En el 2007, luego de la desmovilización masiva de los paramilitares, Don Mario, quien perteneció al Bloque Centauros y nunca quiso entregar las armas, buscó aliados para crear su propio grupo: Los Héroes de Castaño.
Esta historia empieza por una admiración. El fan: Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario. El ídolo: Carlos Castaño, jefe de las Autodefensas. En el 2007, luego de la desmovilización masiva de los paramilitares, Don Mario, quien perteneció al Bloque Centauros y nunca quiso entregar las armas, buscó aliados para crear su propio grupo: Los Héroes de Castaño. Ese fue el primer nombre que tuvo la banda que hoy ha extendido su sello violento en todo el país: los Urabeños.Quienes se unieran a Daniel, debían compartir, además de la obsesión por el tráfico de drogas, el respeto hacia Castaño, asesinado por sus propios hombres en el 2004. Rendón logró reunir a 150 exmiembros del Bloque Helmer Cárdenas, comandado por su hermano Freddy Rendón Herrera (alias El Alemán), y el Bloque Bananero. Su misión: retomar las armas ante el supuesto incumplimiento de los acuerdos de paz con el Gobierno y controlar el narcotráfico en el Urabá. Pero informaciones de inteligencia de la Policía afirmaban que las intenciones de Don Mario llegaban más lejos: el hombre también quería apoderarse de las extensas zonas cocaleras del nordeste antioqueño y el sur de Córdoba.El poder del exparamilitar se hacía cada vez más fuerte. Para febrero del 2008 en la zona del Urabá ya se contaban 70 homicidios cometidos por quienes se hacían llamar héroes. En poco tiempo, Don Mario se convirtió en uno de los hombres más buscados del país. Tanto así, que algunos policías cuentan que el admirador de Castaño decía que el Gobierno le había subido mucho el nivel.Por esa razón, a finales del 2008, el exparamilitar decide cambiar el nombre de su grupo a Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Su intención, además de evitar la persecución de las autoridades, era que el país empezara a ver su brazo armado como una estructura organizada que en algún momento podría participar en una negociación. Sin embargo, el Gobierno nunca los aceptó como tal.En el 2009 la buena racha de Don Mario terminó. La Policía lo capturó en una finca del Urabá Antioqueño. En ese momento, el grupo pasa a ser comandado por los hermanos Úsuga, quienes estuvieron con el exparamilitar desde la creación de la banda. Sin la sombra de Daniel Rendón Herrera, el país empieza a llamarlos Urabeños. El jefe principal era Juan de Dios Úsuga David, alias Giovanny, quien logró que esta organización criminal, que antes hacía presencia en el Úraba Antioqueño y Chocoano (municipios de Apartadó, Turbo, Carepa, Chigorodó, Necoclí, Mutatá entre otros); se extendiera hacia otros departamentos como Antioquia, Córdoba, Sucre, Atlántico, Magdalena, Cesar, Guajira, Chocó, con un total de 2.000 integrantes, todo un ejército armado. Pero el 31 de diciembre del 2011, los Urabeños sufrieron otro golpe: Giovanny fue abatido en una operación de la Policía en el municipio de Acandí, Chocó. El hecho generó una reacción que alarmó a todo el país: la banda criminal realizó un paro armado en varias regiones, que afectó el transporte y el comercio. En ese momento, las autoridades comprendieron que estaban frente a la organización criminal más temida del territorio nacional. Luego, Dairo Antonio Usugá, alias Otoniel, reemplaza en el poder a su hermano asesinado y se convierte en el máximo jefe, hasta hoy, de Los Urabeños. También en el hombre más buscado del país.La expansión del grupo ha generado disputas a muerte con otras bandas como los Ratrojos, que también tienen presencia en todo el país. Pero analistas en conflicto coinciden en que los Urabeños hoy son la mayor amenaza, debido a su génesis paramilitar. Para el analista internacional John Marulanda el grupo es muy fuerte, sobre todo, por las alianzas que ha creado con los carteles mexicanos y que se ven reflejadas en su forma de matar. Este grupo ha adoptado una campaña de terror como la de Los Zetas en México. Esa barbarie se ha convertido en su estrategia para controlar las rutas del narcotráfico.