultural e intelectual que resulta atractiva para las oficinas de admisión de las escuelas internacionales.
Desde luego, la malla curricular juega un papel clave también. Pedro recuerda cómo cursó, estudiando para ser economista, materias con énfasis muy diversos, inesperados incluso. Por ejemplo, estuvo en clases de humanidades, de biología, física, ciencia tecnología y sociedad, ética, y apreciación del arte.
“Todo eso te permite explorar diferentes áreas de conocimiento, nuevos mundos académicos que te liberan de los sesgos de un conocimiento específico. Como economista de la Icesi no solamente soy bueno con los números, tengo habilidades adquiridas en materias de otras carreras.
Me formaron la capacidad reflexiva y argumentativa, me enseñaron a entender fenómenos sociales y políticos que influyeron en la historia, me formaron de manera integral. Yo soy de los que se cree el lema de que estamos a otro nivel, en serio con la Icesi se está a otro nivel”, concluye.