El general (r) de la Policía Juan Carlos Buitrago fue uno de los uniformados más importantes de la institución, pues este oficial de inteligencia participó en investigaciones clave como la del extraditado Álex Saab y en operativos contra redes de tráfico de cigarrillos, armas y confecciones.

En entrevista con El País, este exuniformado, quien estuvo 33 años en la institución, explica por qué considera que en un futuro la Policía debe salir del Ministerio de Defensa, habla de su relación con el director nacional, Henry Sanabria, y cuenta por qué considera que a la Policía le falta ser más atractiva para los jóvenes. Además, hace un llamado a que se le mejore el salario a los patrulleros que recorren las calles.

¿En qué proyectos está trabajando actualmente?
Cuando me retiré escribí un libro con la Editorial Planeta llamado ‘Los principios no se negocian’. Lo he presentado en ocho países y en varias universidades. Además, participo en programas académicos e investigaciones de carácter internacional y estoy vinculado con varias universidades en México, Guatemala y Ecuador.
También tengo algunos proyectos orientados hacia la prevención del riesgo en seguridad y estamos asesorando, a través de la Embajada Americana, a algunos países de Centroamérica y otros proyectos de lucha y prevención del comercio ilícito, es decir, todo el tema de falsificación, adulteración, contrabando e investigaciones sobre lavados de activos.

¿Cuál es su visión de la Policía Nacional hoy?
He tenido una comunicación muy próxima con el director de la Policía, general Henry Armando Sanabria, pues es mi compañero de promoción, y también con otros comandantes de las Fuerzas Militares que hacen parte de nuestro grupo del curso integral de Defensa Nacional.
Hay que dejar claro que lo que se ha dicho sobre que las Fuerzas Militares y la Policía están paralizadas no es cierto. Además, las versiones sobre que se redujo en un 70 % la operatividad, tampoco son ciertas.

La Policía continúa en su labor preventiva, operativa y no han ocurrido cambios de fondo desde el punto de vista de la doctrina, de los procedimientos y de las operaciones. Lo que sí ha cambiado son algunos conceptos que buscan sincronizar la misión, la esencia y la función de la Policía con la visión de la seguridad humana del presidente Gustavo Petro.

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El Director de la Policía me comentó que recibió instrucciones del Gobierno sobre que debían continuar con los operativos contra las mafias, las estructuras criminales y demás. Además, es claro que ellos deben privilegiar la prevención, especialmente sobre el homicidio y el hurto.

El énfasis que el Gobierno le ha dado a las Fuerzas Militares y a los organismos de Policía es: primero, la protección de la vida; segundo, reducir la violencia y la criminalidad en los territorios; tercero, atacar las finanzas y las economías criminales; cuarto, proteger a los líderes y a las comunidades sociales, políticas y económicas en los lugares más afectados por la violencia.

¿Le hace falta mano dura al general Henry Sanabria?
Yo conozco a Henry desde que estábamos en la Escuela de Cadetes, él y yo nos disputábamos el primer y segundo puesto y ha sido un profesional formado en inteligencia e investigación criminal, conoce la institución como la palma de su mano. Es un hombre formado en derecho y yo diría que es el mejor profesional en derecho que tiene este país en la Policía.
Tiene su característica religiosa y la fe por Dios hace parte de su vida, pero eso no significa que no tenga carácter.
Hace quince días se reunieron los líderes en seguridad más importantes de Colombia y, al día siguiente, recibí llamadas de varias personas que participaron y quedaron sorprendidos con la calidad del mensaje del General Sanabria. Fue un mensaje que tiene una hoja de ruta integral a nivel de prevención, muy humanista, pero también de lucha contra la criminalidad. Lo que pasa es que Henry no es de protagonismos, publicidad, ni de shows.

¿Cómo observa el panorama de seguridad en el país?
Debemos ser claros en que el 7 de agosto de este año, cuando se posesionó el Presidente, no desapareció ni la protesta social, ni la criminalidad y tampoco la violencia, pero el escenario de transición a partir de la política de paz total del Gobierno genera unos efectos en esa transición que hacen que inicien a presentarse síntomas de acomodamiento, mensajes de endurecimiento, de fuerza y de presión sobre el Ejecutivo.

Lo que yo veo es que la criminalidad continúa mientras avanza este proceso de ajuste y mientras se da lo que el Gobierno ha querido en el marco de los diálogos regionales vinculantes hacia la paz total.
Yo veo muy difícil el escenario para el Gobierno por los siguientes factores: Primero, porque no hay tiempo; segundo, porque el ELN, en mi opinión, si bien va a avanzar en un diálogo efectivo con la cúpula, difícilmente eso va a ocurrir en el territorio nacional porque sabemos que ellos son una organización federalizada.

