En poco más de un año, tres personas han sido secuestradas en hoteles del centro de la capital vallecaucana, según las autoridades.
Esta modalidad si bien no es nueva, teniendo en cuenta que también se han conocido casos de violencia sexual, sí prende las alarmas en cuanto a por qué los delincuentes están llevando a sus víctimas a este tipo de establecimientos.
Como se recordará, el caso más reciente se presentó el sábado de la semana pasada cuando el Gaula Militar logró rescatar a dos jóvenes canadienses de 28 años, quienes estuvieron por 72 horas en poder de una banda de secuestradores.
Según se conoció, los extranjeros, desarrolladores de software, contactaron a unas jóvenes por redes sociales y después alquilaron un Airbnb en el sector de Juanambú, en el sur de la ciudad.
Pasada la noche, llegaron los delincuentes y los trasladaron a un hotel ubicado en la Calle 6 con Carrera 32, en pleno centro de la capital vallecaucana, no sin antes comprar con su tarjeta de crédito una suma millonaria en oro y despojarlos de unos US20.000. Allí permanecieron durante 72 horas, siendo amenazados y hasta golpeados.
El año pasado, exactamente el 3 de junio, el Gaula de la Policía Metropolitana de Cali, también rescató a un hombre que había llegado del interior del país por cuestiones de trabajo.
En la ciudad contactó a dos mujeres quienes lo entregaron a una banda de criminales que durante 12 días lo mantuvo retenido, moviéndolo entre hoteles, también del centro de la ciudad, hasta que una llamada extorsiva por parte de los secuestradores a un familiar de la víctima, les dio a las autoridades la ubicación.
En el operativo cuatro personas fueron capturadas en flagrancia y este año, en el mes de abril, fue desarticulada el resto de la banda que se autodenominaba los BWS, luego de detener al jefe de la misma y a otras cuatro personas.
¿Por qué en hoteles y residencias?
El jefe del Gaula de la Policía de Cali, mayor Carlos Jaimes Mora, afirmó que este año no han conocido ningún caso de secuestro extorsivo en hoteles o residencias de la ciudad, a excepción del tema de los canadienses que fue manejado por el Gaula Militar.
Sin embargo, reconoció que los delincuentes utilizan este tipo de lugares en la zona céntrica, especialmente, para no despertar sospechas. “Los pasean por toda la zona céntrica de la ciudad y se quedan en hoteles para no ser descubiertos”, dijo.
Asimismo, no descartó que los delincuentes sean conocidos por algunas de las personas del lugar, y esto hace que no les exijan cédula, o cualquier otro documento a la hora de hacer el ingreso y “la persona, como está amedrentada, no tiene mucha oportunidad de informar a la recepción sino que simplemente da los datos”.
Según el mayor Jaimes, en el operativo del año pasado no se logró evidenciar ninguna complicidad por parte de los empleados o el personal administrativo del hotel.
“Lo que uno ve es que hacen el check-in muy rápido, entonces los delincuentes entran muy fácilmente”, sostuvo.
Reiteró en que en Cali no hay estructuras organizadas dedicadas estrictamente a la extorsión o al secuestro como sucede en otras regiones del país.
“Aquí lo que vemos es un factor de oportunidad por parte de estos delincuentes. Las víctimas son perfiladas por las mujeres que contactan, quienes les generan confianza para saber sobre su actividad laboral y económica. Después los pasean por la ciudad, roban dinero de sus cuentas y luego presionan a sus familiares para que les consignen lo que ellos piden”, explicó el oficial.
Hoteles y lavado de activos
Álvaro José Pretel, experto en seguridad, indicó que “el fenómeno de utilizar moteles o residencias para realizar diferentes delitos, no solo se ve en secuestro sino también en lavado de activos”.
En ese sentido, advirtió que este tipo de establecimientos tiene menos controles, no piden facturas ni información de las personas como cédula o registros, de ahí que sea mucho más fácil ingresar a una persona y mantenerla cautiva.
“En los hoteles ocurre mucho el lavado de activos porque no dan facturas, entonces están muy conexos con organizaciones criminales. Es probable que diferentes establecimientos de este tipo, puedan ser utilizados por estas organizaciones o, en su defecto, hagan parte de redes de organizaciones criminales y los utilicen para otras prácticas como el secuestro”, anotó Pretel.
Por su parte, Alberto Sánchez, también experto en seguridad, aseveró que no cree que se trate de una modalidad nueva en tanto hay antecedentes de casos de violencia sexual en estos lugares.
“Sí creo que los usan como un mecanismo para evitar controles o al menos dificultar mucho las tareas de identificación, pero también pasa por el tipo de protocolos que manejan los dueños de residencias o moteles en materia de casos que puedan despertar sospechas, porque no es que uno se pueda meter doce días a una residencia y nadie se dé cuenta”, subrayó.
En ese sentido, reiteró que también debe haber un tema de prevención por parte de las unidades antisecuestro en cuanto a rehacer las alianzas con los hoteles, las redes comunitarias que puedan dar información y verificar los reportes de desaparecidos porque no es tan sencillo identificar a una persona que está en esa situación de secuestrado en una residencia.
Expresó que el tema de los extranjeros preocupa mucho por las connotaciones económicas que podría tener para la ciudad, en una temporada en que se espera la llegada de visitantes y turistas.
“Hemos visto que están utilizando redes sociales con mujeres muy bonitas para atraerlos, emborracharlos, drogarlos y luego someterlos para vaciar sus cuentas. Esto genera una alerta y amerita un pronunciamiento de los gobiernos nacional, departamental y local”, insistió.
Coincidió con los dos investigadores, en que los delincuentes utilizan este tipo de hoteles porque no están sujetos a controles y por la facilidad para alquilar un cuarto, meter a una persona y moverse en el centro. “Son sitios de estrato uno y dos que parecen más residencias que hoteles”, precisó.