El panorama de seguridad en el oriente y nororiente de la ciudad no deja de ser preocupante para las autoridades. Muestra de ello es que el pasado lunes festivo, en plena vía pública y en horas de la tarde en el barrio Petecuy II, se halló un cráneo envuelto en una bolsa negra, situación que ya se había registrado solo dos semanas atrás. Además, la Policía está detrás de las bandas delincuenciales que se dedican al sicariato y al microtráfico en la zona, problemática que deja, en lo corrido del año, 219 homicidios en esta zona de Cali.
De acuerdo con las autoridades, los hechos de decapitación estarían relacionados con retaliaciones de las bandas delincuenciales Los Sánchez y Los Chinga, grupos que operan en el nororiente de la ciudad y que han sido golpeados en operativos.
“Del grupo delincuencial Los Chinga se han capturado a varios miembros. Debido a estas detenciones se han registrado algunos reacomodos, motivo por el que se están presentando actos violentos que condenamos y que vamos a atacar con contundencia. Hasta que todos los miembros de estas bandas estén capturados, no vamos a descansar. No vamos a permitir que sigan cometiendo estos actos y que continúen infundiendo miedo en la comunidad”, aseguró Jimmy Dranguet, secretario encargado de seguridad de Cali.
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Expertos afirman que estos hallazgos de restos humanos no se estarían presentando solo por retaliaciones, sino por los cambios en las dinámicas criminales. “No es la primera vez que pasa esto en Cali. Regularmente a veces en el año hay uno o dos casos similares en los cuales una estructura criminal o varias bandas entran en disputa y comienzan unas dinámicas de violencia visible, intimidatoria y simbólica con el objetivo de obtener una renta criminal o el control de un determinado sector de la ciudad”, dijo Alberto Sánchez Galeano, experto en temas de seguridad ciudadana.
Con lo que coincide Juan Camilo Cock, director de la fundación Alvaralice, institución que apoya programas orientados a apoyar el desarrollo social y económico en Cali, quien aseguró que “dos cabezas arrojadas en la vía pública claramente es una forma de enviar un mensaje de intimidación para infundir respeto y silencio. Desafortunadamente no es algo nuevo. En Cali ya ha sucedido en años anteriores, pero es una degradación significativa de un conflicto actual que puede llevar a otras acciones de terror”.
Esta situación fue debatida esta semana en el Concejo de Cali, donde lanzaron una alerta reclamando mayor control en el territorio por parte de la Policía.
“Necesitamos un norte en materia de seguridad. No más paños de agua tibia cuando las condiciones de inseguridad son lamentables”, precisó Roberto Rodríguez, concejal de Cali.
Ante esta solicitud, el Secretario de Seguridad encargado, le contó a El País que luego de que el pasado martes se ofrecieran $50 millones de recompensa para dar con los responsables de los desmembramientos, se “empezó a obtener información que se está corroborando para proceder con las capturas”. Además, anunció que los allanamientos continuarán en el sector.
“No todos los homicidios suceden por disputas entre el crimen organizado, pero sí son una parte muy importante del total. En el caso de estos, debe haber un castigo efectivo hacia los grupos que utilizan los asesinatos de forma recurrente. En los lugares de mayor número de incidentes es importante aumentar la vigilancia tanto de la Policía como por otros medios como las cámaras y mejorar el entorno para que no se preste para estos eventos”, recomendó Cock.
Los analistas aseguran que aunque la Policía ha realizado capturas de miembros de organizaciones criminales dedicadas al microtráfico en distintos sectores de la ciudad, esto no ha dado resultados positivos.
“Aunque los delincuentes sean capturados terminan siendo dejados en libertad o en detención domiciliaria por algunos jueces, lo cual complica la acción de las autoridades y no termina funcionando el trabajo investigativo que ha significado meses de inteligencia”, expresó Galeano.
El concejal Juan Martín Bravo sostuvo que “hace falta inversión social, no hay oportunidades y esto hace que las personas terminen delinquiendo. El Estado tiene que hacer actividades para acabar las fronteras y las rivalidades”.