“La situación fue aterradora, pues nunca había pasado por algo similar. El pensar qué pudo haber pasado causa miedo, te hace sentir vulnerable”.

Esas fueron las palabras de una estudiante de undécimo grado que se encontraba el pasado jueves 27 de abril en la Universidad Industrial de Santander, (UIS) en Bucaramanga, mientras varios encapuchados entraron a las instalaciones y empezaron a causar millonarios daños a los bienes de la institución, mientras le impedían a los presentes salir del recinto.

Ese día se encontraban más de 60 estudiantes de diferentes colegios que se encontraban visitando la institución educativa, en su mayoría se trataba de menores de edad.

Encapuchados se tomaron la Universidad Central de Santander con menores de edad dentro.

A través de una carta, la estudiante contó cómo vivieron ella, sus compañeros y maestros, la toma de la universidad que describió como “una situación aterradora”.

“El jueves 27 de abril mi institución programó una salida pedagógica para los grados noveno, décimo y once a la Universidad Industrial de Santander. Más tarde, nuestros profesores a cargo nos dieron tiempo de descanso. Uno de mis compañeros y yo nos dirigimos a la cafetería. Un señor se acercó y le preguntó a mi compañera que estaba a mi lado quién era nuestro maestro a cargo. Luego de señalarle, se dirigió para hablar con ellos; poco tiempo después, nuestros profesores nos llamaron inmediatamente para decirnos que teníamos que dejar la UIS y seguir el recorrido, dijeron que teníamos que salir rápido porque había encapuchados”, dice uno de los apartados de la carta.

Finalmente, relata la estudiante, los encapuchados les permitieron salir en medio del caos, enseguida, sus compañeros y docentes se dirigieron a la salida de la Universidad Industrial de Santander para retornar a sus hogares.

Carta de estudiante retenida por encapuchados. | Foto: A.P.I.

Afortunadamente, según cuenta la estudiante, ninguno de ellos resultó con afectaciones físicas, sin embargo, dice que el desgaste emocional fue muy fuerte, principalmente porque fue una situación que se dio de un momento a otro y no tenían control de lo que sucedía.

La joven cuenta: “Nos dirigimos a la salida y dos de los encapuchados nos detuvieron diciendo que querían hablar con nosotros, tocaron temas como la inflación, violación y maltrato al campesino, entre otros temas de política. Fue una experiencia aterradora por la que la mayoría no habíamos pasado. Durante esto nos tomaron fotos y videos. Una de las profesoras les dijo a los sujetos que no podían retenernos, ya que éramos menores de edad. Entonces accedieron a dejarnos ir, no sin antes darnos unos panfletos”.

Y agregó: “Nos dejaron ir y posteriormente, cuando habíamos llegado a nuestras casas, escuchamos que ellos habían tirado papas bomba”.

Varios menores de edad se encontraban en la Universidad Industrial de Santander cuando encapuchados se tomaron las instalaciones.

En el interior de la institución, la zona más afectada fue el Centro de Tecnologías de Información y Comunicación (Centic), donde se produjo el hurto de 300 tabletas marca Samsung que se encontraban en una bodega y se produjo el daño de elementos como 143 computadores y otros actos vandálicos en la infraestructura que alcanzarían cerca de los $1.200 millones.

Además, según se conoció por información de medios, se retuvo un bus de Metrolínea. Los encapuchados destrozaron las cámaras de seguridad, los vidrios de las puertas y ventanas que quedaron regados sobre el piso.

Al respecto, el alcalde de Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas, dijo en Twitter: “No permitiremos vandalismo y terrorismo en nuestra ciudad. Pedí a la Policía de Bucaramanga acompañar la protesta pacífica, pero si pretenden dañar bienes públicos deben intervenir. Absurdo “conmemorar 2 años del estallido popular” promoviendo la violencia y poniendo en riesgo vidas”.

La situación fue controlada esa misma tarde por las autoridades. Asimismo, desde la Gobernación de Santander, anunciaron que se había instalado un Puesto de Mando Unificado, PMU, para hacer seguimiento al caso en los alrededores de la UIS.