Hace algunos años usted afirmó que la Policía debería salir del Ministerio de Defensa e ingresar en una nueva institucionalidad. ¿Hoy piensa igual?
Yo nunca he dicho que la Policía debe salir del Ministerio de Defensa inmediatamente, lo que pienso es que la Policía sí debe salir del Ministerio, pero no todavía. Es de las pocas policías del mundo que aún depende de este ministerio.

Lo que se necesita es que cuando se desactive la violencia y se haga la paz con los grupos al margen de la ley, la Policía pueda ir a donde debe estar, en un ministerio civil y no de seguridad nacional.

Yo siempre he dicho que mientras existan estas amenazas que afectan de manera grave la seguridad del Estado, sería muy grave que saliera del Ministerio de Defensa porque si estando allí hay problemas de integración para acabar con los violentos, no me imagino con una Policía por fuera o distanciada de las Fuerzas Militares.

¿Cómo ve los procesos de incorporación en la Policía, es una institución atractiva para los jóvenes?
En la Policía todavía hay pendientes acumulados y entre esos la incorporación, la educación y el bienestar. En mi opinión, esos tres factores siguen siendo muy críticos dentro de la institución porque hay que hacer la Policía más atractiva para los jóvenes, para que quienes tienen altas calidades intelectuales, profesionales, valores y que desean servirle a la patria, lo hagan. Muchos quieren hacerlo, pero no lo hacen porque se encuentran una imagen afectada de la Policía.

Todavía la Policía no alcanza el nivel de confianza, credibilidad y atracción para jóvenes de todos los estratos del país. La mayor demanda de jóvenes que quieren ingresar son los que no tienen otra opción de vida o que hacen parte de la misma comunidad policial.

Los protocolos de incorporación a la Policía son perfectos, pero están solo en el papel y falta mucho por volverlos una realidad.

Me parece que es importante cualificar las escuelas de educación de los patrulleros, porque la formación del nivel ejecutivo y de los oficiales es una educación con altos estándares de calidad, pero en los patrulleros todavía falta mayor capacidad en temas de contenidos programáticos y mejores condiciones salariales.

Hay que aumentarle la categoría a los patrulleros, pues son ellos los que están en la calle respondiendo por la institución ante el ciudadano. Muchas veces son ellos los que afectan la imagen de la Policía por esas falencias que hay en su formación.

¿Cómo así que los protocolos de incorporación a la Policía solo se están aplicando en el papel?
Es que si los protocolos se aplican con el nivel de rigurosidad sobre los cuales fueron formulados no podríamos incorporar a nadie, pues la calidad del talento humano que se presenta nos lleva a tener que ajustar la curva de selección flexibilizando los protocolos, pues de lo contrario no alcanzaríamos a incorporar al número de policías que se requiere remplazar cada año.

Yo creo que tenemos que llegar al punto de crear universidades de Policía, donde cualquier joven que se gradúa de bachiller pueda ingresar a estudiar ciencias o administración de policía en la universidad militar e inmediatamente quede certificado para ingresar a cualquier organismo de seguridad del Estado.

Esto ya pasa en algunos países, pero creo que estamos todavía muy lejos de lograrlo, se necesita mucho cambio para dar ese paso porque aquí estamos muy acostumbrados a la doctrina militar.

¿Es urgente mejorar el salario de los patrulleros de Policía?
El tema salarial es urgente, porque un policía que sale a la calle recién graduado, a ganarse $1.500.000, casado y con dos hijos, pues no le alcanza para atender sus responsabilidades. Este dinero no es suficiente para cumplir con una labor que es considerada de altísimo riesgo.

Su libro se titula ‘Los principios no se negocian’. ¿Fueron varias las veces que lo tentaron a negociarlos?
Actualmente el lavado de dinero alcanza utilidades de 3,4 trillones de dólares y ese dinero que se lava es el resultado de múltiples fenómenos delictivos y criminales, pues cerca de 800 millones de dólares corresponden al comercio ilícito, contrabando, defraudación fiscal y aduanera. Por eso hemos dicho que la primera tarea, con el propósito de evitar que esas economías ilegales sigan creciendo y desafiando a los Estados y el desarrollo de los países, es atacando la corrupción.
Aquí la base central es que los funcionarios públicos deben estar formados integralmente para no negociar sus principios en los momentos de adversidad ni en los de mayor éxito, victoria y felicidad. Ellos deben saber que sí se pueden cumplir expectativas, sueños y metas sin necesidad de negociar los principios.

Yo nunca negocié mis principios, pero sí tuve que callar muchas veces, todo esto porque tenemos un problema crónico de corrupción de muchas dimensiones dentro de la institucionalidad.

Tuve que callar porque en ese momento se tienen expectativas y usted no quiere poner en riesgo su carrera por temas que escucha o es testigo, pues si denuncia o revela la situación le puede generar la muerte o perder la libertad.